México cuenta con una dilatada historia en materia de instrumentos para la planeación nacional y regional que se remonta al año de 1928, cuando es creado el Consejo Nacional Económico, como primer antecedente de la Ley sobre Planificación General de la República expedida en 1930 y del primer Plan Sexenal, formulado para el periodo 1934-1940.
Poco más de cinco décadas después, con la nueva Ley de Planeación de 1983 se estableció la rectoría del Estado Mexicano sobre el desarrollo nacional, así como la organización de un sistema de planeación democrática y la facultad del Congreso de la Unión para expedir leyes sobre la ordenación racional y sistemática de acciones económicas y sociales, en beneficio de todos los habitantes de este país.
Desde hace 85 años, la planeación del desarrollo nacional ha sido la base para crear instituciones con permeabilidad social, transitar de una sociedad rural a una urbana y realizar infraestructura pública en todo el territorio nacional.
Sin embargo, en los últimos años, hemos visto con preocupación cómo la planeación ha perdido su carácter nacional y regional en nuestro país.
México no podrá cumplir con sus metas de competitividad, seguridad pública, inversiones, empleo permanente y calidad de vida con mayor equidad, si antes no recuperamos este sentido de la planeación, que imprima permanencia en el tiempo al crecimiento económico, porque es la mejor herramienta para superar la pobreza y la desigualdad.
En las 32 entidades de la República Mexicana, que conforman a este gran país, poseedor de una riqueza natural, cultural, productiva y social incomparable, compartimos la aspiración de consolidar el liderazgo de México en el ámbito internacional.
Nuestro país sigue avanzando en esta nueva etapa de confianza que encabeza el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, con la realización de diversas reformas legales que representan el inicio de los grandes cambios estructurales que México requiere para incorporarse con éxito a la dinámica global.
El presidente de la República ha expresado que “no ha venido sólo a administrar, sino realmente a transformar” una nación que está llamada a ser protagonista en el mundo del siglo XXI.
Pero esta transformación de México no es una decisión unilateral o un esfuerzo en solitario. Se trata del compromiso que debemos asumir todos los mexicanos con este nuevo proyecto de país.
Desde el primer día de su administración y en el lanzamiento de las Consultas del Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018, el presidente Enrique Peña Nieto ha expresado su voluntad de escuchar, respetar y atender todas y cada una de las voces de la sociedad, como un gobierno cercano, moderno y abierto a la gente.
Debemos resaltar que ésta es la primera vez en la historia de la planeación en nuestro país, que una administración federal toma en cuenta las aportaciones de los estados, para que las diferentes regiones contribuyan con la elaboración de las políticas públicas transversales que demandan los nuevos tiempos.
México está compuesto por 32 entidades federativas, que no representan 32 proyectos distintos, sino un solo proyecto nacional, porque los estados y regiones constituyen la fortaleza de nuestro país.
Para concretar los objetivos, estrategias y políticas públicas del Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018, compartimos la visión del presidente Enrique Peña Nieto que promueve un “federalismo más articulado, para dar más y mejores resultados a la sociedad”.
Nuestro país está recuperando su sentido de planeación regional y nacional, para impulsar un federalismo que pase de los discursos a la realidad y que desde hace poco más de dos años, el estado de Aguascalientes promueve con políticas públicas que están adecuadas a la actual visión del mundo, como la Policía de Mando Único, la Reforma Urbana y el Estado Verde, que han sido adoptados como estrategias nacionales por la Federación.
Esta mañana, el estado de Aguascalientes y los tres poderes públicos, junto con los distintos sectores productivos y sociales, refrendamos nuestro compromiso con un México en paz; incluyente; con educación de calidad para todos; más próspero y que se convierta en un actor con responsabilidad global.
Pero sobre todo con la estrategia transversal de lograr la democratización de la productividad, para que las regiones puedan captar las inversiones que requiere su vocación natural y generar un mayor número de empleos permanentes, con equidad, equilibrio y pertinencia.
México tiene un rumbo claro y la participación en este Foro Estatal de Consulta, es apenas el principio de un esfuerzo más intenso, para concretar la visión federalista de un país más democrático y justo, donde los estados y regiones asuman su responsabilidad como los principales actores de esta gran transformación nacional.
Foto: Carlos Lozano