- Declaraciones incitan a la población y ponen a diputados como enemigos de la población: Abel Sánchez Garibay
- El líder eclesiástico debe medir sus palabras, no es prudente que continúe arengando a la población
“Al obispo se le metió el chamuco en la cabeza y le salió el yo que muy pocos conocíamos”, indicó Abel Sánchez Garibay, coordinador municipal del Movimiento Ciudadano (MC), ya que la crítica y los insultos que lanzó a los integrantes del Poder Legislativo, salen de toda ética y se mantienen alejados del nivel con que cuenta dentro de la jerarquía católica.
Llamar besamanos a los diputados sólo llena de incongruencia al líder espiritual de los católicos en el estado, pues este personaje no debe inmiscuirse en los asuntos de este poder del Estado, ya que así lo marca la Ley Orgánica del Congreso local. Sánchez Garibay considera que los diputados no pueden estar a merced de un grupo mayoritario o minoritario dentro de este órgano, sino a favor de la discusión de todos las colectividades que se representan en el Congreso, ya sea de mayorías o minorías, “en ese sentido el obispo se equivocó en sus declaraciones, creo que se levantó con el pie izquierdo y lo único que está haciendo es arengar a la población, para que volteen a ver a sus representantes, como sus enemigos, como los demonios y como personajes que no son gratos para el estado”.
Una de las cuestiones que no debe dejarse de lado es que los diputados cuentan con el respaldo de la elección de los ciudadanos, ya que son los representantes que legislan para toda la población y no sólo para un grupo como el católico de Aguascalientes, por lo que el coordinador del MC reiteró que el líder de la Iglesia debe medir sus palabras, pues no considera prudente continuar incitando a la población con temas con los que se busca traer más niños a la población, quienes -en su mayoría- tendrán que enfrentar vidas llenas de penurias y adversidades.
En los últimos años se han disparado los abusos en contra de los niños, tales como asesinatos, explotación y violaciones, lo cual se presenta como una consecuencia del nulo control que existe sobre la natalidad de los menores en México, de modo que esta situación debería poner a discutir qué es lo que requiere el Estado y no la Iglesia, “si para la Iglesia es pecado que se aborte una criatura, para [el] Estado es pecado tener niños en la calle viviendo de limosnas”.
Foto: Víctor Pérez | Archivo La Jornada Aguascalientes
Ese grupo católico de la sociedad nomas representa el 84% de la población (sin contar el 7% cristiana que seguramente en este tema también concuerda), entonces no traten de subestimar al grupo católico que somos la inmensa mayoría. No a los partidos de izquierda. No al aborto. No a la “unión” de homosexuales y por supuesto, NO a que estos últimos pretendan siquiera adoptar o que se les reconozca como otro género.