El fin del mundo no llegó, al menos eso se pregonaba en las redes sociales, la interpretación mercadotécnica de un calendario maya (la cultura milenaria que hacía cálculos más astronómicos que astrológicos) sólo sirvió para inaugurar un Gran Museo Maya (en lo personal el edificio que da un aire al famoso Nido de Pájaro de Ai Weiwei, me pareció con su derroche de recursos digitales, más espectáculo que verdadero acervo cultural) y sobre todo para incentivar el turismo (qué bueno) en el país.
El fin de mundo no se debe de conceptualizar como una gran catástrofe, al final de cuentas tiene tantos problemas esta humanidad que deberíamos repensar si los mayas no estaban tan errados en sus concepciones. Ya lo ha dicho Monoblanco: “El mundo se va a acabar… El mar ya casi muerto… el hombre inventa la destrucción… mira la tierra, con tanta guerra ¿dónde va a andar?”. Y en el caso de México los problemas aún más graves: pobreza, hambre, crisis de valores y económica, desempleo, y sobre todo inseguridad. Además debemos sumar los problemas personales de cada mexicano, de alguna forma, para cada uno existe su personal fin del mundo, en la mayoría derivados precisamente de estos modernos caballos del apocalipsis. Elisa antes del fin del mundo (1997) es una película mexicana que trata precisamente sobre este asunto, Elisa es una niña que vive en una familia que atraviesa serios problemas económicos, su padres están a punto de perder casa y auto, esto genera al interior de la familia serios conflictos de comunicación. Elisa alterada por la situación, decide buscar empleo, cuando conoce a un adolescente de una familia desintegrada (su hermano era asaltante y cuando murió le heredó una pistola) entonces sus planes cambian y decide asaltar un banco. La película, producida por Chespirito, narra esta aventura inédita -por sus características llamémosle épica- de niños inocentes que despiertan a los duros problemas de los adultos y los miran desde su personal punto de vista, cuando el papá de Elisa le dice en sentido figurado, que como están las cosas de difíciles los hombres terminarán comiendo cucarachas (en alusión al mito de que sólo ellas sobrevivirían a una hecatombe mundial) la niña lo toma tan literal que comienza a atrapar insectos y se obsesiona porque se reproduzcan, incluso llega a practicar para poder comérselos. La cinta es dirigida por un versátil Juan Antonio de la Riva, quien tiene desde productos muy sólidos, como la excelente El gavilán de la sierra (2000) y recientemente en el 2010 Érase una vez en Durango (que dicen es un muy buen western, no he podido verla) hasta churrazos como Más que alcanzar una estrella (1992). Excelente guión de Paula Markovitch, quien es coescritora de Temporada de Patos (2004) y que en su ópera prima como directora El premio ganó el año pasado el Oso de Plata en la Berlinale. La película adolece de un defecto de la mayoría del llamado nuevo cine mexicano de la última década del siglo pasado, las actuaciones son demasiado teatrales e incluso algunos recursos de fotografía emanan directamente de este arte.
El fin del mundo no se evita con que haya pasado el 21 de diciembre, los problemas están latentes, se ocupan de enormes acuerdos mundiales que sienten las bases para entender el mundo desde una perspectiva más justa. Por ello el Acuerdo por México impulsado por el presidente Enrique Peña Nieto marca pauta a nivel internacional y es derrotero del país porque todas las fuerzas políticas se han unido en temas cruciales pero sobre todo en aquéllos en que se coincide plenamente, para impulsarlos, para sentar las bases de un nuevo país.
En el caso de Aguascalientes, el Ing. Carlos Lozano, nuestro gobernador, rápidamente promovió la adhesión de nuestro estado a este acuerdo, de tal forma que el día 19 de diciembre, pudimos ser testigos de cómo, tanto los municipios, los tres poderes, la clase política, la empresarial, partidos políticos y sociedad civil, en general todos los sectores, se reunieron en palacio de gobierno y suscribieron la adhesión. Un gran acierto de nuestro estado.
Al final de la película, cuando los niños están a punto de asaltar el banco, sucede el verdadero fin del mundo para ellos, un verdadero asalto de ladrones armados deriva en balacera y en el fuego cruzado, los niños mueren. La guionista finalizó trágicamente una muerte anunciada, la de los menores de edad que en la crisis económica y familiar, comenzaron poco a poco a languidecer en los avatares de la vida moderna. La firma del pacto, pero sobre todo su efectivo cumplimiento, son parteaguas para evitar el fin del mundo que -como Elisa y sus amigos- ya experimentan millones de mexicanos que viven en condiciones execrables.