Cuotas y gasto fiscal / Borrador de futuro - LJA Aguascalientes
21/11/2024

 

La semana pasada se anunció una segunda fase de la reforma educativa. En ésta se resalta la convicción por eliminar el pago de cuotas en las escuelas públicas e incluir a las escuelas privadas al sistema de evaluación educativa. No cuestiono la importancia de estos temas. Sin duda son rezagos urgentes dentro de la agenda. No obstante, aún no es suficiente.

Es importante que se comience a tratar por igual a las escuelas públicas y a las escuelas privadas. Por una concepción, sin fundamento empírico, se sigue pensando que las escuelas privadas son mejores porque son menos burocráticas. En mi opinión, este argumento no cuenta con la solidez como para justificar todos los años en que estas escuelas se han librado de rendir cuentas, y más aún, no se justifica el actual estímulo fiscal que reciben las familias que cuentan con la capacidad económica para invertir en la educación privada de sus hijos y que en el fondo busca debilitar a la educación pública. Que no se nos olvide que las escuelas privadas pertenecen a un sistema educativo que idealmente debiese ser equitativo.

Un punto en el que insistiré, y que la eliminación de cuotas o la evaluación a escuelas privadas no puede ocultar, es el gasto fiscal que se genera a raíz del decreto presidencial del año pasado, en el que se deduce el Impuesto Sobre la Renta (ISR) del pago de colegiaturas de escuelas privadas que realizan las personas físicas. De acuerdo con la Secretaría de Hacienda, los gastos fiscales son tratamientos de carácter impositivo que se desvían de la estructura normal de los impuestos, que significan una disminución en la recaudación tributaria, y que dan lugar a los regímenes de excepción. En palabras simples, son recursos tributarios que deja de recaudar el Estado con fines extra fiscales o de política económica.

Para el año 2012 este estímulo representó una pérdida de 13 mil 554 millones de pesos. Para el año 2013 se estima una pérdida de 13 mil 220 millones de pesos#.          En dos años, se podría anticipar que a raíz del decreto presidencial, el estado mexicano dejará de recaudar más de 26 mil millones de pesos. ¿Cuánto se podría avanzar en infraestructura y calidad educativa con estos recursos? Mucho, ¿no creen?

Las escuelas privadas pertenecen a nuestro sistema educativo. Éstas son copartícipes del avance o retroceso de la calidad. Son instituciones que también deben rendir cuentas, y que no pueden ser beneficiadas a costa de recursos fiscales que podrían invertirse en programas orientados a emparejar la cancha y mejorar la calidad.

Celebro que se discuta la importancia de incluir a las escuelas privadas en el sistema de evaluación educativa. Celebro que se pretenda prohibir el pago de cuotas en las escuelas públicas. Lo que no celebro es que estemos sujetos a un régimen fiscal que en educación es regresivo; es decir, que favorece a los que más tienen. La evidencia es clara: la deducción de ISR del pago de colegiaturas en escuelas privadas conduce a debilitar a la educación pública en el largo plazo, lo que agranda la brecha entre los más desaventajados y los de más recursos, y que al final genera un retroceso sistémico en educación.

Otro asunto que no puedo dejar pasar. Hace 40 años Pink Floyd, un grupo de adelantados, lanzó en el Reino Unido The Dark Side of The Moon. Un disco que sin duda cambió la vida de muchos, cambió el concepto de la música y elevó la discusión sobre el rock. Al día de hoy, su conceptualización nos seduce y obliga a interpretar aquellos vicios sociales que Coelho y el Prozac se han empeñado en profundizar: estrés, avaricia, envejecimiento y enfermedad mental. El mejor disco para escuchar y reflexionar durante estos días de descanso…

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twitter: @ruelas_ignacio


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