- Nació nueva corriente izquierdista, en busca de la nueva izquierda mexicana
- Grupo de ciudadanos combatirá a los enemigos de la pluralidad de la izquierda
Carlos Fuentes decía que la democracia mexicana vendrá desde abajo y la definirán, diariamente, los municipios, las organizaciones de la sociedad civil, el sector social destinado a ser el fiel de la balanza entre los sectores público y privado en tren de redefinición.
Nada más cercano a la cotidiana realidad. Adela Cortina escribió el 24 de agosto de 2004 en El País, acerca de la Democracia Deliberativa. Dijo:
“En el mundo político hacen fortuna a veces rótulos que en el lenguaje académico tienen un cierto contenido y, sin embargo, al pasar a la vida corriente ven difuminarse sus contornos hasta no saber ya bien qué significan. Éste fue el caso del ‘patriotismo constitucional’, del que han echado mano tanto líderes del PSOE como del PP, y está siendo actualmente el de ‘democracia deliberativaʼ”.
Después de las elecciones presidenciales de 2012, la izquierda mexicana es empujada a su reconversión irreversible, no hay de otra, dos veces arañando el poder y nada. El 2 de octubre del año pasado, un grupo de intelectuales, escritores, académicos, sube a la red Democracia Deliberada, con la mira puesta en una nueva izquierda.
Ellos son: Mario Arriagada, Andrés Lajous, Froylán Enciso, Gerardo Esquivel, Graciela Márquez, Sara Hidalgo, Antonio Marvel, Juan Pablo Morales, Luis Ángel Monroy, Emilio Gutiérrez Fernández, José Ahumada, Salvador Medina, Camilo Saavedra, Irvin Rojas, Paula Sofía, Pepe Merino, Saúl Vázquez Torres y Raúl Zepeda Gil. Nótese que sólo tres de ellos usan su nombre completo.
Democracia Deliberada es una nueva corriente al interior del Partido de la Revolución Democrática, pero se ha distanciado de ese instituto político igual que del Movimiento de Regeneración Nacional de Andrés Manuel López Obrador, porque, argumentan:
“Preferimos ser lopezobradoristas estratégicos en el PRD antes que perredistas programáticos en Morena… Por eso declaramos que aquéllos que quieran acabar con la pluralidad de las izquierdas, privilegiar consensos forzados sobre la deliberación, buscar la aclamación automática antes que la discusión abierta, o mantener a las izquierdas cerradas a la ciudadanía, serán nuestros adversarios políticos”.
Esta nueva corriente de izquierda mexicana no es de aquéllas que avientan sus ideas al aire, tan sólo para escuchar el ruido que hacen al caer, sino que también, privilegian la duda como método. El viernes, El País publicó íntegro un comunicado de Democracia Deliberativa.
Veamos algunas de esas ideas, no sueltas, sino articuladas, de Democracia Deliberada. En su comunicado “La teletonización de la política social” –que toca ahorita fibras sensibles en el Partido Revolucionario Institucional, por la acusación de Gustavo Madero sobre desvíos de programas sociales al proceso electoral en Veracruz- dice:
“Hace ya unas semanas en Democracia Deliberada hicimos públicas nuestras objeciones a la Cruzada contra el Hambre. El programa social insignia de la presente administración federal nos parece, en el mejor de los casos, mal diseñado. En el peor de los casos, nos parece una simple reedición de viejas estrategias sociales fallidas”.
Indica que “no hay transparencia sobre cómo se eligió a la población objetivo; el diseño del programa se presta para que su implementación dependa de criterios políticos; las evaluaciones a varios de los programas incluidos como parte de la cruzada los muestran como poco efectivos; otros ni siquiera han sido evaluados”.
Además, estima Democracia Deliberada que “la cruzada, con todo su marketing, ignora el problema de fondo: esa terca separación entre la política económica y sus efectos sociales. En suma, de acuerdo con su presentación original, nos parecía que la cruzada anteponía los intereses políticos y mediáticos por encima de la efectividad de los programas sociales. Pensamos que se trataba de una estrategia espectacular que se negaba a reconocer el origen de las grandes desigualdades económicas y sociales del país”.
Democracia Deliberada hace escarnio de la alianza oficial con PepsiCo, Nestlé y Cinépolis y subraya en otra parte: “otros componentes de la Cruzada contra el Hambre podrían parecer menos kafkianos… El resultado de todos estos anuncios es la teletonización de la política social”.
La nueva corriente de izquierda, Democracia Deliberada, no está aquí ni allá, y tampoco ausente de ambos puntos; ni se deslinda del PRD ni de Morena y tampoco se escinde de ambos, explicó al perredismo:
“Los demandamos porque aunque tenemos una idea de izquierda, una agenda de izquierda y prácticas de izquierda distintas a la suya, también somos de izquierda y queremos una sociedad más justa, más igualitaria, más redistributiva, más abierta y más sustentable. Los demandamos porque, como ustedes, creemos en la vía partidista como herramienta de transformación de las instituciones y las políticas del Estado. Pero también los demandamos porque creemos que aunque ningún ciudadano deba tener la obligación de participar en los partidos, los partidos sí deben ser una opción abierta para todos los ciudadanos [también el Tribunal así lo reflexionó en la sentencia]. Los demandamos, en resumidas cuentas, porque queremos participar; porque no sólo ustedes sino cualquiera debe poder hacerlo; porque la izquierda es de todos; porque a la izquierda no sólo le sirve reclutar ‘personalidades relevantes’, porque a la izquierda le sirve ya no apostar por el modelo de partido cerrado o por la participación colectiva y vertical”.
En otro comunicado, Democracia Deliberada postula: “Somos un grupo de profesionistas, académicos y activistas de la sociedad civil organizada que nos hemos dada a la tarea de afiliarnos al PRD. Sin embargo, este instituto político lleva 18 meses sin permitir nuevas afiliaciones [desde mayo 2011]. Creemos que el PRD, al impedir nuevas afiliaciones, está en franca violación de sus propios estatutos y –por eso- vulnera los derechos políticos de los ciudadanos”.
Y en otro comunicado más, define: “Creemos que la agenda democrática de la izquierda debe empujarse de forma deliberada. Con eso queremos decir dos cosas. Primero, que nuestra acción pública debe seguir la tradición abierta de la democracia deliberativa y parlamentaria, la que construye y sostiene de manera pública posiciones políticas claras y concretas, pero -en segundo lugar- que también reconozca que una sociedad más abierta, más igualitaria y más sustentable no se construye ni se mejora a menos que se haga tomando decisiones firmes con propósitos específicos-propósitos deliberados”.
Ésa es la nueva corriente al interior del PRD, Democracia Deliberada, similar a la que conformaran en 1987 Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz e Ifigenia Martínez, con amplio eco en el periódico global de izquierda más popular de habla hispana El País.