Palo Negro, Venezuela. 10 de septiembre de 2008. Provenientes del sur de Rusia, dos bombarderos estratégicos Tu-160 –conocidos en el caló castrense ruso como Cisne Blanco– aterrizan en la base militar El Libertador. La llegada de los esbeltos y níveos aviones supersónicos –con la estrella roja de cinco puntas, símbolo del proletariado, pintada en el fuselaje– es un claro mensaje del disgusto ruso por el apoyo de los Estados Unidos a Georgia durante la reciente guerra de Osetia del Sur.
Mientras tanto, en Caracas el presidente de Venezuela, el gárrulo Hugo Chávez, da la bienvenida a los rusos diciendo que gracias a estos dos aviones, “Venezuela tendrá información sobre cualquier movimiento de la IV flota estadounidense en el Caribe”.
La escena arriba mostrada se relaciona con las elecciones presidenciales en Venezuela, las cuales tendrán lugar el próximo domingo 7 de octubre. El objetivo del presente artículo es mostrar al amable lector por qué algunas naciones –Brasil, China, Cuba, Irán y Rusia– desean la victoria del mandatario Hugo Chávez Frías y otras –Colombia y los Estados Unidos– su derrota en las urnas.
Desde el 2 de febrero de 1999, fecha de su toma de posesión, Chávez “el caudillo posmoderno” (Enrique Krauze dixit) ha buscado, en el plano de la política exterior, librarse de la tutela imperial estadounidense. Para tal efecto, ha tejido una serie de alianzas con diversos actores regionales –Brasil y Cuba–, así como con potencias no americanas –China y Rusia–.
La Alianza Estratégica Brasil-Venezuela se centra primordialmente en la agroindustria, la minería, la industria metalmecánica, y la construcción de infraestructura en el eje Amazonia-Orinoco. Por lo tanto, espoleados por el derrocamiento del presidente Fernando Lugo en el Paraguay, los brasileños aceleraron la entrada de Venezuela al Mercosur, pues los estrategas cariocas consideran a esta nación como “la primera línea de defensa” del país amazónico contra la presencia militar estadounidense en Colombia.
Las relaciones sino-venezolanas se enfocan en cuestiones de agroindustria, industria militar, explotación, refinación y venta de hidrocarburos, y la industria militar. Por ejemplo, el 21 de septiembre próximo pasado, Beijing y Caracas signaron un acuerdo para explotar una de las mayores reservas áureas del planeta, “Las Cristinas”. Como respuesta al anuncio, el candidato opositor, Henrique Capriles Radonski, dijo que nunca cedería “a ningún país” la riqueza minera de Venezuela.
Uno de los puntos más espinosos en el plano internacional para Chávez han sido sus contactos con Irán. En varias ocasiones, el adalid bolivariano ha viajado a la nación persa para forjar lazos con su contraparte iraní, Mahmoud Ahmadinejad. Esto motivó que, a finales del año pasado, la Unión Americana expulsara al cónsul general de Venezuela en Miami por su participación en un presunto ataque cibernético cubano, iraní y venezolano contra los Estados Unidos. Asimismo, Washington describió al ministro de Defensa, Henry Rangel Silva, como “líder narco” por apoyar a la narco guerrilla colombiana, las FARC.
Desde mayo de 2006, cuando la Unión Americana restringió la venta de equipo bélico al gobierno de Chávez, Rusia se ha convertido en el principal proveedor de armamento a la República Bolivariana de Venezuela. Moscú ha vendido a Caracas cazabombarderos, helicópteros de combate y fusiles de asalto. Respecto a la relación ruso-venezolana, Capriles Radonski expresó al embajador ruso en Venezuela que “su país dejaría de comprarles armas de llegar él al poder”.
Por su parte, Capriles Radonski ha reiterado en repetidas ocasiones que ponderaría las relaciones con naciones como Irán y Bielorrusia. También comentó, en declaraciones al periódico El Nacional, que se sentaría a revisar con el mandatario cubano, Raúl Castro, la presencia de más de 40 mil trabajadores cubanos, quienes están en Venezuela en labores de alfabetización, consultas médicas y entrenamiento deportivo.
El único punto donde Chávez Frías y Capriles Radonski parecen coincidir es en el apoyo a las negociaciones que las FARC y el gobierno colombiano celebrarán a principios de este mes en la capital noruega, Oslo.
El geopolítico Robert D. Kaplan –ver La Jornada Aguascalientes 26/09/12– comenta que Chávez es una afrenta a los intereses globales estadounidenses no porque se haya aliado con Rusia e Irán, sino porque se ha coaligado con Rusia e Irán desde “el Mediterráneo Americano” (Golfo de México y el Mar Caribe).
Para los estrategas estadounidenses, una Venezuela bajo la égida de Hugo Chávez es una piedra en el zapato, pues impide –junto con la Cuba castrista– el pleno dominio geopolítico y geo-estratégico yanqui del “Mediterráneo Americano”.
Todo lo anterior, permite afirmar, sin ser hiperbólico, que las elecciones presidenciales en Venezuela habrán de definir el rumbo que seguirá el país sudamericano, el Cono Sur, y el resto de América Latina durante la presente década.
(*) Colegio Aguascalentense de Estudios Estratégicos Internacionales A.C.
Aide-Mémoire.- La primera prueba de fuego en el plano diplomático para el presidente electo, Enrique Peña Nieto, llegará en su reunión con las autoridades estadounidense en el próximo mes de noviembre.