La Escuela de Tiempo Completo necesita la participación de todos [ESPECIAL] - LJA Aguascalientes
15/11/2024

  • Los procesos de enseñanza-aprendizaje requieren de más tiempo: profesores
  • Primaria Rafael Arellano Valle, igual atiende a alumnos de capacidades diferentes

 

La joven María Fernanda Ovalle Catalán es monitora, conduce con ternura indescriptible a Sebastián Arredondo Esparza, uno de los más de 12 niños con alguna discapacidad, entre los 470 alumnos de la Escuela de Tiempo Completo Rafael Arellano Valle, donde tres de cada 10 paterfamilias no pueden pagar el comedor, por la crisis.

Lo que aquí ocurre es sencillamente impresionante. “Uno se pregunta, ¿cómo es que los indicadores en México hablan tan mal de la educación y lo que aquí estamos haciendo es lo contrario?”, comenta su directora, la profesora María Guadalupe Rodríguez Villalobos, con 33 años de docente y 13 en ese escritorio de máxima responsabilidad.

Foto: Roberto Guerra

Luego vemos al niño Ángel David Dávila llegar con su papá, inquieto, disperso, “pero muy inteligente”, apunta la maestra María, abrazando amorosamente al pequeño; felicita al padre porque el alumno avanza en las habilidades lectoras.

A tres metros de distancia, sentada en el suelo, en un grupo de cinco alumnas, Alison Paulina Martínez, de 11 años de edad, voltea a ver a la maestra María; algo lee en sus labios, se incorpora, ligeramente inclinada se alisa la falda con las dos manos y se encamina hacia la profesora: “dile al señor reportero qué te gusta jugar”. De inmediato respondió: “el futbol”. Alison es totalmente sorda, pero con una gran habilidad para leer los labios y para integrarse a los demás sin ningún complejo.

Erick Alejandro Gómez Martínez, autista, desde el kínder se mostraba reacio a la escuela, pataleaba y hacía muchos berrinches. Llegó a esta escuela donde lo recibió la maestra María desde el primer año y poco a poco se adaptó. Hoy manifiesta también una inteligencia especial.

La Jornada Aguascalientes observó cómo María Fernanda, una jovencita que no hace mucho dejó atrás la niñez, blanca, bonita, además de su incomparable nobleza: “¿Qué sentimientos te produce tu trabajo?”, le preguntamos.

“¡Uyyy! No hay palabras…”


De golpe, nos impactó ver cómo sus mejillas se llenaban de rubor, pero sin titubear respondió absolutamente segura, llevándose las palmas de las manos al pecho, lenguaje corporal del teatro que quiere decir ser auténtico: “¡Uyyy! No hay palabras, es tan grande la satisfacción que siento que no tengo palabras… Amo lo que hago, es mi mejor paga”.

La directora de la escuela primaria Rafael Arellano Valle nos cuenta que hace apenas unas semanas, el 27 de agosto, inició ahí el programa de Escuelas de Tiempo Completo, de 8:00 a 16:00 horas.

“Los alumnos permanecen la jornada completa en la escuela. De ocho a una están con su maestro de grupo, cumpliendo el programa asignado para todo el ciclo escolar, todos los contenidos programáticos en todas las asignaturas, menos educación artística, física y en computación, son materias, disciplinas que los niños ven por la tarde”, dijo.

Añadió que los maestros trabajan cinco horas continuas para el tratamiento de los contenidos, “y es maravilloso porque hay más tiempo, dedicación y expectativa de éxito”, subrayó.

Indicó que en ese horario trabajan con líneas relacionadas con la vida saludable, el inglés, educación artística (danza, teatro, artes plásticas), habilidades lectoras, matemáticas y digitales, así como recreación física, para los más pequeños, con dos horas adicionales que les permiten tener más gusto por la práctica física o el deporte.

Horas de trabajo, arte y juegos

De 13:00 a 16:00 horas las actividades están enfocadas a aprender habilidades que permiten aprendizaje autónomo y con más gusto, “tres horas más implican cansancio, pero tratamos que sean actividades lúdicas, de mucho juego, menos exigentes en cuanto a que tienen muchos maestros, que son evaluables, que planean actividades acordes al programa”.

La mentora estima que la Escuela de Tiempo Completo favorece a las madres trabajadoras, que dejan en la escuela a sus hijos, con la confianza de que van a ser atendidos correctamente, y que ellos van a estar comidos cuando lleguen a casa.

—¿Cómo surgió este sistema?

—Hubo dos escuelas piloto: la Pedro García Rojas y en un municipio, que trabajan desde hace tres años. Y en el ciclo pasado se incorporaron varias escuelas, donde todavía no cocinaban las mamás, pero ya estaba el horario ampliado, con especialistas.

Propiamente, explicó María Guadalupe, se está trabajando así a partir del 27 de agosto pasado, con todas las características, con la comida, horarios y especialistas. De ocho a una, 12 maestros, educación física, educación especial, intendentes; y por la tarde, de una a cuatro, tengo seis de mis maestros que doblan turno con habilidades lectoras, habilidades matemáticas, habilidades saludables, computación y educación artística. Los demás me los mandó el IEA en artes, son 15 maestros. Aparte, una cocinera, que paga el IEA, coordina el equipo de madres que hacen la comida todos los días.

En la cocina escolar se prepara comida diariamente para 500 personas. “Es un trabajo verdaderamente extraordinario. Los nopales no les gustan; nopales con salchicha de pavo, para hoy martes. Las verduras no faltan, batallamos para que coman porque muchos padres tienen hábitos distintos al bien comer”, precisó.

Hay quien no puede pagar comedor

Añadió: “no ha sido fácil, pero yo encuentro mucho apoyo en los maestros y los padres. Todo el mundo le entra al logro de las metas, hay disciplina y organización para que funcionen bien las cosas”.

