Taktika
Calle Houghton, Londres, Inglaterra. 23 de octubre de 2012. Una institución de gran prosapia intelectual, la London School of Economics (LSE) –cuna del Estado benefactor y la Tercera Vía–, presenta su reporte titulado “Governing the Global Drug Wars” (Gobernando la Guerra de las Drogas Globales). En la precitada información, el establecimiento educativo sostiene que la lucha internacional contra el narcotráfico ha fallado y que se requiere una reforma radical para remover el pensamiento desfasado y carente de base científica en el tema.
Para la LSE, el fracaso en la lucha global contra el tráfico de narcóticos no es más un punto de controversia, sin embargo, la ONU y varios gobiernos continúan llevando a cabo políticas inefectivas “espoleados por una mezcla de inercia burocrática e ideológica”.
El presente artículo tiene por objetivo explicar al amable lector la mencionada información, especialmente en el capítulo dedicado a América Latina, pues sostiene que los datos empíricos muestran que el sistema actual ha fracasado. Sustenta que el costo humano de perseguir muchas políticas públicas es injustificable –desde las detenciones en masa en los Estados Unidos y Asia, pasando por la epidemia de VIH-SIDA en Rusia, a la violencia que domina a países como México y Colombia–.
En la sección dedicada a América Latina, Paul Gootenberg, profesor de la Universidad Estatal de Nueva York, examina la historia del tráfico de cocaína en el continente y muestra cómo las políticas estadounidenses de combate al mencionado narcótico han influido en la crisis de seguridad pública que actualmente atraviesa el Estado Mexicano.
Gootenberg –experto en la historia del tráfico de drogas andino y en la historia de México y Perú– explica cómo la obsesión estadounidense por prohibir la producción de la hoja de coca en Perú en 1948 y Bolivia en 1961 condujo al nacimiento y la dispersión por nuestra América Latina del comercio ilegal del lóbulo de la coca.
El historiador estadounidense muestra cómo dos eventos de la Guerra Fría consolidaron la presencia de la cocaína en el Hemisferio Occidental: Primero, el triunfo de la Revolución Cubana en 1959 significó la expulsión de los traficantes de La Habana, quienes establecieron sus dominios en América del Sur, México y Miami. En segundo lugar, la Unión Americana estableció en 1961 una campaña de erradicación de la hoja de coca en Bolivia, la cual expulsó a los productores de la mencionada hojuela a otras partes del país andino.
Aunado a los dos eventos mencionados, Gootenberg menciona que el golpe de Estado de 1973 en Chile significó que el dictador Augusto Pinochet se plegara a los esfuerzos estadounidenses de combatir a los traficantes de coca. Además, la declaratoria de la “Guerra contra las Drogas” emitida en 1971 por el entonces mandatario estadounidense, Richard Nixon, favoreció a la cocaína, pues ésta era más fácil, más segura y más lucrativa para los mercaderes de narcóticos que la marihuana o la heroína.
En otro apartado del reporte, Gootenberg hace un recuento del combate contra el crimen organizado en Colombia –la persecución de Pablo Escobar Gaviria y la rivalidad entre los cárteles de Medellín y Cali por el control de las lucrativas rutas de contrabando en dirección al principal consumidor de cocaína en el mundo: Los Estados Unidos de América–. Asimismo, el científico social sostiene que México se encuentra en una situación similar a la que experimentó Colombia en los años 80 y 90 del siglo pasado.
Para el intelectual estadounidense, el Plan Colombia sólo condujo a organizaciones delictivas más efectivas –en la actualidad, hay en Colombia más de 600 cartelitos–, los cuales han diversificado sus estrategias de ventas hacia lugares como Brasil, África y el Reino Unido. Además, han agregado drogas sintéticas y cocaína genéticamente alterada a su oferta. Por último, los cartelitos han creado sus propios –y muy efectivos– sistemas de contraespionaje.
En pocas palabras, la Unión Americana no está “libre de polvo y paja” –como las Vírgenes Vestales–, sino que es un gobierno carcomido por la hipocresía moralizante que señala y castiga a los latinoamericanos por ser culpables de excitar el consumo de estupefacientes entre su adicta y decadente población, pero que nada o poco hace por fomentar la abstinencia en este apartado.
Quienes piensen que el reporte de la LSE es un llamado a claudicar en la lucha contra el crimen organizado trasnacional están equivocados, pues el prólogo es escrito por el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, quien dice: “ha llegado la hora de tomar una nueva perspectiva e invitamos a los líderes mundiales, científicos y expertos para comenzar un debate abierto, serio y honesto acerca de esta guerra. La hora ha llegado para pensar desde afuera de la caja”.
Aide Mémoire.- Que no haya duda al respecto: China venció a la India en la contienda que ambos colosos asiáticos libraron en octubre y noviembre de 1962.
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Soren de Velasco Galván
Colegio Aguascalentense de Estudios Estratégicos Internacionales, A.C.