El derecho a disentir es un punto medular de los derechos humanos, me parece que va íntimamente vinculado a la llamada objeción de conciencia, el tratadista español Rafael de Asís en su excelente obra Las Paradojas de los derechos fundamentales como límites al poder dice que en nuestros sistemas políticos democráticos “se han ido reconociendo ciertos derechos que permiten plantear la desobediencia o el incumplimiento de obligaciones basados en distintas argumentaciones que se apoyan en la libertad de conciencia. Se trata de derechos abarcables bajo el rótulo de la objeción de conciencia, en donde no predomina propiamente la nota del consenso sino la del disenso”.
Bajo este esquema podemos entender toda la filosofía del excelente e inigualable grupo de blues y rock mexicano Real de Catorce que enmarcado en ese maravilloso escenario cultural de la Feria Nacional de San Marcos que es el Foro del Lago, dio un concierto memorable el pasado 26 de abril. De antemano, y a pesar de que no ha terminado la verbena, podemos decir que se ha tratado del mejor concierto de rock que se ha dado en Aguascalientes no sólo en esta feria, sino en los últimos años. José Cruz, líder de la banda e integrante de lo que yo llamaría la santísima trinidad del rock mexicano (Cruz-Jaime López-José Manuel Aguilera) basa sus letras en la filosofía del disenso de lo políticamente correcto, para muestra su clasiquísima Blues del Atajo que en este concierto nos mostró a un Cruz con mucho sentido del humor y además con una excelente técnica en el uso del slide o bottleneck.
Sabedor de lo difícil de vivir en disenso, ha dado ejemplo de vida al sobrevivir a la esclerosis múltiple, enfermedad crónico degenerativa que lo mantiene en silla de ruedas y prácticamente tomando oxígeno entre cada rola, lo que motivaba más aún al público que aglomeramos el Foro del Lago y vivimos el esfuerzo que este hombre dio para entablar el diálogo musical con nosotros. Su vida ha sido retratada en un documental difícilmente localizable en provincia llamado José Cruz a diez metros del infierno (2010) de Leobardo Jacob Lechuga. Además, para los fans y no tan fans, existe De cierto Azul (2003) que además de ser un documental, muestra en concierto y en su máximo esplendor el genio de este grupo que sin lugar a dudas es un referente obligado dentro de la música mexicana.
Las fronteras de la objeción de conciencia son literalmente de cristal, en esa delgada línea que media entre actuar en o contra la ley, aparece la desobediencia civil como una forma de protesta que a juicio de algunos teóricos puede ser utilizada como un mecanismo de presión de la sociedad en contra del poder del estado, en especial cuando éste es cerrado u omiso en las necesidades de la sociedad. Sin embargo, el problema de la interpretación de la desobediencia civil no puede llegar a los extremos de toma de carreteras, de edificios universitarios, de violación de derechos de terceros que por el solo hecho de pasar por el lugar se ven afectados, y por supuesto no puede jamás provocar actos vandálicos como la destrucción de sedes de partidos políticos.
Durante las casi dos horas en las que recorrimos las rolas más emblemáticas de la agrupación, pudimos ver a un sublime José Cruz que a pesar de todo, aún sigue siendo uno de los mejores armonicistas del país, como cuando ejecutó un solo de antología en Pago mi renta con un poco de blues. En lo personal me maravillaron Contraley, Voy a morir y sin lugar a dudas Flores en la ventana. Para los villamelones, y claro que también para los auténticos fans, el concierto cerró con la popular Azul cantada al unísono por cientos de voces que finalizaron con el sublime cuando tú te hayas ido, te morderán tus piernas, oh uoh oh uoh uoh oh oh.
Dice José Cruz en Botellas de mar (que interpretó cerca de la mitad del concierto) en mi barrio nunca ha entrado un policía, es duro el sendero oscuro el callejón, en su idea de disenso, el estado o el poder quedan fuera de su mundo no por la propia esencia de lo que representa el policía, sino porque en su mundo no cabe y no es necesaria esta concepción, es decir, no te excluyo por lo que eres, sino porque no soy como tú y en esa medida tengo derecho a estar ajeno a tus dinámicas en tanto no causo daño a nadie, esto es la verdadera génesis de la libertad a no coincidir.