Justo antes de comenzar con este comentario pensaba en el evento que se avecina para este próximo sábado primero de diciembre y según se quiera analizar, hay dos maneras de observarlo: uno es que termina el sexenio de Calderón y con ello los 12 años de supuesta alternancia política que a reserva de la opinión que ustedes tengan, para mí ha sido un absoluto y rotundo fracaso; ahora bien, por el otro lado, se avecina la toma de protesta de Peña Nieto como Presidente de México y con ello, todos lo sabemos, el restablecimiento del PRI en el poder y de ahí en adelante veremos qué le depara a nuestro País y a toda nuestra gente.
Ahora bien, para darle orden a este asunto, me permito, previo al cambio de poderes, ir por partes, primero hablemos de Calderón y lo que nos dejó el “Presidente del Empleo, la Seguridad y la Confianza” después, durante el próximo comentario editorial hablaremos de lo que nos espera con Peña Nieto como mandatario, además hay que esperar a su gabinete del que seguramente tendremos varias sorpresas y confirmaciones del regreso del régimen.
Para empezar y terminar pronto, Felipe Calderón Hinojosa termina su sexenio y se va sin cumplir muchas de las promesas que hizo. Recuerdan la publicidad, las bardas pintadas, los folletos y su discurso mil veces repetido de ser el “Presidente del Empleo”, aseguró que se crearían 1 millón de empleos al año, bien, pues su promedio anual fue de 380 mil plazas laborales, ¿lejos no? Pero claro, su hermana Luisa María Calderón y sus amigos Ernesto Cordero y Javier Lozano, entre otros ahora disfrutan de las generosas nóminas del Senado y la Cámara de Diputados.
El sexenio de Calderón deja 3 millones de desempleados y 26 millones de mexicanos en empleo informal. ¿Usted cree que se puede sobrevivir en este México con un salario mínimo? Le comento que hoy hay poco más de 10 millones hermanos cobrando mil 700 pesos mensuales. Gracias por el empleo Presidente. En México seis de cada 10 mexicanos son pobres, para acabar pronto.
Fracasado, como lo es, más adelante prometió ser el Presidente de la Infraestructura y aquí puede ser que usted tenga una opinión distinta, y sí, en este sexenio se invirtió de manera importante en la creación de carreteras, puentes y presas, pero obsérvelo muy bien y con detenimiento, ¿le parece a usted que México gozó de una transformación real en obra pública? No parece que el País haya dado un salto grande en este rubro.
Sin duda la apuesta grande de Calderón fue la seguridad pública y el combate al crimen organizado, de hecho para no variar Felipe se proclamó como el Presidente que acabaría con el crimen organizado, aseguró que devolvería la tranquilidad a los mexicanos y la paz a nuestras calles, palabras más palabras menos y por supuesto le invirtió dinero, el presupuesto destinado a la seguridad rebasó 835 mil millones de pesos, 50 por ciento más que lo destinado por Fox a este rubro. Una cantidad muy alta para tan pobres resultados, hagamos cuentas: hace seis años se decía que había siete cárteles de la droga, para el término del sexenio son más de 20 los grupos, por otro lado se superan los 80 mil muertos por casos relacionados al crimen organizado, hay más de 300 mil personas desaparecidas, todos éstos son datos del INEGI. Miles de jóvenes son captados y hoy integran las redes de la delincuencia, las drogas se consiguen prácticamente en cualquier parte del país. Usted y yo nos podemos preguntar, ¿bajó el consumo y tráfico de drogas?, la respuesta es no, entonces no ha valido la pena tanta sangre derramada, sangre inocente en muchos casos.
En Seguridad Pública el fracaso es dantesco. Las personas no confían en la Policía y dramáticamente cayó el índice de confianza en las fuerzas castrenses; a lo largo de estos seis años se presentaron 7 mil 300 denuncias contra elementos militares por tortura, desaparición, ejecución extrajudicial y otros delitos.
Nuestra economía es paupérrima, el crecimiento anual promedio ha sido menor a 2 por ciento, el más bajo en los últimos 25 años. México cayó del lugar 13 en materia de turismo al lugar 24; varios estados de nuestro País fueron clasificados como peligrosos y no aptos para que el turismo extranjero los visite. Las inversiones del extranjero se redujeron en un 36 por ciento, Brasil y Chile obtuvieron mayor inversión que México en los últimos seis años.
Calderón se va y qué bueno que así sea, sin embargo, un detalle más, se va con una jugosa pensión vitalicia, una recompensa a su ineptitud. Se le premia (porque no hay otra manera de decirlo) con 215 mil pesos mensuales, donde se le cubren: gastos médicos, ocupación de inmuebles, servicios gratuitos, vehículos blindados, boletos de avión y eso no es todo, tendrá a su disposición empleados administrativos y escoltas, todo a costa claro, del erario público.
Sí amigos, este primero de diciembre Calderón termina su periodo nefasto; llegó por la puerta de atrás y se va por donde mismo, entre las sombras y la desaprobación de millones de mexicanos que seguramente tuvieron que escarmentar en carne propia quién fue el verdadero peligro para México.