La formación del maestro / Discere - LJA Aguascalientes
15/11/2024

 

La formación docente tiene el honor de ser, simultáneamente, el peor problema y la mejor solución en educación

Michael G. Fullan

 

Últimamente y, a raíz del examen que los maestros mexicanos deberán presentar, tanto para su ingreso, como para su permanencia y promoción, según la reciente Reforma Educativa, he tenido oportunidad de escuchar una frase que por el contexto en el que se da, me parece muy significativa y es la de que “un maestro no puede saberlo todo”, y tienen razón, porque tampoco necesitarían sabérselo todo, sería suficiente con que se supieran los temas que tienen que impartir a sus alumnos.

El problema de conocimientos del profesor es más grave en las escuelas unitarias o multigrado, donde el maestro debe dar todas las materias en diferentes niveles, y es que si no domina los temas correspondientes a su especialidad, mucho menos podrá enseñar otros que no conoce o que nunca ha estudiado. Estos maestros necesitan ayuda y la más importante de todas es que reciban una buena capacitación, primero en conocimientos y después en todo lo demás.

En estos últimos días en España, una de las noticias sobre educación que más revuelo ha ocasionado es precisamente la de los resultados del examen de oposición de los maestros de la Comunidad de Madrid. En ellos, sólo el 13 por ciento aprobó, mientras que el resto reprobó con preguntas del nivel de alumnos de 12 años. Ahora se están planteando revisar los planes y programas de la formación inicial para ver qué puede mejorarse. Por lo visto el tema de la preparación de los docentes en las normales no es exclusivo de México.

Una de las características que distingue al buen maestro es el dominio del tema que imparte, y cuando eso ocurre, la motivación, la metodología y todos los recursos didácticos que quiera utilizar se darán en cascada, asegurando con ello una clase productiva y útil. Es impresionante la habilidad que tienen los alumnos para detectar la ignorancia de un maestro y la improvisación que trata de realizar cuando eso ocurre, incluido el tan gastado recurso de ponerlos a investigar y que después también den la clase.

Contra todo lo que se pueda pensar, eso no es enseñarlos a que aprendan a aprender, ni tampoco se trata de una clase constructivista, escudándose en que su postulado dice que el alumno debe ser protagonista de su propio aprendizaje; eso se parece más a una simulación en la que los propios alumnos se vuelven cómplices de la poca preparación del maestro, presentando el tema, casi siempre sin procesar y sin que con ellos esté garantizado su aprendizaje. Es verdad que un maestro no puede saberlo todo, pero tiene la obligación de estudiar y prepararse cada vez más y mejor.


La OCDE, en el documento que entregó al presidente Enrique Peña Nieto, señala como una de las recomendaciones clave en materia de educación la de: “Fortalecer la inversión en la eficacia de los docentes, especialmente por medio de la capacitación inicial y la formación continua… y crear conciencia de que su actividad es una profesión…” En el Pacto por México, el punto correspondiente a Fortalecer la educación inicial de los maestros, dice: “Se impulsará la profesionalización de la educación inicial de los maestros apoyando a las normales para que impartan una educación de excelencia…” y todo ello se retoma en la Reforma Educativa mediante la creación del Servicio Profesional Docente.

De alguna manera está latente en la sociedad la necesidad de que los maestros salgan mejor preparados de las normales y de que posteriormente reciban una formación continua que abarque, tanto las cuestiones valorales, pedagógicas y metodológicas, como el repaso y la profundización de los conocimientos que imparten. Es una realidad que los maestros mexicanos tienen muchas horas de capacitación en diferentes temas, pero pocas en lo que se refiere al estudio de los contenidos de su especialidad.

Todos sabemos que la calidad de la educación siempre estará unida a la calidad del docente, calidad en conocimientos, en valores, en actitudes hacia sus alumnos, hacia las familias y hacia su profesión; la calidad de un maestro se refleja en el aprendizaje de los estudiantes e igualmente en todo aquello que lo convierte en un ejemplo a seguir. Sin embargo, también las autoridades tienen que hacer su parte, ya que sería muy injusto exigirle todo al docente y no dotarlo de materiales, infraestructura y condiciones que sean propicias para la enseñanza. Un maestro bien preparado y con una escuela digna, hace la diferencia, y se convierte en un factor determinante para las comunidades más pobres y necesitadas.

Que los maestros salgan de la escuela normal con un título bajo el brazo no les garantiza un buen desempeño, como tampoco se los garantiza el tener miles de horas de cursos y diplomados, cuando no dominan las materias que enseñan. Es necesario repensar tanto la formación inicial como la continua y asegurarse de que el maestro realmente cuente con todas las herramientas para ser un profesional de calidad, ya no se puede seguir poniéndole parches al sistema educativo, hay que empezar a hacerlo bien y desde el principio, si es que queremos un México más justo y desarrollado. Horace Mann decía: “La educación, más que cualquier otro recurso de origen humano, es el gran igualador de las condiciones del hombre, el volante de la maquinaria social”.

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Twitter: @petrallamas


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