Guerrero tenía brazo sin mover, Bravo, sífilis, y Vicario, sobrepreso - LJA Aguascalientes
22/11/2024

  • El análisis de los restos de los héroes ofrece información sobre sus males y estilos de vida.

Mónica Mateos-Vega

Los informes de antropología física, realizados en 2010 a los supuestos restos de los héroes de la Patria que reposan en el Ángel de la Independencia, ofrecen una rica información acerca de las posibles enfermedades y estilos de vida de los personajes.

Rastros de una deficiente higiene bucal, marcas óseas relacionadas con la costumbre de montar a caballo, indicios de padecimientos como sífilis y migraña (en el cráneo de Morelos, descrito en estas páginas el lunes 14 de enero), incluso huellas en los huesos sobre el peso corporal excesivo de Leona Vicario, son algunas de las evidencias que se desprenden del documento elaborado por José Antonio Pompa y Padilla, Jorge Arturo Talavera González y Nancy Geloven Alfaro, obtenido por La Jornada mediante el Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos (Ifai).

En la urna donde, se afirma, reposan los restos de Nicolás Bravo (1786-1854) se ubicaron partes óseas que corresponden a un individuo mayor de 65 años, de sexo masculino, en regular estado de conservación, en cuyo cráneo aún se conservan restos de cabello color castaño claro.

Además de observar un fuerte traumatismo, con regeneración del tejido óseo en la parte media del parietal derecho, producido por un instrumento contundente, y de encontrar rastros de osteoartritis, los investigadores detectaron en los huesos del ex presidente de México (lo fue en tres ocasiones: 1839, 1842-1843, y 1846), un cuadro infeccioso característico de una treponematosis (sífilis), enfermedad crónica, sistemática e infecciosa, capaz de provocar destrucción de tejidos e inflamación crónica en casi todos los órganos del cuerpo humano, incluyendo el tejido óseo, en etapas muy avanzadas.

Además, se aprecian huellas de venas en la cara externa de la tibia, lo que indica que tenía problemas de circulación en las piernas. Medía 1.66 metros.

Los datos históricos señalan que Nicolás Bravo murió de forma repentina en la hacienda de Chichihualco, Guerrero, el 22 de abril de 1854, al mismo tiempo que su esposa, lo que hizo circular el rumor de que ambos fueron envenenados. Fue declarado Benemérito de la Patria y su nombre está inscrito con letras de oro en la Cámara de Diputados.

La descripción de los restos atribuidos al primer presidente de México, Guadalupe Victoria (1786-1843), indican que se trata de un esqueleto en buen estado de conservación, aunque con algunos elementos óseos faltantes, como el cráneo y la mandíbula, y que se recuperó aun con tejido blando, principalmente de la caja toráxica, y con una gran cantidad de hongos.

Su estatura era de 1.64 metros, correspondiente a las tallas medias de la época, y tiene una fractura consolidada en la clavícula izquierda. Reposa acompañado por los restos de un joven de 19 a 21 años, un bebé, una mujer, tres adultos más, quizá hombres, y un astrágalo de venado (según relatos históricos se usaba como dado en juegos de azar).


Guadalupe Victoria fue el único presidente que completó su periodo de gobierno durante los primeros 30 años de México como nación independiente. Las referencias históricas indican que murió en 1843, a los 56 años a causa de epilepsia.

En las extremidades inferiores del esqueleto atribuido a Leona Vicario (1789-1842), añaden los especialistas, hay en las rótulas ligeras marcas de actividad en el epicóndilo medial, ocasionado por cargar el peso del cuerpo, esta característica es indicador de que la persona en vida tenía sobrepeso. Ambos piernas presentan huellas de periostitis (..) podemos decir que tenía más apoyo del lado izquierdo, a causa de soportar un sobrepeso.

Las marcas de actividad en los huesos de los pies confirman lo anterior y delatan que la mujer realizaba caminatas a través de largas distancias. Tenía una estatura de 1.46 metros.

Fue declarada Benemérita y Dulcísima Madre de la Patria y es la única mujer a la que se le han ofrecido funerales de Estado.

El esqueleto identificado como el de Vicente Guerrero (1782-1831) es el único barnizado, fue el primero que se analizó por su magnífico estado de conservación.

Los restos al interior de la urna corresponden a un individuo adulto medio (45 a 50 años de edad), de sexo masculino, estatura 1.66 m (…) El cráneo presenta una fractura y pérdida parcial de los huesos de la cara del lado derecho, producto de un fuerte golpe posmortem, indica el estudio.

Entre los procesos patológicos se determinó que sufría una deficiencia de hierro, ya sea por falta de ingesta o por enfermedades infecciosas gastrointestinales.

 Las heridas de guerra están presentes en los restos del caudillo: “En las costillas izquierdas se aprecia un fuerte traumatismo por un instrumento punzo cortante, que ocasionó la fractura de la tercera, cuarta, quinta y sexta en su tercio distal, lo cual causó el desprendimiento y desplazamiento de éstas hacia la parte baja de la caja toráxica, generando una mala consolidación, que muy probablemente le provocaba en vida problemas de movilidad, así como dificultades respiratorias.

 “Este traumatismo muy probablemente fue producido con un instrumento punzo cortante (machete, espada o sable) y fue de arriba abajo y de derecha izquierda, desde una posición en alto, posiblemente desde arriba de un caballo y lo recibió este personaje estando de pie y de espaldas.

 Producto de esta lesión, la articulación de la cintura escapular izquierda presenta excrecencias óseas, por lo que es probable que tuviera problemas en la movilidad de esta parte del cuerpo.

 Se describe que ese fuerte golpe afectó la parte posterior del codo derecho, “principalmente en la parte dorsal del cúbito, donde recibió el impacto, fracturando en dos esta región anatómica.

 “Esta lesión se produjo en una acción de defensa al levantar el brazo para protegerse, esto ocasionó una fractura mal consolidada en la parte distal del húmero y en la proximal del cúbito, afectando la articulación del codo, donde se ve perturbada también la cabeza del radio, los tres huesos ‘soldaron’ de tal manera que el brazo quedó en un ángulo de 90 grados, sin tener movimientos de flexión–extensión”, concluye el informe.

 La historia de México continúa. Entre 2010 y 2011 el pueblo veneró, en solemnes y lustrosas ceremonias y desfiles, restos óseos de vano linaje y oropel: los huesos revueltos de la historia, según el calderonato.


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