Entonces dime hijo, si dios te diera la dicha de volver a nacer, ¿qué te gustaría ser?…
Entre los grandes temas del contexto nacional sobre los cuales se cree que está la base del cambio y la mejora de nuestra sociedad, está la educación; el discurso incluye que un país más educado es un país con proyección, con más oportunidades, más competitivo y que para esto las reformas estructurales son necesarias para brindar una educación de calidad.
Parte de estas modificaciones que se buscan, incluye la de migrar la educación de la era de la información a la era del conocimiento; a grandes rasgos esto implica que el individuo, más allá de llenarse de datos, pueda adquirir habilidades, destrezas y valores que le permitan vivir en sociedad y ser competitivo, que sea capaz de actuar con saber, asumiendo con responsabilidad las consecuencias de sus actos.
Para que estos conceptos se llevaran a cabo, sería necesario que la educación se impartiera por igual, es decir, que los maestros estuvieran sobre un mismo nivel de capacitación para que aplicaran los métodos precisos y dar a los estudiantes, esta nueva forma de educación.
Sin embargo, una de las primeras consideraciones que habría que hacerse, es que hay aún docentes, al menos en Aguascalientes, que vienen de una realidad de profesión distinta.
La concepción del maestro se basaba en aquella persona de amplios conocimientos, que atendía a los niños, aconsejaba y participaba en la comunidad. Una figura respetada y reconocida no sólo en lo social sino económicamente, era un trabajo seguro y de por vida y con amplias prestaciones. Su labor en el aula se reducía a transmitir conocimientos, ya que él era el que sabía y quien debía enseñar.
Ahora, se busca que el estudiante sea quien construya su propio conocimiento de acuerdo a sus experiencias y a la variedad de oportunidades que le da el maestro y éste pase de ser enseñante a ser el guía; esto de entrada representa un gran reto ya que implica que el maestro se actualice y adquiera un conjunto de competencias docentes, mismas que ahora ya se ven reflejadas en el tema económico; por ejemplo, dos maestros que van a la misma escuela, cubriendo el mismo horario, con las mismas responsabilidades, podrán tener notables diferencias en su sueldo, ya que el programa de carrera magisterial premia a quienes dediquen tiempo a su crecimiento formativo.
Por otro lado, la figura del maestro en la sociedad va perdiendo ese estatus elevado, empezando con el mismo alumnado, la juventud inquieta por naturaleza, ha modificado exponencialmente su relación con los adultos y el trato que ahora le dan al maestro, en ocasiones no es el más apropiado para que se dé esta relación de aprendizaje, casos se registran donde el tan sonado bullying afecta ya a los maestros.
Todos aquellos beneficios económicos y de certeza laboral, se han cambiado; las modificaciones en las leyes del ISSSTE dejan ya de lado aquellos privilegios, ya no hay fecha tope de servicio para la jubilación, ésta deberá estar determinada cuando empaten años de servicio con la edad y se puede ir hasta los 60 años de edad en promedio.
El uso de Internet, las evaluaciones universales, cuestiones sindicales, entre otros, son de los incontables desafíos que enfrenta ahora un maestro, sin embargo, cabe destacar la existencia de una voluntad de mejorar tanto en las aptitudes como en las actitudes para afrontar todas estas exigencias.
Es importante pues que las generaciones que se preparan para ser estos guías de conocimiento, tengan en cuenta que esta noble profesión dista mucho de la idea que pudieron haberse hecho de sus padres o de cuando les tocó tener a un maestro frente de ellos.
Los maestros están haciendo lo suyo, pero el cambio requiere una correspondencia de los padres de familia que acompañen en el proceso a sus hijos y que mientras que éstos deleguen al 100 por ciento la responsabilidad a la escuela, los cambios no podrán presentarse de manera sustancial.
…Sí madre, aunque hubiera una y mil profesiones, si dios me diera la dicha de volver a nacer, no lo dudes madre, volvería a ser maestro.