Medio Ambiente, Economía y Dignidad Laboral / Néstor Duch-Gary en LJA - LJA Aguascalientes
24/11/2024

En 1948 se publicaron dos libros que han ejercido una vasta influencia sobre un tema poco comentado en la opinión pública mundial antes de esa publicación. El primero, Rod to Survival (Camino de Supervivencia, de acuerdo a su traducción española) del ecólogo norteamericano William Vogt, tuvo un gran éxito internacional. El segundo, publicado poco después, Our Plundered Planet (Nuestro Planeta Esquilmado) de Henry Fairfield Osborn Jr., mereció igual aceptación. Según datos de la revista Investigación y Ciencia, de septiembre de 2012, estos libros fueron leídos por cerca de 35 millones de personas en al menos ocho idiomas distintos y han sido, en buena medida, responsables, a partir de esas fechas, de la formación de una conciencia de los riesgos para la humanidad que tienen origen en el trato inadecuado al medio ambiente.

En 1962, la eminente química Rachel Carson, con la publicación de su espléndido libro, La Primavera Silenciosa, contribuyó a consolidar el punto de vista sobre los peligros para la sociedad humana que entraña el uso de sustancias que afectan los equilibrios en la dinámica de los procesos naturales. Esos autores, entre otros, nos recordaron casos que en su momento significaron episodios medioambientales graves. Recuérdese el asunto de los conejos introducidos en Australia a un medio ambiente del que no eran habitantes nativos. En ese hábitat, esos inofensivos animalitos, produjeron una catástrofe ecológica. El incidente de los ciervos-mulos en los Estados Unidos; el silencio de los pájaros, muertos o alejados de su hábitat natural por el uso del DDT fueron otros acontecimientos en el ámbito ecológico que hicieron patentes los riesgos de descuidar el trato con el mundo natural.

Paso ahora a una acotación de orden personal. En cierta ocasión, hace no mucho tiempo, contemplaba un espléndido bosque de pinos y le expresé mi admiración a la persona que nos acompañaba. Mi acompañante, especialista en asuntos del medio ambiente, oriundo del lugar en que me hallaba de visita, me respondió que, en efecto, era un bello paisaje, pero que se trataba de plantas traídas por inmigrantes; es decir, no eran plantas nativas. Añadió entonces que las hojas de esas plantas habían modificado la acidez del suelo; al depositarse sobre él, habían alterado su fertilidad natural, perturbado, por consiguiente, la vegetación secundaria y la vida de la fauna propia de ese hábitat. En ese momento me quedó claro un asunto en el que había pensado por un ya largo tiempo, pero sin llegar a un conocimiento concluyente: el medio ambiente se comporta como un sistema y, en consecuencia, la modificación o alteración de alguna de sus partes afecta a todas las demás.

Todo lo anterior viene al caso porque la discusión en Aguascalientes sobre las tareas de reforestación, en el asunto de las especies nativas, tiene un significado del que no me había percatado del todo. Me queda claro ahora que no es nada más un alegato ideológico entre ambientalistas y quienes no dan importancia a este tema. La preservación del hábitat natural puede tener consecuencias muy significativas para la salud de nuestro medio ambiente y para la economía local.

Por estas razones, cuando la Doctora Enriqueta Medellín me habló de la plática sobre el acodo aéreo para la reproducción de los mezquites, que se ofrecería a un grupo de apicultores, insistí en que me invitara y, llegado el día, asistí a ese evento en calidad de oyente.

La plática estuvo a cargo del Maestro en Ciencias, Miguel Ángel Perales de la Cruz, del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (Inifap) y se llevó a cabo en la sede de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), algunos de cuyos funcionarios apoyan el proyecto de la reproducción del mezquite. Asistió un amplio grupo de apicultores, algunos profesores del Instituto Tecnológico de Aguascalientes, la Doctora Medellín y Don Humberto Tenorio de Conciencia Ecológica y yo en mi calidad, como dije ya, de simple oyente interesado. La plática en su conjunto y las preguntas que formularon los asistentes me parecieron de lo más sugestivo. A continuación expongo un resumen de lo que mi recuerdo seleccionó de ese evento.

En primer lugar, el mezquite es una planta nativa en Aguascalientes y en el área del entorno del estado que comparte características fisiográficas semejantes. Si se consultan imágenes satelitales para la observación de la tierra de épocas pasadas se podrá constatar que las áreas cubiertas por mezquitales eran bastante mayores de las que existen hoy en día. Según el Maestro en Ciencias Perales, el mezquite ejerce funciones benéficas sobre el medio ambiente: contribuye al control de la erosión, a la fijación del nitrógeno, a la mejora de la fertilidad; se puede obtener de sus frutos elementos para la producción de alimentos para el ganado, es refugio para la fauna local y sus flores producen alimento de primera calidad para los enjambres de abejas. En suma: es uno de los componentes del ecosistema natural del estado al que, en mi opinión, habría que prestar aún mayor atención que la dedicada hasta hoy.

La pregunta que sobreviene ahora es la siguiente: ¿por qué no, entonces, reproducir las plantas de mezquite y reforestar con ellas los terrenos que puedan destinarse a este fin?

