- Sacerdote Carlos Alberto Alvarado Quezada aludió posición de la Iglesia Católica
- Momento de hacerle frente a la realidad desoladora, dice el Arzobispado
México es una sociedad herida por el flagelo apocalíptico de una violencia demencial, desatada por el crimen, e impotente ante un nuevo sistema judicial ineficiente; “aunque la realidad es desoladora, es momento de hacerle frente”, afirmó Carlos Alberto Alvarado Quezada, vocero de la Arquidiócesis de Aguascalientes, ante la llegada de la nueva administración federal que encabeza Enrique Peña Nieto; “ningún buen mexicano debe apostar al fracaso del nuevo gobierno”, subrayó.
En ausencia del obispo José María de la Torre Martín, quien aún convalece de una intervención quirúrgica practicada hace dos meses, y del vocero tradicional presbítero Raúl Sosa Palos, el prelado Alvarado Quezada leyó un documento con la posición de la Iglesia Católica de México: “la llegada de Peña Nieto abre nuevas expectativas de desarrollo en una sociedad dividida, abrumada por la pobreza, la desigualdad social y la falta de oportunidades para las nuevas generaciones”.
Antes había dicho que el combate al crimen organizado es deber irrenunciable del Estado, e implica no sólo el uso legítimo de la fuerza, sino respetar los derechos humanos, salvaguardando la tranquilidad social e impulsando una educación para la paz y en los valores que rehagan el tejido social.
Precisó Alvarado Quezada que Norberto Rivera Carrera, arzobispo primado de la Ciudad de México, ha puntualizado la posición de la Iglesia: “es momento de albergar esperanzas, pero también que no nos defrauden, así estamos comenzando un nuevo sexenio a nivel federal, somos muchos más los que esperamos tiempos mejores”.
Señaló que es momento de que todos se comprometan y colaboren, para que las cosas pasen, se cumplan los deseos y las exigencias de la sociedad; “no solamente es estar sentado, esperando ‘la pasada del autobús’ que nos llevará a mejores destinos, sino que se requiere participar en este nuevo escenario”.
Propuso la promoción de un auténtico humanismo, que permita que la capacidad de servicio esté por encima de los intereses de los partidarios o particulares: “consideró que la educación debe ser entendida también como una formación integral de valores y no sólo de transmisión de conocimientos. Convocó a promover y fortalecer la figura de la familia como palanca para la generación de valores e integración en el desarrollo social”.
El sacerdote Alvarado Quezada precisó que el documento de la Arquidiócesis de México “exhortó a combatir la injusticia social mediante la creación de empleos debidamente remunerados, la implementación de programas sociales libres de paternalismo y clientelismo y luchar contra la arraigada corrupción; y a que se promuevan las iniciativas de desarrollo económico, a través de reformas constitucionales”.
Por último, puntualizó que: “la Iglesia señaló que ningún buen mexicano debe apostar al fracaso del nuevo gobierno, y dijo que a pesar de que la realidad es desoladora, es momento de hacerle frente”.