Toros / Puyazos - LJA Aguascalientes
15/11/2024


En la mayoría de los países de este planeta se hace ecología política, no ecología científica; ello es un hecho flagrante. Dentro de este tema entra como víctima la  fiesta más bella del mundo.

La ecología política da el vértice a la manada grande de demagogos que conforman la clase insulsa de los que por accidente, casi siempre en sacrificio de la democracia, tienen un cargo de elección popular, para de modo oportunista mezclar y aprovechar ciertas ideologías y movimientos sociales y con argumentación absurda atacar al espectáculo taurino.

Y aunque se antoja complejo que la fiesta de los toros desaparezca de la tierra, no debería de dejar de preocupar a los llamados taurinos –empresarios, ganaderos, toreros y demás elementos que le dan su cuerpo de organización- que cada año avanzan diversos grupos que logran trastornarla de alguna manera.

Y lo primero, para protegerla de ataques externos, es fortalecerla desde su fondo, convirtiendo el espectáculo en verdad de primera categoría y entonces sí tenerla legítimamente como patrimonio cultural inmaterial; olvidarse de “teofilitos”, “bernalditos” y demás cabras; tender redes de proyectos que le otorguen avances en el rango internacional y darle franca importancia como un espectáculo ancestral, y no sólo como recurso coyuntural de los grandes industriales para reacomodar las obligaciones arancelarias federales, o de empresas improvisadas que se ganan unos fierros muy a gusto, timando a incautas alcaldías; igualmente no sólo para gusto y sobre molde de gobiernos.

En el sur de nuestro continente se acaba de sufrir un descalabro, el que los empresarios del coso de Quito, Ecuador decidieran suspender la Feria del Señor del Gran Poder que estaba próxima a desarrollarse. Este conjunto empresarial, haciendo uso de la prudencia, decidió mejor no dar el serial que ya estaba estructurado y anunciado, toda mala suerte que se estaban sufriendo las claras amenazas de que sería suspendido ya al inicio, ya a su parte ecuatorial, ya al final.

Este serial sí que es -¿o era?- uno de los más importantes del nuevo continente; pese a estar de cierta forma colonizado. Y no deja de preocupar el avance que ha tenido la ola negra de los mojigatos “proteccionistas” de bestias  después de sufrir Barcelona la derrota taurina más grande de que se tenga registro.

Las aboliciones de las corridas de toros han sido en cierta manera constantes sobre todo en España y México –El indio de San Pablo Guelatao y el constitucionalista barbón de Cuatro Ciénegas  prohibieron las corridas en la Ciudad de México-, sin embargo éstas y otras decisiones gubernamentales y hasta reales no tuvieron vibraciones internacionales que animaran diversos grupos de distintos lares como sí que sucede hogaño.

Pese a que el gobierno estatal de Aguascalientes ya escudó la fiesta de modo oficial y legal –dejando de paso la marca de su indolencia para que los reglamentos internos se ejecuten a raja tabla en bien de quienes la sostienen-, las células de supuestos ecologistas no dejan de seguir manifestándose en muchas formas, así en rotativos, mítines, radio, televisión y medios electrónicos, y ello es inquietante por la anemia que padece el espectáculo, lo cual la debilita y es romaniente de “argumentos” para los que la odian o simplemente ven en su prohibición muchos medios para tender redes políticas, sociales y doctrinales y como felices réditos, para ellos, manipular masas. Y para ello están dispuestos a todo, hasta a imponer ideas y maneras de pensar así carezcan de estructura argumental, como: que se daña la ecología, se atenta contra la vida y dignidad animal y hasta este balín recurso: “La violencia que se ve en el espectáculo taurino, daña las conciencias de los niños y adolescentes”. Como si estuviera demostrado que de los núcleos de aficionados se produjeran asesinos, como sí que están arrojando los violentísimos y súper expandidos videojuegos, que fomentan paulatinamente la insensibilidad hacia los semejantes y despersonalizan, dejando ver como reacción “natural” el exterminio masivo con armas de fuego de humanos por humanos. Aguascalientes aún está temblando con el doble asesinato de unas jovencitas estudiantes a manos de un par de pelafustanes que sólo de verles el rostro y los perdidos ojos, se les pueden diagnosticar horas y horas enajenados ante las pantallas de las computadoras, a más de un trastorno psicológico a causa de ciertas carencias en la vida familiar. Y como si cada año en EUA (el supuesto súper país en donde está prohibida toda actividad en la que se maltrate a los animales) no hubiera más de un mozalbete que de la nada saca un arma de alto poder y dispara contra sus compañeros de clase o aprieta el gatillo de un rifle automático contra el público de un cine.


Hay quienes aseveran con seguridad tan jactanciosa como risible que la fiesta, por su pésima administración y el aún más mal trato al público, está al borde de un abismo tan hondo que da el aspecto de una atmósfera negra, y que el último empujón hacia él se lo pueden dar las fuerzas antitaurinas.

La moraleja quizás sea hoy que los que quieren la fiesta y tienen el poder de hacerlo, deben protegerla más y más hasta donde sea posible…


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