En las últimas semanas la cartelera cinematográfica ha sido tomada por asalto por El Hobbit —que está en la mitad de las salas—, algunas cintas infantiles —lógico los niños están de vacaciones—, pequeños filmes mexicanos, españoles y otros no relacionados con Hollywood —también tienen derecho—, y algunas otras que sí son consideradas como dignas de la “meca” del cine, ya sea por incluir reconocidas estrellas o por sus afamados directores, así que para mi colaboración semanal decidí optar por la producción de uno de estos últimos: Steve Soderbergh, aunque tenía mis dudas ya que últimamente este cineasta nos ha proporcionado una de cal y una de arena, por decirlo de algún modo.
Magic Mike fue la cinta que elegí y conste que lo hice por amor al cine y no porque retrate la vida de un stripper masculino, aunque en ese sentido también la curiosidad fue un fuerte aliciente, y seguro también lo será para buena parte del público femenino que acuda a disfrutar de esta película.
Según cuentan los encargados de promocionar este largometraje, Magic Mike es una especie de cinta autobiográfica del protagonista de la misma, Channing Tatum (quien también es uno de los productores), parece ser que cuando era un joven de 19 años luchando por lograr algo en la vida, se dedicó a los bailes eróticos, historia que inspiró al guionista para crear a Adam The Kid, el cual curiosamente no es interpretado por Tatum, sino por Alex Pettyfer, me supongo que por la edad del personaje.
Channing le da vida a Mike (el mágico) quien además de ser stripper por las noches, es un multiusos que se diversifica en pequeños empleos: albañil, vendedor de autos, reparador…todo para juntar el dinero suficiente para alcanzar su muy acariciado sueño de ser diseñador de muebles. En uno de sus trabajos alternos, Mike conoce a Adam y decide ayudarlo pues no tiene trabajo y vive con su hermana tras haber abandonado la universidad. Los azares del destino conspiran para que el jovencito haga su debut como stripper y encuentra que es una buena manera para divertirse y ganar dinero sin mucho esfuerzo, siempre cobijado por su mentor.
La nueva profesión de su hermanito no tiene muy contenta a Brooke, pero ella se tranquiliza un poco pues el galán ha prometido cuidarlo, pero no crean que hace muy buen trabajo pues el chico se mete en innumerables problemas, desde borracheras diarias hasta vender estupefacientes.
Aunque de seguro ya adivinaron que Mike tiene un interés romántico por Brooke, ésta no es una película de amor, es más bien una comedia con pinceladas de drama y de musical —no olvidemos cómo se ganan la vida Mike y Adam—, y, como ha sucedido con las últimas producciones de Soderbergh, en el aspecto visual —más allá del atractivo masculino—, Magic Mike es una cinta hermosa, incluso los momentos o lugares sórdidos están magistralmente mostrados en la pantalla; pero, en cuanto a los diálogos, sí deja muchísimo que desear ya que son sosos, intrascendentes, forzados y muy mal construidos.
Lo que realmente salva a esta película es lo extraña de la situación, lo poco común, estamos acostumbrados a ver a la joven ingenua que tiene que desnudarse para sobrevivir, mientras es juzgada y empujada a hacer cosas cada vez más malas. En Magic Mike nos toca ver a un joven que debe “venderse” para alcanzar su sueño, y que, su atractivo físico es lo que las mujeres ven en él y esa atracción que ejerce en el “sexo débil” le frustra una y otra vez el poder alcanzar su sueño.
Es muy divertido ver que este director supo entender a sus actores principales, y no trató de convertirlos en lo que no son, sino que explotó sus fortalezas, por ejemplo, a Tatum Hollywood lo ha intentado vender una y otra vez como al galán con personalidad, tipo Matt Damon, pero eso no es lo suyo y por eso siempre parece tonto y cae muy mal en las otras cintas que ha hecho, aquí Soderbergh lo dejó ser bobo y por ello resultó gracioso y entrañable para la audiencia.
Otro actor que resulta entrañable, y que es responsable en buena parte del éxito que este filme ha cosechado, pues lo dejaron usar su calidad de estrella y la fama de exhibicionista que se ha creado, es Matthew McConaughey, quien está espectacular como Dallas el dueño del espectáculo de strippers, un hombre de negocios un poco abusivo y manipulador pero con visión para hacer que las cosas se muevan, y que en el escenario, aún le da batalla a los jovencitos. Aunque si he de ser honesta, junto a los veinte y treintañeros ya el pobre Matthew se ve cansado, a pesar del lavadero.
Lo que más me gustó de este largometraje, es lo honesto que resulta, a diferencia de películas similares en las que la situación involucra a strippers femeninas, en este caso la historia se narra como es, sin carga moral, sin emitir o sugerir juicios, casi como si fuera documental, sin perder el elemento gracioso o dramático que lo hacen un producto comercial.
Mención aparte merece el desempeño de todos los actores en el escenario —fuera de los tres principales, los demás están un poco desperdiciados en la parte actoral— y me refiero al escenario del club, pues sus rutinas dejan con la boca abierta a más de una. ¿El negrito en el arroz?, la selección de Cody Horn como la chica de la película, aunque quizá el director escogió a una muchacha tan sin chiste y tan mala actriz para no distraer la atención de la audiencia.
Productor: Nick Wechsler, Gregory Jacobs, Channing Tatum y Reid Carolin; director: Steven Soderbergh; guión: Reid Carolin; fotografía: Peter Andrews; edición: Mary Ann Bernard; elenco: Channing Tatum, Alex Pettyfer, Cody Horn, Matt Bomer, Olivia Munn, Joe Manganiello, Cody Horn y Matthew McConaughey; duración: 1 hora 41 minutos.