¿Derecho a cuál vida? / Nomás por llevar la contra - LJA Aguascalientes
22/11/2024

 

Pos aunque los picudos han apuntado que la iniciativa “en defensa de la vida” presentada por un diputado priísta no es más que un “buscapiés”,  un intento de dar la nota en la escena política y que, de ninguna manera representa un intento serio de conculcar al extremo el derecho de las mujeres sobre su propio cuerpo, de por sí bastante limitado en nuestra sociedad machista, el tema sigue en la palestra y la ultraderecha panista lo ha retomado y pone su baza derramando, por cuenta del Mosco Reyes prejuicios e ignorancia. No deja de ser emblemático que en los pasados 12 años bajo regímenes panistas propuestas de este tipo no hayan prosperado, pues si bien el primer intento data de hace algunos años, nunca seriamente la estructura del PAN la asumió como propia, mientras que los teóricamente liberales priístas sean ahora los propulsores.

Una hipótesis explicativa iría por el lado de que, ni la fracción panista que llegó al poder era realmente tan conservadora ni el priísmo hidrocálido ha sido liberal, sino todo lo contrario. Felipe González, primer gobernador panista, por ejemplo si bien hasta Caballero de Colón es, su religiosidad es del tipo “de dientes pa fuera”, buena para las ceremonias pero no para asumir una ética estricta católica; mientras que fue con el PRI en tiempos de Rodolfo Landeros, cuando la jerarquía católica se empodera y empieza a definir agenda política. De esta manera, el gobernador Lozano, desde campaña resalta sus ligas con el obispo y su catolicismo, al punto que el propio PAN es desplazado como adalid de la iglesia. La iniciativa en consecuencia, no sería tanto puntada de un diputado aislado sino una forma de “medirle el agua a los camotes” para una eventual ofensiva ultraconservadora; lo peor es que las menguadas fuerza “liberales” son vergonzantes o poco documentadas y la argumentación en contra ha sido poco convincente, pues ora resulta que todos somos defensores de la vida.

La iniciativa en cuestión, arranca como debe ser con una devoción al pensamiento de Peña Nieto, aunque éste nunca se haya manifestado en el tema en ningún sentido; se le sabe católico pero no se le conoce su opinión concreta. Su argumentación jurídica la basa en el Convenio de San José sobre derechos humanos signada por México, de donde extrapola que la protección de los mismos debe extenderse a los embriones gestantes, que adquirirían de esta manera toda la gama de derechos resguardados por el convenio en cuestión; lo que olvida el diputado y su iniciativa, es que esa misma argumentación fue usada en la controversia constitucional presentada por el gobierno de Calderón contra la ley del DF que liberaliza la práctica del aborto y que ya la Suprema Corte de Justicia la analizó y desechó, en consecuencia esa interpretación es errada y no puede servir de base para nueva legislación.

Pero la argumentación no explícita llega a los terrenos de la metafísica, a la definición de la “vida” a partir una entidad intangible y sin base fisiológica: el alma que jugando al teólogo, el diputado adscribe al óvulo fecundado. Pero si apelamos a San Agustín de Hipona, él apuntaba que el “alma” llega a los niños entre los 4 a 5 años, mientras que fue motivo de concilio definir si las mujeres y los indios teníamos una de ésas. Incapaz de localizar tal estructura en el conjunto de células apenas diferenciadas de un cigoto, usando la “ingeniería en reversa” podemos ubicar con mayor precisión cuando ya no hay “vida”; por ejemplo, en el 2005 se reformó la Ley General de Salud para redefinir “muerte”, ampliando el concepto para considerar a la “muerte cerebral” como una de sus manifestaciones, así al cesar toda actividad en corteza cerebral, detectada en encefalograma o resonancia magnética, se considera “muerte” y en consecuencia el sujeto pierde todos sus derechos como persona. El objetivo de la reforma era estimular la donación de órganos para trasplantes, creando una ventana donde los médicos podrían negociar con los familiares del “difunto cerebral” la dación de sus órganos, pues aunque aún funcionen corazón, riñones, pulmones, etc. para efectos legales hay ya muerte y ninguna consecuencia por desconectar equipamiento y remover órganos. En el trasfondo, se asume que la corteza cerebral es la estructura anatómica que sostiene la conciencia, el autoconocimiento o lo que quiera reconocerse como identidad humana y que ésta se ha perdido; consecuentemente esta misma identidad no puede asignarse a un conjunto de células indiferenciadas, pues embriológicamente es hasta el cuarto o quinto mes de gestación que aparece la corteza, aunque no funcional; reconocer, en consecuencia como persona humana a un embrión sería una incongruencia y obligaría, por analogía, a considerar “vivo” a un cadáver después de varios días, pues las células del pelo y epiteliales siguen vivas semanas después. La denodada defensa de la vida, colateralmente evitaría que muchas parejas infértiles pudieran concebir un hijo, pues las técnicas de reproducción asistida implican la fertilización de varios óvulos que automáticamente todas serían “personas” y cuya pérdida sería penada.

Finalmente, tal vez los picudos tengan razón y la iniciativa no sea más que un entretenimiento para los aburridos meses pre-feria y precampaña, pero al ser una exigua minoría quienes nos preciamos de no besar la mano del obispo, más vale tener las alertas conectadas, pues la promesa de Lozano de retornar Aguascalientes al porfiriato pueden hacérnosla efectiva en cualquier momento.


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