Washington, D.C. 28 de diciembre de 2012. El presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, deja a un lado sus preocupaciones económicas –el llamado “abismo fiscal”– para firmar la Ley para contener a Irán en el Hemisferio Occidental. La legislación en cuestión es una estrategia para contrapesar la progresiva influencia iraní en las Américas.
La escena arriba descrita se relaciona con el presente artículo, el cual tiene por objetivo explicar al amable lector en qué consiste la mencionada reglamentación y cuáles son sus posibles implicaciones para América Latina, en general, y México, en particular, pero antes un poco de historia.
En febrero de 1979, el Shah de Irán, Mohamed Reza Pahlavi, aliado de los Estados Unidos, fue derrocado por un movimiento fundamentalista encabezado por el Ayatola Ruhollah Jomeini –el Lenin de la Revolución Islámica–. Este acontecimiento marcó un golpe al sistema geopolítico de la Unión Americana en el Medio Oriente y enemistó, desde entonces, a gringos y persas.
La rivalidad entre la República Islámica de Irán y los Estados Unidos se ha disputado en varios escenarios: la Guerra Irán–Irak 1980–1988; Somalia 1993; la Guerra en Irak 2003–2011; y la Guerra en Afganistán 2001–hasta la actualidad. Fue en este lugar donde iraníes y estadounidenses hicieron a un lado, momentáneamente, sus diferencias para combatir a los talibanes.
América Latina se ha convertido en el más reciente escenario de la guerra secreta entre gringos y persas, pues Irán, asfixiado por las sanciones impuestas por la Unión Americana debido a su postura anti–israelí y su programa nuclear, ha buscado encontrar aliados entre los regímenes anti–yanquis de Bolivia, Ecuador y, muy en especial, Venezuela. Por tal motivo, la República Islámica de Irán ha abierto seis nuevas embajadas en la región desde 2005 –para sumar un total de 11– y 17 centros culturales.
Más todavía, en octubre de 2011 el Procurador General de los Estados Unidos, Eric Holder, acusó que la Fuerza Quds –los Rambos persas– habían hecho contacto con miembros de la delincuencia organizada mexicana, a través de un lunático vendedor de autos usados iraní–estadounidense, para llevar a cabo actos terroristas en la Unión Americana.
El evento arriba mencionado –digno de la fantasía lujuriosa de Quentin Tarantino o salido de las páginas de un techno thriller de Tom Clancy– fue descartado, en su momento, por expertos antiterroristas estadounidenses.
No obstante, un grupo de legisladores yanquis –de marcada convicción antichavista y proisraelí– presentaron en enero de 2012 la iniciativa de ley HR 3783 –la Ley para contrapesar a Irán en el Hemisferio Occidental–. La legislación requiere que el gobierno estadounidense “use todos los elementos de su poder nacional para contrarrestar la creciente y actividad hostil de Irán en el Hemisferio Occidental”.
La mencionada reglamentación exhorta al Departamento de Seguridad Interna para que refuerce la vigilancia de las fronteras estadounidenses con Canadá y México para “prevenir que los operadores de Irán, Hezbollah u otra organización terrorista entren a los Estados Unidos”. Además, el Departamento de Estado tiene 180 días para “evaluar la amenaza iraní” y diseñar una estrategia “para contrarrestar a Irán”.
La respuesta iraní no se hizo esperar: Ramin Mehmanparast, vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores, acusó a Washington de “interferir en los asuntos latinoamericanos”. Además, dijo que los Estados Unidos “viven en la era de la Guerra Fría y consideran a América Latina como su patio trasero”.
No se puede descartar que los iraníes pretendan llevar a cabo actos hostiles contra la Unión Americana o Israel –baste recordar el atentado contra la Asociación Mutual Israelí Argentina en Buenos Aires el 18 de julio de 1994, el cual se saldó con 85 muertos y más de 300 heridos–. Sin embargo, la legislación más bien parece ser dedicada al convaleciente líder venezolano, Hugo Chávez.
Venezuela provee el 10 por ciento de las importaciones de petróleo crudo de los Estados Unidos. Debido a su amistad con Irán, no sería descabellado pensar que el militar venezolano –en el caso de un ataque estadounidense o israelí contra las instalaciones nucleares de Irán– decidiera cortar el abastecimiento del combustible a las refinerías estadounidenses en el Golfo de México. Además, la prensa conservadora yanqui ha acusado que Caracas provee de pasaportes venezolanos a agentes de Irán y Siria.
Todo lo anterior, permite afirmar que en el Hemisferio Occidental –Canadá y México incluidos– se escribirá una nueva página de la lucha encubierta que libran los Estados Unidos e Irán desde hace más de 30 años.
Aide Mémoire.– La única vía por la cual Argentina puede recuperar las Malvinas es a manu militari; lo demás es simple verborrea.
Colegio Aguascalentense de Estudios Estratégicos Internacionales, A.C.