En ceremonia que se llevó a cabo en la explanada del Museo Posada, en el barrio de El Encino, acompañado de representantes de los tres poderes del estado y distintos niveles de gobierno, el gobernador Carlos Lozano de la Torre recordó al artista que captara la vida política y social de su tiempo, el agitado siglo XIX, sepultado en una tumba sin lápida
Al arribar al evento el gobernador, por más señas que le hacía Enrique Rangel Jiménez aquél no lo saludó; en cambio, Francisco Javier Chávez Rangel, ubicado justo delante de Rangel Jiménez, sólo tuvo que esperar a que el Ejecutivo pasara por donde estaba para saludarlo.
Destacó la asistencia de Sergio Ramírez Cárdenas, subdirector del Instituto Nacional de Bellas Artes, en representación de Rafael Tovar y de Teresa, director general.
Preciado proclamó: “al público: flanco izquierdo, ¡ya!”, para rendir honores a la bandera, en los que el general César de la Sancha, de acuerdo a la tradición militar, es el único de los altos funcionarios que no saluda con la mano al pecho a la Bandera, como sí lo hace el otro general, Rolando Hidalgo Eddy, de acuerdo a lo establecido en el artículo 14 de la Ley Sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacionales.
“¡Firmes, ya!”, ordena la voz del maestro de ceremonia y Reynoso Talamantes, secretario de Gobierno, da lectura al decreto por el cual Carlos Lozano de la Torre crea la conmemoración al centenario luctuoso de posada, y “patina” al citar el vocablo “engrandecimiento”.
Es presentado el video alusivo a la vida y obra del grabador. Alfonso Pérez Romo, ex rector de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, prefiere mantenerse sin doblar el cuello o hacer flanco izquierdo para observarlo.
En el templo de El Encino discurre normalmente la misa de 10: “si hay cosas en que la sociedad tiene que pensar es en la obediencia a Dios… El Señor tiene tantas formas de enseñarnos a obedecer… Nuestra desobediencia nos castiga… Nuestras libertades mal encauzadas nos alcanzan”, sentenciaría el párroco al concluir su liturgia dominical, mientras el escritor Mercurio López Casillas, en el atril de la tribuna de la ceremonia oficial, exaltaba al más grande grabador del mundo, nacido en el merito Aguascalientes.
“Dicen que es imposible catalogar la obra de Posada, pero eso no es cierto… Su obra hacía un retrato del pueblo bajo. ¡Cómo no vamos a investigar para pagarle a Posada lo mucho que hizo por nosotros!”, exclamaría.
Ramírez Cárdenas dijo que la vida de José Guadalupe Posada estuvo dedicada a la práctica del esfuerzo, como lo muestran sus colaboraciones en el impreso El Quijote, “que era un periódico hablador, pero no embustero”. Recordó a Juan Sabino, el único hijo del grabador, fallecido a los 17 años de edad; Posada moriría en 1913 y sería sepultado en una fosa de sexta categoría.
Al iniciar su discurso, el gobernador Carlos Lozano de la Torre –a quien acompañara su esposa Blanca Rivera Río de Lozano- resaltó su saludo a los alumnos de las diversas escuelas asistentes, igual que la presencia del ex gobernador Refugio Esparza Reyes, acompañado de su hijo Baudelio, y entraría en seguida a exaltar los claroscuros de “una leyenda que se hizo hombre y un hombre que se hizo leyenda”.
Foto: Gerardo González