¿Adiós a Fidel? / Cinefilia con derecho - LJA Aguascalientes
13/04/2025

El socialismo vuelve a ser tema de la nota internacional, desde el triunfo en Venezuela de Chávez, las declaraciones de un ministro de Bolivia donde decía que erradicarían la Coca Cola de su país (luego tuvo que desdecirse), hasta la reciente noticia sobre la apertura de Cuba a que sus ciudadanos se puedan desplazar con un poco más de facilidad hacía al exterior de la isla.

Los temas relativos a Cuba son siempre compartidos con los mexicanos, nuestro país llevó una excelente relación hasta las desatinadas palabras de nuestro ex presidente Fox; de hecho no hace mucho (2010) se filmó una película sobre el tema: Acorazado, pasó sin pena ni gloria en carteleras, y es que usa la fórmula de la comedia facilona del nuevo-nuevo cine mexicano (Vgr. Matando Cabos)  hace del “güey”, “pendejo” y demás parafernalia la moneda de cambio para tratar de hacer reír al público. Un pobre jarocho (Silverio Palacios) que participa en una larga huelga, con una vida pobre y enfrentada a la miseria, decide hacer caso a su compañero de parrandas: transforma su vocho en una lancha que lo llevará a Miami, donde se hará pasar por cubano con la finalidad de ser considerado como asilado político. Para convencer a los gringos prepara un incendiario discurso en contra de Castro y del socialismo. Sin embargo las inclemencias del tiempo lo hacen terminar precisamente en Cuba. Al ser cuestionado, cambia su argumento y dice huir del capitalismo salvaje y de la desigualdad en México. Cuba lo recibe con los brazos abiertos, le hace pronunciar sendos discursos en la Plaza de la Revolución y le asigna, como a cualquier cubano, su pensión y habitación. Apenas y comienza su deambular en el duro mundo de la vida cubana, al descubrir que al mes ganará algo así como 13 dólares el compatriota comienza a traficar con ron y habanos. Ciertamente lo único relevante es el esfuerzo por filmar en la isla y la selección de su soundtrack que va desde boleritos clásicos hasta añejos de la música cubana (desconocidos para el grueso del público mexicano) como Los Zafiro.

¿Es la nueva apertura de la isla del Caribe el comienzo del fin o el inicio de una nueva era del socialismo? Tal vez el mundo debería esperar que sea una forma de refrescar el panorama político internacional. Y es que a nadie conviene la existencia de una sola ideología económico-política que domine el mundo. A diferencia de China –que acarrea tanto los vicios autoritarios socialistas como los económicos del capitalismo– en Cuba y otros reductos del socialismo real hay una serie de características que podrían ser valiosas, por ejemplo, el ámbito cultural; y aquí plagio (actualmente no es delito sino estilo literario) las ideas del derechista Vargas Llosa,  que en su libro La civilización del espectáculo sostiene que es en los reductos del socialismo donde hoy es posible una auténtica cultura.

Es difícil estar en principio en contra de los postulados básicos que enarbola el socialismo, lo que asusta son sus vicios (represión, autoritarismo, falta de libertad de expresión). Debería suceder como en Adiós a Lenin (2003) una divertida película donde el personaje principal busca hacer creer a su madre (que estuvo durante años en coma y es socialista de sepa) que en la República Democrática Alemana el socialismo sigue vigente (a pesar de que han pasado años desde la caída del muro de Berlín), sin embargo en su lucha porque no se entere de la realidad  (cualquier sobresalto podría ser fatal para su salud) comienza a adaptar los hechos y principios de tal forma que a sus ojos se va delineando lo que pareciera un nuevo socialismo, mejorado. La secuencia más divertida es cuando la madre ve un promocional de Coca Cola (que estaba proscrita en su país) y su hijo recrea todo un noticiero donde se asegura que la fórmula fue ganada en un  litigio internacional porque originalmente era del régimen socialista. La película (con el perfecto y melódico soundtrack de Yann Tiersen) se debate entre la nostalgia del socialismo de los viejos y la necesidad de uno nuevo de los jóvenes.

Dice el premio Nobel 2011 que Cuba es un “anacronismo viviente” que no puede ser modelo para nadie; tal vez la humanidad no debería estar (o al menos no querer estar) de acuerdo, mientras para el autor de La ciudad y los perros se aproxima el Adiós a Fidel, tal vez se debería esperar que los cambios paulatinos permitan consolidar una opción válida en contra del capitalismo, sobre todo al imperio en el sentido que lo enfocan Hardt y Negri, ése que tan a la perfección encarnan tanto Estados Unidos como China.

rubendiazlopez@hotmail.com


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