Comenzamos esta semana el editorial con una afirmación que en sí misma es contradictoria, y que viene emanada de la teoría de la relatividad de Einstein.
Los últimos días hemos sido testigos de cambios como nunca en la historia moderna. Ya habíamos hablado del estado del presidente Chávez y el día martes nos confirmaron la muerte del mismo, sé que seguirá el chavismo por un tiempo dominando todavía al país venezolano, pero la influencia que el carismático Chávez tuvo en la región se habrá perdido para siempre. El vicepresidente Maduro no tiene ni la mitad de ese carisma, por lo que podemos ver que paulatinamente “el imperialismo yanqui” y los “anti patria” como les ha llamado Maduro tendrán más espacios en ese país y las políticas paternalistas que ha seguido el mismo más pronto que tarde llegarán a la economía del mismo país y le “explotará” en las manos al mismo presidente Maduro. Lo vimos en la televisión, cuando Evo Morales con lágrimas incontenibles alababa y lloraba la muerte de alguien que fue más que su amigo y mentor, su albacea y su fuente principal de financiamiento. ¿Qué va a hacer de ahora en adelante Evo? Nadie lo sabe, pero lo que sí es que debemos estar listos para ver quién tomará el liderazgo de Sudamérica a partir de ahora. No se ve claramente quién lo pueda hacer, pero alguien llenará el hueco que dejó Chávez.
Por otra parte, siguiendo las noticias importantes de las últimas semanas, el presidente Obama firmó en Estados Unidos un decreto de reducción de gastos para evitar caer en el famoso precipicio fiscal. Los partidos dominantes, el Republicano y el Demócrata no lograron los consensos necesarios para que se pudiera llegar a un manejo integral del déficit. Uno hubiera pensado que los mercados entrarían en pánico, pero lo que ha ocurrido fue totalmente lo contrario. El índice Dow Jones ha llegado a sus máximos históricos recuperando niveles no vistos desde antes del 2007, de la crisis del 2008. ¿Esto significa que ya terminamos el periodo de crisis mundial? Bueno, es aventurado pensar que ya pasamos lo peor, pero lo que sí podemos afirmar es que los grandes capitales de ese país están contentos. El presidente Obama está pugnando por un incremento importante en los impuestos en ese país sobre todo a los capitales más ricos, a los que más tienen dinero. Con este “impasse” lograron una victoria y lo están reflejando con las inversiones eufóricas en la bolsa de Nueva York. Esto es temporal y se tiene que seguir negociando al respecto, pero mostraron el músculo los multimillonarios al presidente Obama. Esperemos la contra ofensiva de Obama, por lo pronto, está pegándole donde más le duele a la economía y a esos grandes capitales, demorando la entrada de productos por medio de las aduanas y reduciendo el personal adscrito a la frontera. Obama sabe que para lograr mayores ventajas para su gobierno tiene que hacerlo mediante el miedo, esperemos que no sea contraproducente.
Mientras tanto en México estamos atravesando una mini recesión. Llevamos seis meses de decrecimiento con respecto al mes anterior en el sector industrial, en algunos estados imperceptible, pero en otros como el nuestro muy notorio. Las inversiones de Nissan y sus filiales serán muy benéficas para el estado, pero hasta que estén consolidadas, mientras se esté construyendo la infraestructura no tenemos más que esperar.
Y seguimos siendo el país de los contrastes. Por cuarto año consecutivo, el hombre más rico del mundo sigue siendo mexicano, Carlos Slim. Mucho han querido pegarle a su fortuna de las más diversas maneras, mediante marrullerías legales, trabas a su título de concesión y además no sólo en México sino en otros países. Pero el señor parece ser el Rey Midas, ha sabido diversificar su riesgo de una manera magistral. Los teóricos de la dirección y administración de negocios mencionan que hay que estar enfocados en un solo segmento del mercado y potenciarlo de manera tal que seamos los reyes del mismo y se gane mucho dinero. Kodak estuvo en esa posición y ahora está quebrado, por otro lado el señor Slim tiene un negocio muy rentable, el de la telefonía, que es al que le está sacando carretadas de dinero fresco para invertir en otros negocios que le son ya muy redituables, desde minas hasta constructoras, pasando por tiendas departamentales (Sears, Saks Fifth Avenue) y tiendas detallistas con restaurantes como Sanborn’s. Hasta un museo tiene ya con la colección privada, que independientemente si está bien o no dispuesto es una de las colecciones más impresionantes del mundo.
Esperemos que podamos tener nuevas políticas económicas que permitan tener no uno sino más señores Slim, mediante una clase media pujante y generosa, la creación de empresarios con visión que no quieran ganarse el último peso y que permitan que otros también puedan hacer negocio.
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