- Intenso frío e interminable lluvia contumaces y persistentes en las calles de Aguascalientes
- Hay quienes prefieren la gélida y húmeda calle, que el abrigo de los albergues
Foto: Gilberto Barrón
Juan Manuel Gutiérrez, trabajador de limpia del Ayuntamiento de Aguascalientes, llegó un día, como siempre, a las siete de la mañana y no le sorprendió ver acostado, sobre un “colchón” de palmas secas, a un indigente que se niega a acudir a un albergue, pese al intenso frío; para colmo, “rociado” por la fina y pertinaz lluvia.
“A mí no me conmueve mucho ver a la gente dormir en las calles. Además, es natural, ¿no? Es de la naturaleza que haiga calor o que haiga frío, ¿o no? Y más natural todavía que tengamos que andar trabajando en la calle. Mucha gente no anda en la calle para trabajar, sino para sobrevivir y bueno, ¿qué le vamos a hacer?”, comentó Juan Manuel a La Jornada Aguascalientes.
“Esto que me platicó mi amiga Marina Herrera para mí es muy triste”, terció en la conversación su compañera Emilia Gómez Rodríguez, también trabajadora del Servicio Municipal de Limpia.
-¿Qué le platicó su amiga Marina?
-Bueno, pues que hay una señora que se hace pasar por indigente pero no lo es. Su nuera y sus hijos han ido por ella, a tratar de levantarla de la banqueta donde le gusta sentarse a pedir limosna, y ella no quiere irse con ellos…
-¿Y por qué no quiere irse?
-Pues, no sé… Bueno, no por ser chismosa pero dicen, mi amiga Marina me dijo, que esa señora tiene casa y familia, pero le gusta quedarse a dormir en las calles, que dizque porque así la gente tiene más lástima de ella y le dan más dinero…
En estos días de bajas temperaturas, en la ciudad de Aguascalientes opera un albergue municipal, en la calle de Artillero Mier y Coba, pero hasta el pasado 30 de diciembre, no había atendido a una sola persona, porque no se había ofrecido, sin embargo en las últimas horas en que cayó más la temperatura, posiblemente ya estén algunas personas recibiendo auxilio.
En cada uno de los municipios del estado operan también albergues, además de los centros de Bienestar del Gobierno estatal, que tiene instalados en la entidad 24 refugios, 13 de ellos operan en la ciudad capital.
-Don Juan Manuel, ¿ha visto usted a alguien que le haya entristecido en estos días de agua y frío?
-Bueno, ¿entristecido? No precisamente, porque como le digo, el calor, el frío o el mal tiempo son cosas naturales y tenemos que estar adaptados a ellas… Ah, ahora que me acuerdo sí, aquí cerquita [la entrevista se llevó a cabo en el jardín de San José, en el centro histórico de la ciudad] hay un jardín que se llama Hidalgo; ése que tiene un busto a un poeta cubano, que se llama…
-José Martí
-Sí, ése. A pesar de la lluvia, una fría mañana me encontré a un indigente ahí acostado; había pasado la noche en ese lugar. Eso sí me entristeció porque pensé que se puede enfermar y de por sí anda uno viviendo en la calle, ¿y enfermo? Como que no está bien, señor. Le sugerí que se fuera a un albergue pero no quiso, prefirió quedarse a dormir ahí.
Al mediodía de ayer, la Coordinación de Comunicación Social del Gobierno del Estado tuvo una junta de trabajo en Palacio mayor, para elegir la información del día; esperamos que informe qué se está haciendo con la gente sin esperanza que hay en las calles de Aguascalientes, como Martín Gallegos, de 54 años de edad, a quien entrevistamos en una banca del jardín de San Diego:
-¿Cómo lo ha tratado el frío y la lluvia, don Martín?
-Ah, esto no es nada… Mi tío Pedro Tinajero regresó de Vietnam y allá estaba peor, hacía mucho calor, y yo aprendí a que el frío no me hace nada…
No fuimos muy lejos en esta conversación para saber que don Martín ya no está muy en sus cabales; nos dijo ser sobrino del Papa Paulo VI y haber sido militar hasta el año 2004, en que empezó a vagar por las calles, sin techo ni nada…