Pero qué buena idea la del año pasado, funcionó tan bien que debemos repetirla, excelente estrategia para detonar la economía y cerrar con broche de oro este sexenio que, dicho sea de paso, Don Felipe ya se puso nostálgico, ¿qué será Cozumel sin sus visitas?.
Paguemos aguinaldos por adelantado y copiemos esquemas norteamericanos como el famoso black friday, sólo que el jueves previo, “los gringos” darán gracias como lo hacen desde 1621 por la buena cosecha, la abundancia de los productos que da la tierra. El gobernador de aquellos años, Mr. Bradford proclama un día para dar gracias por el fruto del trabajo de indígenas norteamericanos y colonizadores o peregrinos.
Entonces, ¿acaso nosotros tendremos que dar gracias a Madero, Zapata y Villa por el “buen fin” mexicano? ¿ése será el verdadero significado a la ya trillada frase de “Me hizo justicia la Revolución”?
Cuando las tradiciones y la mercadotecnia convergen en un punto específico, hacen estragos y reafirman la teoría de Carl Gustav Jung y su inconsciente colectivo, donde las estrategias publicitarias establecen un lenguaje común a todos los habitantes de este planeta, a través de símbolos sencillos, de fácil lectura y pronta asimilación que van directo a la pisque, rebasando los límites de la razón y detonando la respuesta esperada por la mercadotecnia… gastar.
El día posterior al de acción de gracias, inicia la temporada de compras navideñas o de fin de año en el país de los vecinos adinerados, entonces, y como todo “tropicalizamos” mal ¿qué tendrán que hacer los mercadólogos nacionales para identificarnos, irán a buscar un hecho histórico para celebrar la temporada de ventas sin sentido? El inicio de la Revolución Mexicana puede ser el pretexto para el banderazo de salida del gasto de una parte del aguinaldo.
Y no es que esté en contra de detonar la economía nacional ni de generar empleos temporales antes de que entre en vigor la nueva ley laboral ni mucho menos, sólo que, en nuestra realidad, en poco tiempo estaremos escuchando comentarios alusivos a la falta de dinero mucho antes de que termine el año y la búsqueda de los préstamos y los artículos para empeñar porque todo se fue en el “buen fin”. Haga usted memoria, ya pasamos por esto, dice Don Felipe que sí funcionó… ¿será por eso que se repite este año?
Seguro que funcionan estas estrategias, pero en economía más solida que la nuestra, donde hay consumidores responsables que sólo gastan lo que pueden pagar.
Qué tal un “buen fin” de acceso gratis a eventos que valgan la pena, música, teatro, cine, danza, poco gasto pero mucho provecho, nada de iniciativas mediáticas que conmuevan el corazón y que le roben un peso con amor, sino acciones de verdad que no impacte en el bolsillo de los consumidores y que nos permita crecer como sociedad y disfrutar todos los buenos fines hasta que los mayas así lo decidan.
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