Uno pensaría que tras dos películas de Iron Man, una de Los Vengadores, una de Thor, una de Capitán América y dos de Hulk -sin contar la trilogía de Batman y las ¿4? de Spider Man– todo la que había que decir y que mostrar en una cinta basada en un personaje de cómic estaba dicho y hecho… con mucha satisfacción tengo que reportar que no era así.
Iron Man 3 no parece para nada cansado, al contrario, un nuevo director y un nuevo guionista, en mancuerna con los elementos que han sido valiosos en las otras entregas -tales como Robert Downey Jr., las interacciones de Iron Man con JARVIS y el uso de lo último de la tecnología en efectos visuales y especiales- hacen de este filme una fantástica experiencia, justo lo que los fanáticos de este tipo de películas estaba esperando.
Cuando vi los tráilers de esta tercera parte de la franquicia pensé que ya no necesitaba ver toda la cinta pues me parecía que, para no perder la costumbre, el estudio había “entregado” la película en estos avances, y que sólo quedaría ver la “paja” que conectaría a todas las espectaculares escenas de acción que ya habíamos visto. Afortunadamente no fue así, de hecho, sin riesgo a arruinar la historia, les puedo decir que la escena que hemos visto una y otra vez en todos los medios de la mansión Stark siendo destruida con misiles, si bien espectacular, no es primordial en la trama, y sucede en los primeros minutos de proyección. Después de ella todavía hay mucho que disfrutar.
Como era de esperar Downey Jr., es el activo más importante del filme, su ingenio, naturalidad y desparpajo -apoyado por un guión plagado de esos chistes rápidos y comentarios al margen que hacen del actor, no del personaje, un éxito de taquilla- son el corazón de Iron Man 3, y ahora tenemos más oportunidad de verlo actuar e interactuar con otros personajes distintos a sus “patiños” de siempre -Pepper, Happy y Rhodey-, de hecho, lo que más me gustó de esta tercera parte fue que vemos mucho más a Stark que a Iron Man, pues con todo lo espectacular que puede ser el superhéroe, nunca será tan divertido como su creador.
La película empieza con Stark narrándonos un episodio de su pasado, nos lleva a 1999 donde podemos ver por un momento al Tony alcoholizado y despreocupado pre-Iron Man quien inadvertidamente se hace de un enemigo que tendrá un importante papel en su futuro, ¿o debo decir en su presente?
De vuelta en 2013 Tony está teniendo problemas para adaptarse tanto a su vida en común con Pepper como a los efectos post traumáticos de su “aventura” en Nueva York -referencia a lo ocurrido en la cinta de Los Vengadores- estas menciones a su experiencia con los aliens que atacaron en la otra película me molestaron un poco, pues me pareció un poco forzado tratar de obligar a la audiencia para que asuma esta película como una secuela, no de Iron Man 2, sino de la del grupo de superhéroes. Me es difícil reconciliar que ambas historias se desenvuelven en el mismo tiempo, en la misma realidad, pues no creo probable que la gente continuara con su vida normal y se preocupara tanto por las amenazas de un terrorista como El Mandarín tras un ataque extraterrestre de la magnitud y fuerza del presentado en Los Vengadores.
Pero en fin, continuando con la historia que nos ocupa ahora, les cuento que Stark trata de lidiar con el estrés post traumático, y el insomnio que éste trae consigo, perfeccionando, modificando, alterando y mejorando sus armaduras. Los avances van por buen camino, ahora es capaz de realizar “vuelos no tripulados”.
Mientras tanto, El Mandarín –un villano que parece el hermano oriental y malvado de Bin Laden– se ha convertido en una verdadera amenaza para el mundo (y por mundo entiéndase Estados Unidos como es común en el universo Marvel), hecho que ha puesto en alerta a Iron Patriot, antes Máquina de Guerra, pero curiosamente no a Iron Man, esto hasta que las fechorías del malvado tocan de cerca a nuestro héroe.
Aparte de los espectaculares efectos visuales, las escenas de acción, las impresionantes explosiones, la súper acertada edición y la maravillosa selección de música, Iron Man 3 cuenta con dos elementos que me provocaron ganas de pararme a aplaudir. La primera es la actuación de Ben Kingsley como El Mandarín –¡bravo señor actor!-, y la segunda es la selección de un pequeño como el compinche, comparsa o “fiel compañero” de Tony, pues es una delicia ver la interacción del “niño hombre” que es Stark con un niño de verdad, y observar los esfuerzos que el millonario tiene que hacer para ser el adulto en esa relación, a pesar de que sobra decir que falla miserablemente.
Dar más detalles del largometraje sería arruinarles la experiencia, pero lo que sí les aseguro es que, sea como fans de hueso colorado del personaje de cómic o sólo espectadores buscando un buen rato, Iron Man 3 es de lo mejor que ha llegado a la pantalla grande en 2013.
Productor: Kevin Fierre; director: Shane Black; guión: Drew Pearce y Shane Black basados en Iron Man de Stan Lee, Larry Lieber, Don Heck, Jack Kirby y en Extremis de Warren Ellis; fotografía: John Toll; edición: Jeffrey Ford y Peter S. Elliot; música: Brian Tyler; reparto: Robert Downey, Jr., Gwyneth Paltrow, Don Cheadle, Guy Pearce, Rebecca Hall, Stephanie Szostak, James Badge Dale, Jon Favreau y Ben Kingsley; duración: 2 horas 10 minutos.