Todo pueblo encuentra y saca su fuerza de una tradición, pero nosotros [los mexicanos] hacemos lo posible por borrarla, sustituirla por una modernidad de pacotilla, de infame acetato, de industrialización de plástico, vinílica y melamina.
Elena Poniatowska
En La luna y las lunitas
Entre fiestas de “Halloween” y de “Muertito” se nos pasó la semana, el debate de toda la vida sobre el rechazar tradiciones extranjeras y proteger las nacionales, totalmente de acuerdo, incluso creo en la necesidad de que el estado establezca mecanismos jurídicos tendientes a lograrlo. Por eso me parece eminente que un festival como el de las calaveras haya sido y sea impulsado de manera decidida y contundente por el gobernador de nuestro estado el ingeniero Carlos Lozano de la Torre que tiene la aguda visión para proteger una fiesta pero al mismo tiempo transformarla en un punto de desarrollo turístico y comercial que nos lleva a disfrutar lo mismo La Catrina de Posada, que un concierto de Sabina y Serrat, una corrida de toros o un mercado de artesanías.
A pesar del esfuerzo, es ineluctable la simbiosis cultural de dos naciones tan cercanas que nos lleva hacia una combinación de dos fiestas que terminarán siendo una sola, basta ver la fuerza que los disfraces tienen en la sociedad o la gran cantidad de objetos gringos que inundan nuestros altares de muertos de una forma ya tan natural. Y me parece que no es malo, precisamente así nace la cultura, como una mezcla de tradiciones. Pensemos por ejemplo en los puestos de calaveras de barro que ahora han añadido calabazas del mismo material; en la marcha Zombi o por supuesto ese excelente festival de cine que es Post Mortem, concentrado más en películas del género del terror y conexos, es decir más en el sentido de la tradición norteamericana.
Esta rica y agradable multiculturalidad no significa que no busquemos proteger nuestras propias raíces a través de distintos medios, en el cine La Leyenda de la Nahuala (2007) me parece digna de mencionar. Una buena cinta mexicana de dibujos animados producida por Animex Estudios, ambientada en Puebla de los Ángeles en principios del siglo XIX y que está enfocada no sólo en rescatar tradiciones y leyendas, sino además en hacer del cine de animación mexicano algo más que una rareza; y es que los elementos cinematográficos son de primer orden: las ilustraciones, el guión (en el que colabora el divertido Antonio Garci, caricaturista y autor de libros como Pendejadas célebres en la historia de México y Por qué las mujeres aman a los pendejos) las voces de Andrés Bustamante, Jesús Ochoa y por supuesto El Loco Valdés, a quien se hace un homenaje en una secuencia donde canta en conjunto con unas calaveras su clasiquísimo Doctor brujo (esa escena que lo hizo famoso en Dos fantasmas y una muchacha filmada en 1958). Hay un espíritu de niña fresa que toca en el piano No es serio este cementerio de Mecano, precisamente a partir de esta escena la cinta comienza a volverse interesante, Rafael Inclán da voz a un alebrije culto, con claras referencias al mundo del Quijote hace una defensa de la lectura y además se da el lujo de hacer chistes jurídicos: un nudo más enredado que una declaración fiscal.
Hay que aceptar que a pesar del esfuerzo, no llega a ser tan atractiva para los niños como algún producto de Disney, sin embargo tiene muchos aciertos que la hacen ya un clásico del cine infantil mexicano, pero sobre todo contribuye a formar una industria de este género que viene pujando con otros estudios como Ánima de Fernando de Fuentes (nieto). A propósito de la animación y el día de muertos, destaco el cortometraje bajo la técnica de stop motion de René Castillo, Hasta los huesos (2001) un cabaret del más allá y la catrina (que canta La llorona en voz de Eugenia León) engarzan una historia lúgubre y divertida ad hoc para estos días, realmente esencial (se puede ver en Youtube).
Al respecto del patrimonio cultural inmaterial, el doctor Héctor Pérez Pintor sostiene que además de la protección directa de los productos, es necesario identificar, transmitir y catalogar, pues esto permite la permanencia y continuidad, en este sentido el gobierno juega un papel fundamental en estas tareas. Siguiendo sus ideas, parece fundamental la implementación de mecanismos legales que resguarden nuestras tradiciones, los decretos para la defensa de la Fiesta Brava así como de la Feria Nacional de San Marcos me parece que son parteaguas a nivel nacional en la materia. Otro ejemplo es el impulso que el gobierno del estado da a la imagen de La Catrina en el aniversario número 100 de su creación, nuestro senador el licenciado Miguel Romo Medina ha propuesto declarar el 2013 como el año de José Guadalupe Posada.
El Festival de las Calaveras se constituye en un referente cultural para los hidrocálidos, en un polo de turismo para los empresarios, una fuente de ingresos para los pequeños comerciantes, pero sobre todo una forma de –bajo el signo de la multiculturalidad– entender la fiesta de los muertos en Aguascalientes, porque ciertamente como dice el eslogan ¡todos somos calaveras!
