Vocación por la verdad / Synkrasis - LJA Aguascalientes
22/11/2024

 

Vivimos una época interesante para nuestro país en la que la agitación de conciencias que se manifiesta a cada paso bien puede conducir a la construcción de una base en la cual se monte el andamiaje social requerido para transformar nuestra sociedad en algo que no sabemos bien cómo la queremos, pero tenemos la certeza de que la actual dista mucho de ser siquiera aceptable, y está latente la posibilidad de que el entorno que describió Luis Cortés(1) el pasado domingo 2 de septiembre de este 2012 se estacione por largo tiempo o peor aún, se intensifique.

Parece que el hambre por la verdad, por hacer valer lo que se considera justo, más allá de lo que sea legal, se impone en nuestros ámbitos y me parece que esto constituye una oportunidad interesante para estimular y promover la vocación científica.

En estos días en que muchos conciudadanos se están esforzando por escudriñar la realidad, por develar la esencia de las cosas y compartir una visión común, se antoja incluso pertinente buscar clarificar si la realidad es un ente per se, si existe más allá de que las personas la conozcan o no, o si lo que llamamos realidad no es más que la consecuencia de nuestra actividad intelectual y en buena medida se traduce en un constructo social que se comparte y se refuerza por el diálogo y la discusión.

Si la realidad es un asunto exógeno al individuo, entonces todo se puede concentrar en la revisión de los instrumentos y las herramientas con los cuales aspira a entrar en contacto con esa entidad y poder aprehenderla. En este campo la ciencia ha logrado descomunales avances, logrando observar hacia el interior mismo de la materia, y documentar la existencia de los bosones, así como en la dirección opuesta, pudiendo observar la estructura del universo y la relación que guardan entre sí los distintos objetos celestes.

Si la realidad es fundamentalmente una cuestión endógena al individuo, entonces el énfasis se debe poner en las estructuras lingüísticas que posibiliten la expresión precisa y eficaz del producto intelectual y su comunicación eficaz, para promover la evolución de tales productos. Es claro que ambas posibilidades, tanto la de la realidad endógena, como la exógena, enfrentan retos monumentales, al demandar una evolución permanente de herramientas, conceptos, medios de comunicación, y finalmente todo este proceso de transformación intelectual es requerido sin poder tener un referente claro si avanzamos en buena dirección, o es todo un mamotreto tautológico que tiene la solidez de un castillo de naipes.

Hoy que veo a tantos jóvenes en los cruceros haciendo gala de aptitudes para malabares, me pregunto qué sería si el tiempo y dedicación que invierten estos muchachos en dominar esa competencia, la del malabarista, lo invirtieran en desarrollar sus aptitudes intelectuales. Sé que no es asunto estricto de voluntad o deseo, que es un problema complejo, pero veo en la disciplina que deben tener para alcanzar el dominio exhibido una virtud que se puede trasladar a otro campo del quehacer humano. Ahora, no son pocos los jóvenes que en los espacios universitarios dedican sus ratos libres en malabares, y no intelectuales, por lo que ahí sí deberíamos poder encauzar esos esfuerzos hacia metas superiores. Qué sería de nuestros egresados si el profesorado promoviera con eficacia la adquisición de metodología científica entre sus estudiantes, si aprovechando esa disciplina, creatividad y constancia desplegadas en asuntos de esparcimiento, se aprovecharan en formular los argumentos que Luis Cortés señala como necesarios para fundamentar una resistencia o una colaboración ciudadana.

Tengo la impresión de que en esto de buscar la verdad se puede llegar a una conclusión semejante a la que se vive en los sistemas de calidad. Finalmente la calidad no es tanto una meta, sino un camino, una forma de hacer las cosas, que va creando con sus soluciones nuevas necesidades que atender. De manera análoga, en la medida en que vamos integrando un corpus del saber científico enriquecido y depurado, pareciera que la verdad es lo suficientemente elusiva como para retomar la distancia que se parecía haber recortado y las respuestas alcanzadas abren cuestionamientos más complejos y numerosos.

Para cerrar, celebro el regreso de Joel Grijalva(2) a este medio de comunicación, sus comentarios y colaboraciones suelen ser deleitables. Si tiene tiempo, antes de que la quiten de la cartelera, vaya a ver la tercera entrega de la saga de Batman, no sea que lamente no haberse concedido la oportunidad de verla en la pantalla grande, que es donde se debe ver el cine.


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(1) http://www.lja.mx/2012/09/de-lunes-todo-el-ano-mi-pueblo-cerrado-con-odio-y-con-piedras/

(2) http://www.lja.mx/2012/09/han-o-greedo-no-tiene-la-menor-importancia/


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