Comentó que actualmente, de 200 instituciones con programa de Escuelas de Tiempo Completo, operan sólo 192, ocho no reunían las condiciones; en total, deberá haber unas 600 escuelas primarias en la ciudad.

Otro de los dramas de la vida lo encontramos en la cocina escolar, que maneja María Rosalba Gómez Arenas, gracias a un sueldo del IEA y al apoyo de las madres de familia María Magdalena Alvarez López, Elvia de León Hernández, Marisol Ávila Calderón y María Cristina Ávalos Ramírez, alguna de ellas lleva hasta su pequeño bebé en carreola. Pero aquí, tres de cada 10 padres de familia no pueden pagar el comedor.

Doña María Rosalba confiesa su enorme satisfacción por servir a los niños en edad escolar y cuando le pedimos que nos regalara algún pensamiento relativo a la Escuela de Tiempo Completo, se lanzó:

“Lo único que puedo decir es que las personas que trabajen en Escuelas de Tiempo Completo y en el comedor, que lo hagan por los niños; que no pongan intereses personales, ni rivalidades. Simplemente que lo hagan por los niños y lo hagan por amor”.

María Magdalena, madre de familia, también externó la satisfacción que este trabajo le causa: “me siento satisfecha ayudar aquí, más que nada a mi escuela, porque aquí tengo a mis niños, porque aquí los estoy checando y veo cómo está el movimiento. Tengo una de siete, otra de ocho y uno más de 10 años. Sí, claro, nos cansamos de trabajar, pero nos queda la satisfacción de que estamos contentas y a gusto”.

El joven maestro Cristian Omar Tristán Tristán, nos platica cómo surgieron las Escuelas de Tiempo Completo: “esto viene a ser como un recurso para poder cristalizar la misma Reforma Educativa que se gesta en el país desde 2004 en preescolar, en 2006 en secundaria, en un proceso de tres años, de 2009 al 2012 en primaria”.

Más tiempo a la enseñanza-aprendizaje

Agregó que para hacer una realidad, todo lo que se pretende con el nuevo enfoque de la escuela primaria, que es el desarrollo de competencias, “se necesita que se invierta más tiempo en el proceso educativo, más tiempo en los procesos de enseñanza-aprendizaje, y de ahí se deriva el hecho de que para eso sea una realidad se requiere más tiempo”.

Escuelas de Tiempo Completo es un programa a nivel nacional, que se empezó a pilotear hace dos ciclos escolares. Desde el sexenio pasado aquí en el estado había el recurso, mas no fue lo que se esperaba porque no se aprovechó adecuadamente.

“Pero ya al entrar este sexenio, con estas nuevas prerrogativas, hay más de 200 escuelas trabajando ya de esta manera”, dijo.

—¿Su emoción y sentimiento pedagógico al estar frente a grupo?

—En el momento que tomé la decisión de estudiar para ser maestro, lo hago por una convicción de vida; por amor, por amor a mi familia, a mi desempeño, a mi crecimiento personal. El prepararme continuamente es el recurso que tengo para brindar cada vez mejor mi trabajo. Laborar en una escuela de este tipo, donde se aprovecha y hay más tiempo para el proceso de enseñanza-aprendizaje, el estar preparado es una exigencia fundamental. El mismo compromiso personal para la formación que uno debe tener para continuamente actualizarse, es fundamental.

—¿Este programa combate el bullying y otras inconsistencias en las escuelas?

—En teoría, muchas cosas deben de ser resueltas, que se están resolviendo, quizás. El hecho que se dedique más tiempo a estos procesos eso puede ser factible para que se hagan competentes a los muchachos, que se puedan desarrollar competencias.

“Por otro lado, el hecho de que estén con nosotros a la hora de la comida, nos damos cuenta que hay niños con una mala cultura alimenticia, y al llegar aquí a una dieta balanceada, sana, con una mejor idea del buen beber en cuando a lo que se debe de consumir, está cubriendo esa situación, debe favorecer a los niños y a sus familias. Puede repercutir en que la familia aprenda también a mejor alimentarse. Puede ir más allá la Escuela de Tiempo Completo”, precisó.

Remató: “qué bueno que se esté interesando a la sociedad a través de los medios de comunicación, sobre lo que realmente está ocurriendo en las escuelas. Hay muchas especulaciones. Hay, como en toda situación, cosas buenas, cosas malas; cosas que se están desarrollando. Aquí en la escuela los maestros tratamos de hacer lo mejor posible en el sentido de dedicarle más tiempo efectivo a los procesos enseñanza-aprendizaje, estar al pendiente en lo que haga falta”.

“Al agarrar el taco…”

Vino el momento de la comida: 170 niños, primero los primeros años y después los segundos, arriban al comedor y reciben de un maestro gel bactericida para lavarse las manos; van por su charola y se sientan a comer… Es fácil distinguir dónde hay hambre… Fue una bella imagen.

La directora María Guadalupe Rodríguez Villalobos nos despidió con este pensamiento:

“Yo soy maestra por vocación, porque amo a los niños, me gusta las relaciones de trabajo con los maestros y ver cómo aprenden los muchachillos. Yo a diario encuentro satisfacción en lo que hago desde hace 33 años. Si ya fuera tiempo de irme… Pero yo me siento muy contenta y muy feliz de ser maestra… La Escuela de Tiempo Completo nos necesita a todos”.


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2 thoughts on “La Escuela de Tiempo Completo necesita la participación de todos [ESPECIAL]

  1. Excelente artículo, me encantó la reflexión mundana de la directora y cómo la usaron para titularlo.. Las fotos como siempre geniales.
     
    Felicidades..!

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