- El paisaje urbano que ofrece la Línea 12 del metro estaba oculto, agazapado, inédito
- Sobre los pueblos escondidos de Culhuacán, Nopalera, Zapotitlán y Tlaltenco
Este lunes, en que el país nuevamente pone los ojos en la Reforma Laboral que se debatiría por la noche en comisiones de la Cámara de Diputados, se puso en marcha el servicio completo de la Línea 12 del metro y se abrieron los carriles del Periférico Oriente… ¡de paga!
En las 20 estaciones de recorrido entre Mixcoac y Tláhuac, en cada una de ellas hay un estricto dispositivo de vigilancia policiaca, tanto en andenes –con “policías de pedestal”, porque están subido en un banquito- como a bordo de los coches de ferrocarril que, por cierto, no es metro ni tren eléctrico, sino un híbrido entre ambos, por tomar la corriente con una antena el techa, como el tranvía.
El gran problema que existía en esta nueva obra, la más importante de la administración de Marcelo Ebrard Casaubón, jefe de Gobierno del Distrito Federal, era la electricidad, que no había suficiente voltaje para mover a dos convoyes simultáneamente. Por ejemplo, al coincidir en una estación, uno arrancaba y el otro esperaban, no podían hacerlo juntos.
El recorrido en el metro de Mixcoac a Tláhuac ofrece imágenes urbanas nunca antes vistas por los capitalinos y menos por el turista, en particular, desde la estación de Tezonco, donde emerge de su “entierro” subterráneo para transitar en rieles elevados, desde donde se observa aquella Ciudad de México agazapada, que espera todavía que vengan a descubrirla los paseantes.
Lo que se observa son los caseríos de las barriadas de pueblos escondidos: Mexicaltzingo, Atlilco, Culhuacán, Calle 11, Olivos, Nopalera, Zapotitlán y Tlaltenco; y en particular, las cientos de hectáreas rurales desde esta última estación y hasta la terminal de Tláhuac, donde se aprecian algunas casas de cartón muy distancias una de otra; es el paisaje rural que subrevive en un entorno de acelerado crecimiento urbano.
El metro de la Línea 12 es lo que los capitalinos hubiéramos querido que fuera todo el sistema, pero al gobierno de Gustavo Díaz Ordaz no le preocupó cómo crecerían las demás líneas, a partir de la 1, de Tacubaya a Pantitlán, convertidas prácticamente en tianguis rodantes. Esa línea no permite el comercio ambulante abordo y la vigilancia es hasta excesivo, pero agradable.
También este lunes entraron en operación los segundos carriles de paga, en el Periférico Oriente. A finales del año pasado pusieron en operación los del tramo de Toreo a Ejército Nacional, con un costo de 1.37 pesos por kilómetros de recorrido, igual que el Viaducto Elevado del Bicentenario.
Su horario de funcionamiento es de 05:00 a 12:00 horas y de 13:00 a 24:00 horas, igual que en la Autopista Urbana Norte, de Ingenieros Militares a Ejército Nacional.
Todo esto significan obras que no se habían realizado en los últimos 60 años, por lo que la gran mayoría de la gente está maravillada y complacida con ellas. Al igual que con la Línea 12 del metro, el Anillo Periférico había sido planeado para ponerlos en operación antes de que terminara esta administración, por eso es que a menos de un mes de que aquélla concluya, ya fueron puestas en marcha en su casi totalidad.
Queda conectado Toreo hasta San Antonio y San Jerónimo hasta Xochimilco y 15 kilómetros de carriles centrales del arco oriente de Periférico, desde Muyuguarda hasta calzada Ignacio Zaragoza.