El expositor nos lo explico. Aparte de la voluntad necesaria para emprender esas tareas, el mezquite es una planta cuya reproducción por métodos “sexuales” es complicada. La tasa de supervivencia, si se emplea este procedimiento, es baja. Además, la genética del mezquite da lugar a ejemplares muy diversos. Hay mezquites con espinos, otros que no tienen y que pueden emplearse en proyectos de ecoturismo, unos que florecen en una época y otros en otra, unos tienen mejor calidad de vaina para producir alimentos. Para evitar estas circunstancias poco controlables, se ha desarrollado la técnica de reproducción asexual conocida con el nombre de acodo aéreo.


La técnica del acodo aéreo resulta en una suerte de clonación. Es, por supuesto, un conjunto de actividades que hay que ver y luego practicar para entenderlas a cabalidad. Por consiguiente, sólo ofrezco, a muy grandes rasgos, una explicación verbal del procedimiento. Consiste en elegir la rama de un mezquite cuyas características se ajusten a las necesidades de quien decide reproducirlo y obtener uno o varios clones de él. El clon se obtiene retirando una franja de corteza de una rama y recubriéndola con enraizador y cubriéndola con un sustrato biológico, todo en una envoltura de “polipapel” transparente, cubierta con otra de plástico oscuro que se sujeta sobre la porción descortezada de la rama elegida. Se riega sistemáticamente y tiempo después nacen raíces en esa parte de la rama, misma que se corta en el sitio adecuado y ya se tiene un arbolito de mezquite genéticamente idéntico al que sirvió para obtenerlo. Por supuesto: como en el caso de, digamos, la cirugía médica, la pura teoría es del todo insuficiente; hay que llevarla a la práctica para dominar el procedimiento.

El maestro en ciencias Perales nos mostró los instrumentos que se requieren para la operación del acodo aéreo. En ningún caso se trata de herramientas complejas; la mayoría de ellas pueden construirse con un poco de destreza manual y un taller casero y/o adquirirse en el mercado local.

Por este procedimiento se pueden reproducir mezquites con tasas de supervivencia superiores al 90 por ciento; en algunos otros casos se alcanzan tasas de supervivencia del 95-97 por ciento. Se puede, por ejemplo, si se quieren destinar a producir flores para la apicultura, reproducir mezquites con diferentes periodos de floración, lo cual, si entendí bien, es perfectamente posible. De este modo es posible mantener a las abejas bien alimentadas durante un periodo más prolongado. Las pequeñas plantas de mezquite comienzan a producir flores a los dos años de plantadas.

Por otra parte, la demanda de miel monofloral (particularmente la del mezquite) en algunos países europeos, en especial en Alemania, se mantiene en altos niveles. Además, en otras zonas productoras de miel en el país se han producido situaciones lamentables por la introducción de cultivos transgénicos. Es sabido que la Unión Europea no permite la importación de miel que haya sido producida partir de flores que se encuentren en un terreno que no diste más de 5 km. de un cultivo transgénico. Los productores de miel de Yucatán, por ejemplo, han visto disminuir sus exportaciones a Europa por ese motivo.

En suma: reproducir mezquites por el método del acodo aéreo tiene varias ventajas. Como ya se dijo, favorece la reintegración del ecosistema local, en virtud de tratarse de una planta nativa. Y particularmente en la producción de flores puede dar lugar a un fortalecimiento de la actividad apícola, dotarla de una ventaja competitiva notoria, ya que al parecer la miel de mezquite es muy apreciada.

No implica tecnologías que nos hagan depender de nadie y que no están fuera del alcance de quien se proponga aplicarlas con un poco de voluntad. Puede dar trabajo e ingresos a numerosas familias y las inversiones necesarias para iniciar una explotación de este tipo están al alcance de un buen número de personas, lo que daría lugar a muy bajos costos de inversión por puesto de trabajo. Es decir, se podría dar lugar a incrementos en la ocupación con poca inversión. Desde mi punto de vista, esto es económicamente adecuado en nuestra situación actual, en donde el dinero es escaso y la necesidad de trabajo apremiante.

Para terminar, déjenme presentarles un pensamiento del lúcido antropólogo, Claude Levi-Strauss, fallecido hace unos meses a los 101 años de edad: “En las sociedades antiguas, en las sociedades campesinas recientes o contemporáneas, así como las estudiadas por los antropólogos, lo más habitual es que resulte imposible separar los aspectos que denominamos ‘económicos’ de todos los demás. No es posible reducir las actividades económicas desarrolladas por los miembros de esas sociedades a un cálculo racional cuyo único objetivo fuera maximizar las ganancias y minimizar las pérdidas. En esas sociedades el trabajo no sólo sirve para obtener un beneficio, sino también –quizá habría que decir sobre todo—para adquirir prestigio y contribuir al bien de la comunidad”.

Desde mi personal punto de vista, la concepción del trabajo y los propósitos que vi desarrollarse en el evento al que fui invitado, parecen enmarcarse en esa atmósfera de fines diversos, al mismo tiempo integrados y socialmente valiosos, válidos aún hoy día, que con elegancia y sencillez describiese el eminente antropólogo francés.

 


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