El jueves 8, viernes 9 y sábado 10 de noviembre, en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, Patricio Morales (investigador chileno) y un servidor tuvimos la oportunidad de realizar una ponencia en la Doceava Conferencia Internacional Karl Polanyi; la cual, por vez primera, se realizó en América Latina. La idea central de esta Conferencia organizada por el Instituto de Economía Política de la Universidad Concordia (Canadá), es cada dos años exponer y discutir la pertinencia del pensamiento de Karl Polanyi. En esta ocasión con un agregado: relacionar y discutir qué pasa en América Latina.
El trabajo que expusimos es una discusión sobre el liberalismo que plantea Polanyi y el neoliberalismo actual. Este último concepto lo discutimos con base en la genealogía del poder que realiza Michel Foucault. Para llevarlo a un marco más empírico, analizamos el concepto de pobreza que sustenta la nueva ola de políticas sociales de Transferencias Condicionadas que se implementan en la región. Tres programas se estudiaron: Bolsa de Familia en Brasil, Chile-Solidario en Chile y Progresa-Oportunidades en México.
Nuestra ponencia se realizó en la mesa titulada “Neoliberalismo, Globalización y Crisis”, en donde participaron Roos Salbrink (London School of Economics and Political Science) y Rolando Cordera Campos (economista de la UNAM y columnista de este diario).
Karl Polanyi (1886-1964) fue un científico social cuyo pensamiento ha representado uno de los grandes aportes a la antropología económica. Nació en Polonia y fue oficial del ejército austro-húngaro durante la Primera Guerra Mundial. Al sobrevenir la persecución fascista abandonó Austria en 1934 y adoptó la nacionalidad británica. Fue profesor de las universidades de Oxford y de Londres.
Es un su obra principal, La Gran Transformación (1944), en donde plasma una de las formas más irreverentes de analizar los orígenes políticos y económicos de nuestro tiempo (tal como lo dice el subtítulo traducido por el Fondo de Cultura Económica). Polanyi sostiene, con base en un estudio riguroso, que las personas históricamente se han rehusado a ser consideradas como “simples mercancías del mercado” (contexto ideal del liberalismo económico). En efecto, como una especie de contra-movimiento, surgen fuerzas represivas del Estado a favor de la protección social de los individuos (sindicatos, protecciones arancelarias, etcétera). El autor concluye que este enfrentamiento entre la autorregulación del mercado (liberalismo) y la protección social derivó en fascismo y, por ende, en la Segunda Guerra Mundial.
La discusión que planteamos es que si bien el pensamiento de Polanyi es pertinente, es en la intervención del Estado en donde encontramos un punto de inflexión. Éste ha cambiado las fuerzas represivas, por nuevos instrumentos sofisticados (políticas públicas) que pretenden subordinar las conductas de los individuos a los postulados del mercado. De acuerdo con el análisis de Foucault, el Estado ejerce su poder con dispositivos que transforman la conducta de cada individuo.
En el neoliberalismo nacen agentes de cálculo que moldean la realidad a lo que el mercado requiere. Cada individuo es una empresa, cuya rentabilidad depende de su propio capital humano, por ejemplo su salud o nivel educativo. En otras palabras, cada individuo se constituye en un “empresario de sí mismo”: lógica de mercado pura.
Pero esta discusión no estaría completa sin un análisis empírico. Para ello, tomamos tres casos de políticas públicas implementadas en Brasil, Chile y México. Cabe resaltar que nosotros en ningún momento ponemos en duda la efectividad de Bolsa de Familia, Chile-Solidario y Progresa-Oportunidades. Lo que ponemos en duda es la lógica de su funcionamiento. Es decir, de acuerdo con nuestra revisión, los tres programas buscan que el individuo, en su situación de pobreza, se haga cargo de su contexto bajo una transformación conductual. Esto deja de ser una transacción en la que el Estado aporta bienes de subsistencia a cambio de un aporte del individuo considerado como pobre. Su funcionamiento va más allá. El pobre o indigente se debe someter a los dispositivos que dispone el Estado para poder subsistir.
Acá lo importante es no desconocer los ámbitos de alta conflictividad que aportan la noción de desigualdad y colectividad que rodean a la pobreza y a sus individuos. La lógica de mercado, en donde el Estado aporta insumos para que cada individuo se haga cargo de su propio capital humano, conlleva un consenso que difícilmente podría absorber frustraciones y descontento producto de otras esferas sociales, como sería el empleo, la educación y el endeudamiento.
Este tipo de foros de discusión nos recuerdan que en países que viven un proceso democrático, como el nuestro, el debate y la conflictividad por nada del mundo deben de caducar. Bien por el Instituto de Economía Política Karl Polanyi.
Bibliografía recomendada
Polanyi, Karl (1944), La Gran Transformación: Los orígenes políticos y económicos de nuestro tiempo. Fondo de Cultura Económica, México. 2007.