Que le dictaran auto de formal prisión a la Maestra Gordillo no era de extrañarse, esta demostración de “nadie está por encima de la ley” era necesaria, incluso lo mencionó el mismo Presidente dentro de la asamblea de su partido: “No hay intocables” y con ello muchos empezaron a temblar. Es en realidad esa frase la que impone las condiciones que se habrán de vivir en los próximos años y para empezar Elba Esther fue el ejemplo.
Cuando el PRI puso sus ojos en la contienda electoral del 2012, también estaba enfocando toda su artillería en recuperar lo perdido 12 años atrás; para los tricolores la Presidencia de la República, las oportunidades que representa, el control que permite y el poder que da, son indispensables para materializar sus más profundos anhelos. El PRI cuando tiene el poder, sabe perfectamente qué hacer con él y sabe cómo mantenerlo.
Aprovechando el margen de lo éticamente correcto que brinda la sociedad fue por su antigua aliada, misma que había, eso parece, rebasado la línea. Encuestas constantes que buscan influir en la opinión pública durante años, habían dictado que para los mexicanos Elba Esther Gordillo era el personaje más odiado, por encima de todos era la Maestra y régimen de terror sindical, de control político, de maldad a prueba de todo lo que la ubicaba como un personaje moralmente indefendible en caso de que ocurriera lo que precisamente pasó.
Elba Esther se le fue encima a los ex presidentes Fox y Calderón, Gordillo se les subió hasta la cabeza y todos sabemos que un alacrán ahí arriba, no duda en descargar su ponzoña. Así fue como ocurrió, Fox y Calderón en su momento lo reconocieron, fueron en alianza con la Maestra y ella entonces asumió el control. Quizá eso responda en cierta parte el porqué Peña Nieto sí pudo actuar contra ella. Para empezar, formalmente él no la necesitó para las elecciones de 2012, entonces no le debía nada.
A Peña Nieto no le pudo hacer caras, no le pudo gritar ni manotear, no lo pudo chantajear, no le podía imponer nada ni a nadie. Entonces el Presidente sí pudo aplicar sus condiciones, las de su régimen, “la jugada maestra” de lo que viene.
Para el PRI lo que sigue es perpetuar su poder, eso es lo que buscan, eso es lo que hacían y quieren recuperar ese estatus. Quieren imponer de nueva cuenta el famoso Presidencialismo, su dictadura perfecta en una nueva etapa. La época del: “usted diga señor presidente”. ¿Se necesita una reforma? Entonces saldrá rápido. ¿Un par de capturas? ¡Listo! ¿Aumento a combustibles, IVA generalizado, privatización del sector energético? ¡A la orden! No importa que trastoquen la vida social del país, éste es el nuevo PRI el que moverá a México. Es el regreso del PRI, más fuerte, moderno con nuevos recursos, con renovadas ambiciones.
Peña Nieto, es hoy el primer priísta de México, así también lo determinó su partido en la pasada asamblea nacional al nombrarlo consejero, es decir hoy es el juez y la parte, el mando supremo, quien lleva la batuta; es un “hiperfuncionario”, con el control presidencial, con el control del congreso, del senado y de su propio partido. Peña Nieto conformó un equipo de trabajo cercano, de fieles escuderos que no moverán un dedo si él no lo dice, ése es el poder del Presidente, ésa es la usanza del PRI y ahora recae en el actual mandatario, con todas las consecuencias que ello conlleva.
Ya está en marcha la discutida reforma educativa, ahora se analiza el gravar con IVA los alimentos y las medicinas, se habla de reformas energéticas, reformas políticas, incluso reformas a la ley de comunicaciones, y el PRI tiene el control de todo, la sartén por el mango. ¿Alguien dudaba que esto pasaría? Sí, muchos, varios millones que votaron por él.
Si se habían acostumbrado a decir lo que quisieran de la presidencia y del Presidente durante los sexenios anteriores, eso ya es cosa del pasado. Si los poderes fácticos tenían la costumbre de hacer señalamientos o berrinches incluso estaban acostumbrados a paralizar sectores de la sociedad en favor de sus propios beneficios, hoy puede resultar una práctica peligrosa, eso quedó claro con el ejemplo Elba Esther, hoy el mensaje es: “te alineas o te alineas”. Peña Nieto y el PRI volvieron para recuperar la fuerza del Presidente, no van a perder tiempo en fastidiosos entuertos que sólo complican la toma de decisiones, producen malos entendidos y suelen ocasionar problemas innecesarios.
Tras 12 años sin el poder total buscan demostrar que hay un solo liderazgo, un jefe. El “voto popular” se lo dio, el PRI se lo entregó también y ahora él sabrá cómo aplicarlo.
Y aunque la captura y sentencia de Elba Esther Gordillo, tiene un gran significado para el fortalecimiento de la democracia en México, es parte de una estrategia de rescate de la dignidad nacional y del proyecto de todos los mexicanos, tan sólo es la punta del iceberg de la corrupción sindical, y a decir, no es el único con malversación de fondos del dinero público; pero esta acción da legitimidad al trabajo del presidente que da los golpes necesarios para acallar las voces que hablaban mal de él, que dudaban de su capacidad y liderazgo. Y no, no es porque las personas ahora crean que es un tipo brillante, sino que ahora temen ser los siguientes.
Peña Nieto dio una muestra de lo que significaría permanecer lejos de sus decisiones, lo dicho, el regreso del Presidencialismo está en marcha, la misión es devolverle el poder absoluto al primer priísta de México. ¿Alguien lo duda?