E l pasado lunes, a raíz de la gestión de la CEDH Aguascalientes y el Congreso del Estado por vía del Diputado Gregorio Zamarripa estuvo de visita por mi alma mater (Universidad Cuauhtémoc Campus Aguascalientes) el doctor Miguel Carbonell Sánchez.
Para quienes no tienen el gusto de conocerle, el doctor Carbonell es miembro del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM y profesor en la Facultad de Derecho de la misma, autor de innumerables obras jurídicas, columnista, conferencista internacional en temas jurídicos, etc. En suma, podemos decir que actualmente el doctor Carbonell es uno de los mejores juristas que tiene el país.
El motivo de su visita en esta ocasión, fue presentarnos el texto: Cartas a un estudiante de Derecho, un libro por demás ameno y constructivo.
En su plática, Carbonell explicaba como primer punto la importancia del abogado culto, hacía énfasis en los abogados que son únicamente técnicos del derecho y no se preocupan jamás por el entorno social o la superación intelectual. Exhortaba a los alumnos a no sólo ser estudiantes de códigos o leyes, sino ir a la búsqueda y profundización de temas como: filosofía, economía, sociología, ciencias políticas, inclusive literatura. Fue ahí donde mencionó algo muy importante: “abogado que no lee, no es abogado”.
Por otro lado, sugería algunos consejos, mencionaba que los alumnos deben llegar propositivos a las aulas de clase, ser alumnos que pregunten y cuestionen sus dudas al maestro, inclusive dijo, “ser alumnos que siempre sonrían”. Aconsejaba la importancia de las horas de estudio; aprovechar al máximo cada hora del día. Otro tema que refirió fue la falta de enseñanza que existe en las aulas sobre argumentación e interpretación jurídica, en lo cual, dijo, hace falta una reestructuración amplia en la forma que se enseña el derecho.
La ética del abogado fue sin duda un tema central en el diálogo de Miguel Carbonell, hizo un llamado a los estudiantes a rescatar el prestigio del abogado, mencionó que ni una sola vez deben permitirse actuar con injusticia o con falta de ética, debido a que es un círculo vicioso que impera en muchos rincones del país.
Más adelante abordó el tema de las redes sociales, en él explicó la importancia de estos medios, pero también el mal uso que a veces se le da, por ejemplo, comentaba que para ser mejores abogados, en el tiempo que se le destina al Internet, deben buscarse páginas que aborden temas jurídicos, en el caso especifico del Twitter, dijo cómicamente que en lugar de comentar el estado del clima o la situación emocional con la pareja, podría ser más constructivo opinar o seguir los temas de interés jurídico.
Finalmente, en la parte de preguntas y respuestas, le cuestioné si le gustaría ser Ministro, a lo cual contestó que no, señaló que amaba su profesión, le encantaba dar cátedra y conferencias por todo el país, que de esta forma contribuía a la formación de mejores abogados de México.
Aprovecho el espacio para recomendar ampliamente dos textos para quienes estudian o estudiaron derecho: El jurista y el simulador del Derecho, obra de Ignacio Burgoa y por supuesto Cartas a un estudiante de Derecho de Miguel Carbonell. n
