Las pequeñas y medianas empresas (Pymes) se clasifican en micro, pequeña o mediana dependiendo del número de trabajadores y de su volumen de negocios (venta anual).
El 72 por ciento de los empleos en México son generados por las Pymes, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), por ello juegan un rol importante en la economía, en el crecimiento del país; por falta de acceso a créditos aproximadamente sólo el 20 por ciento sobrevive a su primer año.
Estimado lector, otras cifras a considerar son que cerca del 65 por ciento de las Pymes en México son de carácter familiar; aproximadamente el 45 por ciento de los socios participantes en la gestión directa de la empresa tienen entre 40 y 59 años de edad; más del 60 por ciento da capacitación a los empleados y directivos. Son pocas las empresas que usan una técnica de mejora en la productividad.
Con respecto a las exportaciones, la falta de información y altos aranceles no han favorecido que las empresas mexicanas crucen las fronteras para incrementar sus negocios. A pesar de que existen algunos programas y apoyos públicos, son pocas las empresas que los conocen o que tienen acceso a éstos. También faltan apoyos que permitan a las Pymes un programa de intercambio de tecnología.
Ahora bien, más del 60 por ciento de las Pymes cuenta con su misión y visión, en las cuales se proyectan los valores y principios de sus directores y/o dueños. Para abordar la relación del empresario con el medio ambiente, quiero partir de la responsabilidad, más que de la responsabilidad legal, en base a un compromiso ético hacia la sociedad a la cual pertenece el empresario.
Se debe buscar un equilibrio entre el aspecto económico de la empresa y el medio ambiente, donde el empresario planee la subsistencia con una buena rentabilidad, pero que colabore en la conservación, protección y restauración del entorno ambiental. El ser una empresa “verde” no sólo es el poseer un “sello” o un distintivo que lo diga, es toda una planeación, estrategia y filosofía, en la cual el empresario: conoce a detalle cómo cada proceso impacta al medio ambiente, reduzca a lo mínimo los desperdicios de material, promueva el reciclaje, conozca el ahorro de energía y agua obtenido. Además la Pyme debe contar con un código de ética, el cual se convierta en la médula espinal de sus actividades y procesos, en dicho código deberán contenerse los valores y principios éticos que la rijan.
Los servicios y/o bienes que produce la Pyme dependen estrechamente de la naturaleza, por lo tanto, el uso de los recursos naturales conlleva una responsabilidad hacia el empresario, quien debe retribuir a la madre naturaleza en agradecimiento por los recursos utilizados.
Establecer un programa de gestión ambiental en la empresa ayudará a disminuir los costos y gastos propios de la producción, a aligerar los preparativos administrativos y legales para exportar, y además, mejorará la imagen y prestigio hacia la comunidad.
Los organismos empresariales o cámaras deben promover estrategias de gestión ambiental a sus socios, ayudándoles a conocer y cumplir las normas legales, las políticas y los requisitos administrativos ambientales; los dirigentes de dichas cámaras pueden auxiliar en la difusión de las políticas sustentables, incentivos y financiamientos existentes, o bien, proponer y pedir al gobierno la creación de éstas.
Uno de los fines principales de las Pyme debería ser el mejorar la calidad de vida dentro del entorno donde realiza sus actividades.
Invito a los directores o dueños de los negocios a invertir en capacitarse en temas ambientales, como NOM´s, manejo adecuado de residuos sólidos y líquidos, políticas corporativas, contabilidad verde, código de ética, responsabilidad social, en fin, enseñar al personal de su empresa las buenas prácticas de respeto al medio ambiente beneficiará el rendimiento de la organización.
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Sandra Mendoza Barrera
Directora de Lazo Azul
Presidenta de Por la Tierra AC.