- Con ello están subsidiando las obligaciones de la concesionaria, dice la auditoría a CAASA
- Los aguascalentenses se han acostumbrado e incluso invertido en atenuar el mal servicio
Tras haber visitado mil 711 predios, el personal contratado por el Tecnológico de Monterrey para auditar a CAASA, a petición del Ayuntamiento, refirió que al cabo de dos décadas de convivir con una concesión para el abastecimiento de agua potable, la población se acostumbró al mal servicio y desarrolló medidas para paliarlo, subsidiando así a los responsables.
El estudio indica que el 95 por ciento de los encuestados compra garrafones y utiliza bombas para extraer agua de depósitos subterráneos, lo cual les genera gastos extra de 331 pesos mensuales en promedio.
“En Aguascalientes la gente invierte en colocar equipamiento complementario para el servicio [aljibe, tinaco, bomba, tubería, líneas eléctricas, sistemas de flotación] y gasta en la operación y mantenimiento de dicho subsistema, que se puede calificar como un subsidio que la ciudadanía realiza a favor de la concesionaria, pues con ese subsistema, el agua puede recibirse en las unidades de salida [llaves, baño, regadera, etcétera] con adecuada presión; y en caso de tandeos, tener disponibilidad del líquido”.
Añade: “se compran garrafones puesto que el agua que se ha depositado y se estanca, pierde potabilidad y se contamina; de modo que tampoco puede ser apta para ingerirla como parte de los alimentos”.
Otra de las afecciones consiste en la pérdida de tiempo, ya que el 46 por ciento de estas personas dijo ver modificada su rutina, al tener que invertir dos horas de su día en labores de almacenamiento, acarreo, compra o espera del agua.
Además, dos terceras partes de los abordados expresó sentir algún grado de molestia a causa de un servicio con tandeos y presión insuficiente.
Al señalar que la escasez del acuífero no se paga, sino sólo un impuesto indexado a la tarifa producto de la perforación cada vez más profunda de pozos, también se expone que la sustitución de la fuente de abasto acarreará un fuerte desgaste al erario.
“Existen otro tipo de subsidios hacia la empresa que presta los servicios: al no mantener suficientemente y reponer la infraestructura hidrosanitaria, los gobiernos Federal y estatal aportan recursos para ello a través de programas diversos; sin embargo, dicho recurso no lo pagan de forma directa los aguascalentenses, pues se convierten en transferencias que se originan en las arcas presupuestales del Gobierno Federal, y baja al Municipio a través de convenios, contratos y acuerdos”.
Toda vez que en lo local el fenómeno de la escasez no ha sido aquilatado en términos reales por la población, el Diagnóstico, Planeación y Auditoría Técnica Integral al Sistema de Gestión Hidráulico y Sanitario (CCAPAMA y PMAC) del Municipio de Aguascalientes presupuesta que la problemática “es de importancia para diversos actores y organismos; Aguascalientes se encuentra frente a una coyuntura donde existen tanto problemas físicos, geológicos, económicos, financieros, jurídicos, ambientales y sociales que habrá que poner en sinergia y construir las bases para su solución desde un consenso público institucional y social”.
Por calidad en el agua, tanto para uso personal como doméstico, dicho estudio entiende la existencia de un producto libre de microorganismos, sustancias químicas y peligros radiológicos.
De igual modo, apunta que para que la ciudadanía cuente con agua suficiente, las 24 horas del día y los 365 días del año, ésta debe ser distribuida a las tomas domiciliarias con una presión de 1.5 kilogramos por centímetro cuadrado.