Quien no puede estar más contento es el dirigente de la FSTSE en Aguascaliente, Normando López Meixueiro, quien una vez que su jefe Joel Ayala Almeida le dijo que habría bono sexenal para la burocracia federal, no se ha cansado de publicitarlo como gran logro de su gestión. La euforia de los empleados federales por sus vales de 2 mil 500 pesos le asegura un largo rato más al frente de la Federación sin tener que rendir cuentas de nada, es decir, le bastará hacer la declaración trimestral en la que se oponga a los programas de retiro voluntario y en que refrende su lealtad al jefe en turno.
La dirigencia de la FSTSE es una de esas posiciones cómodas y con el cambio de administración federal y de partido, mucho más, de ahí que López Meixueiro haya incrementado su aparición en los medios de comunicación despotricando en contra de los gobiernos panistas y, en especial, contra los delegados en Aguascalientes, a quienes acusa (sin decir nombres) de haber empleado el puesto para sólo posicionar su nombre.
Es evidente que para el líder de la burocracia federal en Aguascalientes, la alegría del bono sexenal se extenderá más allá del tiempo en que se cambien los delegados y con ellos sigan los recortes de personal, porque finalmente, quienes se van primero con la cabeza. Es personal de confianza, así que Normando López Meixueiro podrá seguir tan tranquilo.
Ya que mencionamos a Joel Ayala Almeida, hacemos un poco de historia para contarle el cuento de los “Los Cinco Lobitos”. Un repaso rápido sobre el sistema sindical mexicano: en 1918 Luis N. Morones funda la Confederación Regional Obrera Mexicana, organismo que llegó a contar con 2 millones de afiliados. En 1929, en oposición al liderazgo de Morones, nace la Confederación de Trabajadores de México (CTM) por la separación de Fidel Velázquez Sánchez, Alfonso Sánchez Madariaga, Jesús Yurén Aguilar, Fernando Amilpa Rivera y Rafael Quintero, a quienes Morones calificó de lombrices que impedían crecer el “frondoso árbol de nuestra gloriosa CROM”. Esos cinco se transformaron en “Los Cinco Lobitos” que le comieron el mandado.
La versión 2012 de los “Los Cinco Lobitos” la conforman: Joaquín Gamboa Pascoe, Elba Esther Gordillo Morales, Carlos Romero Deschamps, Víctor Flores Morales y Joel Ayala Almeida. Todos han sabido qué hacer con las relaciones del poder y seguir comiendo del mandado del presupuesto. Una muestra de su poder y convocatoria ocurrió el sábado pasado. El líder de la FSTSE, Ayala Almeida, organizó en el Deportivo Federalismo un juego de beisbol entre Hacendarios, encabezados por el secretario Juan Antonio Meade y Agustín Carstens; y Legisladores, con Emilio Gamboa Patrón de capitán. Fue, desde luego, todo un éxito… Pero, nada comparado con la cena-baile que organizara ahí mismo Joel Ayala Almeida para los amigos de la prensa el pasado 2 de noviembre, que congregara a comunicadores de al menos las últimas cinco generaciones. El citado salón social, lujosísimo, es parte del complejo del Deportivo Federalismo del Sindicato de Salud, en Tlalpan, atrás del IFE, donde este sábado Hacendarios y Legisladores se agarraron a palos, en un juego de beisbol. Tejido político fino que ya se refleja en la Reforma Laboral.
En Aguascalientes, al final estado pequeño, no se refleja del todo el poderío de estos cinco dirigentes y, sin embargo, ahí tiene usted al diputado Pilar Moreno Montoya, quien al hacer la defensa de la Reforma Laboral, simplifica defendiendo el statu quo de la vida sindical, es decir, señala que no están de acuerdo (entendemos que el PRI) con quienes se perpetran al frente de un sindicato, pero como finalmente logran dar “estabilidad laboral” (entendemos que impiden al movimiento obrero hacer olas) pues se les reconoce y permite seguir chambeando a gusto.
Salpica, salpica, que algo quedará. Por no dejar, le comentamos lo que ya sabe, la fuga de Ventura Vilchis Huerta, titular del Instituto de Salud del Estado con Luis Armando Reynoso Femat, quien gracias al pago de una fianza de 8 millones de pesos salió del Cereso después de dos meses. Acusado del delito de peculado y ejercicio indebido del servicio público (ya sabe: el tomógrafo desaparecido), la salida de Vilchis Huerta se da justo cuando el subsecretario de Finanzas, Uriel de Santos Velasco, declaró que había repartido dinero entre los legisladores federales para gestionar recursos para la construcción del nuevo Hospital Hidalgo.
Ya el ex funcionario declaró que eso es asunto de Uriel de Santos y que tendrá que probar sus acusaciones, lo que esperamos ver dentro de los próximos días es el deslinde de quienes formaron parte de la LX Legislatura por parte de Aguascalientes, a saber, cinco del PAN: Pedro Armendáriz García, Francisco Dávila García, Nelly Hurtado Pérez, Alma Hilda Medina y Ernesto Ruiz Velasco; dos del PRI: Lorena Martínez Rodríguez y Héctor Hugo Olivares Ventura; Sergio Augusto López Ramírez, por el Verde Ecologista; Silvia Luna Rodríguez, por Nueva Alianza; y Antonio Ortega Martínez, por el PRD. Esos 10 legisladores ocupan hoy diversos cargos y responsabilidades, desde presidencias municipales hasta delegaciones, pasando por líderes de bancada. ¿Qué va a pasar? Sinceramente nada, un peloteo de declaraciones, del yo no fui al no estoy enterado, que en nada ayudarán a la investigación, mucho menos a la aparición del tomógrafo. Aguascalientes vuelve a ser comidilla en los medios de “circulación nacional” por lo folclórico (por decir lo menos) del asunto; lamentablemente, pero al rato pasará, y lo único seguro es que el tomógrafo seguirá sin aparecer y la construcción del Hospital Hidalgo sin continuar, aunque sea compromiso de Enrique Peña Nieto. Así hasta el próximo escandalito o alguna fiesta de mirrey.
Aburrido, una y otra vez. Ayer el PRI reunió a “140 distinguidos militantes priístas” (dice el comunicado de prensa), quienes suspiran por una candidatura en el 2013, que prometieron fidelidad y discreción (también dice), que serán disciplinados (reitera contundente)… en fin. Eso sí, hábilmente no se menciona el nombre de ninguno de los asistentes y las fotos son lo suficientemente borrosas como para que no se le pueda acusar a Guadalupe Ortega de favoritismo alguno. No vaya a mencionar alguien que en la primera fila estuvieron Alejandro Alba Felguérez, Gustavo Granados Corzo, Óscar López Velarde Vega, José de Jesús Ríos Alba y Enrique Juárez Ramírez, ¿los primeros serán los últimos?, ¿al que madruga Dios lo ayuda?, ¿nomás llegaron temprano?
