Deja que los perros ladren, Sancho amigo, es señal de que vamos pasando – Miguel de Cervantes
De la justicia
Muy pocas veces de este lado del continente, de este lado del mundo, de este lado de América y con estas circunstancias de democracia que nos han tocado vivir, la justicia se hace presente, pero cuando digo pocas, son pocas. No recuerdo muchas ahorita, quizá los aplausos ensordecedores a Sabines en Bellas Artes, quizá el Nobel a Paz, quizá los trofeos del Barcelona, quizá los mundiales de Pelé, quizá ahí sí hubo justicia, pero hoy estoy feliz, porque cuando la justicia se hace presente no queda más que aplaudir a la esperanza que surge.
Del campeón
Los Xoloitzcuintles de Tijuana son campeones, nunca la palabra de justicia quedó mejor que en un ladrido, nunca el sublíder merecía tanto ganar, y es que es un líder que el sistema de competencia lo mandó a segundo lugar, es la esencia del futbol moderno, de un futbol dinámico y ordenado, de un portero con enérgica personalidad, buena salida y buena pegada; con dos centrales altos, fuertes y temperamentales; con dos laterales veloces, irreverentes y desobedientes; con dos contenciones lentos, ordenados y eficaces; dos volantes generadores, de garra, entrega y buen toque; con dos o tres delanteros, veloces, certeros, rebeldes, felices y con un director técnico joven, nada protagonista, sentimental, sincero e incorruptible. Eso es el futbol moderno, el futbol del norte, el futbol de Mohamed y el de Tijuana. Nunca hubo un campeón más justo, justo por su gente, híbrido en inglés y en español, por su estadio Caliente que quema, por su juventud y frescura que fue capaz de, en su primera final en su segundo año en Primera División, coronarse campeones.
De la Liguilla
Hubo dos liguillas, la de ocho y la de cuatro. La de ocho permitió colados, permitió mediocres, permitió personajes fallidos, ilusiones falsas y contratos para un año más, permitió partidos tan insipientes como los Toluca-Chivas de ida, o el Monterrey-Tijuana de vuelta. Aunque esa primera liguilla dejó en el camino a un justo candidato como lo fue Morelia, los últimos cuatro que quedaron fueron los mejores en la temporada y sin duda los mejores perdedores en América y León. Muchos esperaban en estos últimos una final mediática, pero dejaron el corazón en el césped y el marcador apretado. Sin duda Toluca y Xolos nos regalaron una final intensa, de mal arbitraje como siempre, pero de figuras que sobresalen, nos dejó una lección de vida donde los de Tijuana se metieron al infierno, le robaron el tridente al diablo y se lo llevaron a Tijuana. De la segunda parte de la liguilla, la mejor, otra prueba de que la defunción del torneo debería de darse entre los primeros cuatro para evitarnos partidos de pérdida de diversión, por no decir otra cosa.
Del torneo
Si no fuera porque al iniciar los partidos salía un niño de blanco gritando al micrófono: juega limpio, siente tu liga, les juro que ni nos enteramos que algo cambió. Bueno, además en la liguilla con el odioso gol de visitante, pero de ahí en más lo mismo, partidos moleros, entradas pobres, horarios de televisión insoportables, monopolios de transmisión, multipropiedad multiplicada, un Chivas prometedor con un proyecto que fue la mentira más cara de la historia del club (ayer les dieron su aguinaldo y su adiós a los holandeses), un Pumas fracasado, los mismos técnicos, los mismos procesos de correr entrenadores a mitad del torneo, los mismos espejitos caros con contrataciones de estrellas que fracasan, lo mismo de lo mismo.
Por eso aplaudo a León y a Xolos que con Matosas y Mohamed revolucionaron el futbol, dándonos la noticia de que el modelo del balompié mexicano ha muerto, los aficionados, los futbolistas y los medios nos merecemos uno nuevo, uno que sea justo, que agrade y ocasione risas, alegrías y gritos.