Cuando, en un pueblo español de provincia, al triunfo de los franquistas, el viejo pero progresista profesor republicano es expulsado porque su pensamiento es liberal y por lo tanto contrario a las viejas tradiciones de la aldea y de la nueva forma de gobierno, cuando un pequeño alumno de primaria tiene que decidir entre creer en la ciencia de su profesor o las costumbres antiquísimas de sus padres aderezadas con el conservadurismo de Franco, terminará obedeciendo al establishment y por lo tanto increpando a su profesor, lanzándole piedras al pobre catedrático en rechazo de sus idea ilustradas sobre el conocimiento. Escenas contundentes de la bella La lengua de las Mariposas (1999, José Luis Cuerda) que narra la historia de una pequeña población de Galicia, su maduro maestro de educación básica, que a pesar de que su edad es algo avanzada, es un progresista de la enseñanza cuya fe en el método científico es inquebrantable. Por cierto la música de la película fue compuesta por el también director español, Alejandro Amenábar (Tesis, Los otros, Mar Adentro, entre otras).
A pesar de que el cierre de la película es precisamente con esta escena del aprendiz rechazando a golpes de piedra la educación, inferimos que el pueblo, la comunidad es la que pierde. De esa misma forma deberíamos inferir que ahora que el gran poeta y novelista Javier Sicilia ha presentado lo que él dice que es su último libro de poemas (Rastros) quien pierde es este país. Y es que el silencio de la sociedad en general frente a esta declaración, es el equivalente a las piedras que lanzaba el niño al profesor.
La violencia que ha aquejado a México en los últimos años, no sólo tiene como víctimas a aquéllos que pierden la vida, colateralmente se ciegan civilmente a cientos de padres, esposas, hijos, hermanos, amigos y todos aquéllos que frente al oprobio de la sinrazón de las balas, ven limados sus ímpetus, como el caso señalado. Y sé que en el entorno del poeta cientos de amigos, conocidos, intelectuales, le deberán estar insistiendo que no deje de escribir, que no clausure en su pluma ese género literario. Sin embargo, no ha existido una justicia más integral, una organización o entidad gubernamental más concluyente que le insista categóricamente que callar su voz no sólo lo daña a él, sino al resto de las víctimas marginales que en el mismo sentido terminarán extirpando partes de su vida y dando a los criminales una razón tácita.
El activismo de Sicilia me queda claro que no terminará, ha entablado una lucha integral que lo mismo incluye marchas, reunión con grupos de la sociedad civil, de gobierno e incluso se ha internado a territorio norteamericano tratando de hacerles entender lo que su política contra las drogas y en relación a las armas ha provocado en México. Su enorme actitud en conjunto con otros actores cívicos llevó a la creación de la Ley General de Víctimas, un documento fundamental para la renovación del México lleno de violencia que se gestó durante los últimos años. No es de política sino de justicia decirlo: mientras que como sabemos el último presidente panista vetó dicha norma y la sometió a un proceso judicial ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación con la finalidad de que no entrara en vigor, uno de los primeros actos jurídicos del hoy presidente Enrique Peña Nieto fue precisamente desistirse del proceso judicial y promulgar la norma en los términos que reclamaban las asociaciones civiles. Más aún, ya con la ley en vigencia, y viendo en su aplicación práctica los yerros o deficiencias, el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, ha trabajado con el Congreso de la Unión para hacer modificaciones necesarias que hagan más operativos los mecanismos prácticos de resarcimiento y protección a las víctimas.
El poeta autor de Tríptico del desierto (Premio Nacional de Poesía Aguascalientes) sabe además del gran peso de los símbolos en la vida común y corriente, por ello insiste que ese armatoste del sexenio calderonista, esa mole que nos costó más de mil millones de pesos (presupuestado inicialmente en poco más de 300) llamado la Estela de Luz (y popularmente conocido por su peculiar forma y color como la Suavicrema) sea renombrado como el monumento a las víctimas.
La lucha de Sicilia debe seguir desde todos los flancos, no puede permitir que su voz sea apagada. Por ello, además opino que debemos de hacer de la suavicrema el memorial de las víctimas de la guerra contra el narcotráfico y hacer un llamado a Javier Sicilia para que no abandone la poesía.