Estimado lector, esta semana que ha estado plagada de noticias espectaculares, como la captura o muerte de grandes capos de la droga, que abonan a pensar en un México futuro más seguro, y viendo con gran preocupación las manifestaciones populares debidas a las presiones fiscales y financieras que tienen en países como Grecia, España, Portugal y ahora Francia, es bueno revisar un documento interesantísimo publicado en el año 2010 en el Journal of Economic Literature por Gordon H. Hanson, profesor investigador de la Universidad de California en San Diego, titulado “¿Por qué México no es rico?”, y que en estos momentos que vemos el mundo financiero mundial caer en una especie de letargo e inmovilismo por no saber qué hacer ante los problemas económicos es bueno recordarlo para tratar de cambiar lo necesario para hacer de nuestro país uno más rico y mejor preparado para los embates mundiales.
En el año 1993 y 1994, México logró lo impensable, ser parte del selecto grupo de la OCDE, donde sólo se encontraban los más ricos y además, firmar un acuerdo comercial de libre comercio con dos de las potencias mundiales económicas, Estados Unidos y Canadá. Además, se ha hecho bien la tarea en varios puntos, entre los que podemos destacar la inflación baja y controlada, cosa que no había pasado, una deuda externa nacional controlada y baja con respecto al PIB, y una disciplina fiscal y macroeconómica que es la envidia de muchos países. Entonces la gran pregunta es ¿Por qué no crece más México?
En el año 2000, la economía china y la mexicana tenían el mismo tamaño, de hecho, México era un poco más grande que China. Ahora podemos ver con gran tristeza que estamos a la mitad de tamaño. No sólo eso, México ha crecido un promedio de 1.1 por ciento del PIB anual de 1985 al año 2008, sólo por encima de…. ¡Venezuela! Y muy por debajo de Chile, Brasil o hasta Argentina. ¿Dónde está el problema entonces?
El primer gran problema es la deficiencia de un sistema financiero crediticio robusto. Es todo un calvario llegar a un banco a pedir un crédito, y más si se es empresario. Es increíble ver la facilidad con la que una tarjeta de crédito se otorga, a veces sin referencia alguna, y lo difícil que es obtener un crédito para inversiones de capital. El primer crédito no lleva a creación de valor inmediata en el país, el segundo sí. Pero lo que sucede es que para qué se desgastan los bancos en dar créditos, si las utilidades las obtienen (y por cierto son jugosas) por medio de comisiones, que por más que la Condusef ha topado muchas de ellas, son tan creativos que inventan otras. El crédito bien otorgado es el motor del crecimiento de un país, entonces, por eso estamos trabajando a medio gas.
El segundo gran problema es la alta tasa de informalidad que tiene en el país. Se calcula según datos del INEGI que aproximadamente el 30 por ciento de la población trabaja en la informalidad. Esto implica menos impuestos, menor aportación en la seguridad social y por tanto, menor crecimiento. Nos quejamos por una reforma laboral que está nada más poniendo en papel lo que ya son prácticas comunes, en lugar de pensar en todos aquellos que trabajan con patrones que no los dan de alta en el seguro, y que no facturan para poder entonces tener un mayor ingreso.
El tercer problema es la falta de congruencia en los trámites a realizar. Por un lado tenemos mucha regulación en algunos sectores que lleva a la concentración en pocos participantes del sector, (como la venta de gasolinas, la telefonía, donde se ponen de acuerdo todos para cobrar caro y dar un servicio deficiente), o nula regulación en otros sectores donde sería necesario tenerla. Y cuando existe la regulación, puede quitarse gracias a lo que Álvaro Obregón bautizó como “cañonazos de 50 mil pesos”, la corrupción. Actualmente Wal Mart México está siendo investigada en Estados Unidos ya que parece que instaló tiendas de manera irregular y fueron “regularizadas” por medio de esos cañonazos. Eso lleva a una mala competitividad en México, a un mercado que tiene todo menos libertad y en donde si puedo aprovechar mi situación, no voy a pensar en el consumidor, en el cliente (que es el objetivo de la empresa) sino en mi beneficio gracias a tu perjuicio.
Y por último nos comenta el señor Hanson, la falta de una política industrial adecuada. Un sexenio somos maquiladores, y los apoyos son exclusivos para ellos, y cuando llega China y con su mano de obra más barata puede hacer los mismos productos que en México a mitad de precio, los dueños de las maquiladoras se las llevan y dejan al país con una “inversión” que se convierte en un elefante blanco. Falta una política transexenal que vaya más allá de los caprichos del presidente o sus allegados. Hay que ver el destino que tendrán los esfuerzos de “México Emprende” en el siguiente sexenio. Mi humilde opinión es que serán elefantes blancos, durarán uno o dos años más y después desaparecerán debido a que otra política económica vendrá por el nuevo presidente.
Espero estimado lector, que estés de acuerdo que esto no implica grandes reformas estructurales, sino ganas de hacer las cosas. Ojalá ya tengamos ganas, y no sea demasiado tarde cuando queramos.
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