El día de ayer Andrés Manuel López Obrador anunció en el zócalo que dejará la alianza con PRD y al PT y que el 12 de septiembre definirá si MORENA se constituye en un partido político o qué tipo de proyecto emprenderá.
Se ha estado especulando que va a tener su propio partido, que si va a iniciar el proceso completo de hacer la solicitud y cumplir con todos los requerimientos, que si se va mantener como organización civil, etc.
Él sabe y se está preparando para resistir una embestida por parte del gobierno de Enrique Peña Nieto y lo va a hacer desde la oposición.
Está claro que el nombramiento de Rosario Robles Berlanga como vice coordinadora del equipo de transición del nuevo gobierno, habla del tratamiento que Peña Nieto le va a dar a la izquierda que representa Andrés Manuel López Obrador en primer lugar, y al PRD en segunda instancia.
La llegada de Rosario Robles a este equipo es básicamente para golpear y debilitar lo más posible a la izquierda. Quién mejor que ella que conoce perfectamente al PRD, sus debilidades, sus deficiencias, sus cualidades, sus estructuras. Por lo tanto para debilitar y hacer daño, se requiere de quien conozca las tripas y el interior de una institución y es por ello que Rosario Robles se va a encargar de los programas sociales y desde esa posición minar la presencia y fuerza de la izquierda.
Al igual que Calderón, Peña Nieto pretende “rebasar por la izquierda” aplicando programas sociales que permitan ir cooptando poco a poco las bases militantes y organizaciones afines a la izquierda. Otro alfil que va a operar en el mismo sentido va a ser René Arce, quien acaba de concluir su responsabilidad como Senador del PRD y que en la última elección del Estado de México se incorporó a las filas del PRI.
René Arce y Víctor Hugo Círigo su hermano, que fue líder de la fracción parlamentaria de los Diputados de la Asamblea capitalina, se van a encargar de desarrollar proyectos para constituir unidades productivas y cooperativas sociales también con el propósito de minar a la izquierda.
Junto con esto la compra de dirigentes y el tratamiento selectivo en la entrega de presupuestos y programas sociales se encargarán de cerrar la pinza. Este es un viejo tratamiento a la oposición que Peña Nieto operó desde que era Gobernador del Estado de México. Es por eso que asociaciones tan radicales como antorcha campesina, hoy es una organización a su servicio, y no es por amor desinteresado. El mantener afín a una organización como esa, que es más una pandilla gansteril que organización social, requiere de muchos recursos para comprar a sus dirigentes.
Todo esto lo sabe Andrés, y que a él y a Ricardo Monreal les van a tratar de cobrarles todo lo que dijeron e hicieron en la campaña. Por lo tanto requieren de una organización más chica y sólida para poder resistir los embates a los que se van a enfrentar.
El nuevo partido en realidad será utilizar el registro que tiene Movimiento Ciudadano, refundarlo, hacer nuevos estatutos, nueva declaración de principios y una nueva estructura, y a partir de ahí iniciar una organización política para competir electoralmente, pero sobre todo para definir el rumbo del país. Porque como dice Andrés, “yo no soy un hombre de Estado, yo soy un hombre de nación” y la organización que quiere encabezar más que ganar elecciones, pretende definir rumbo político del país.
Aquí la pregunta central es: ¿quién se va con Andrés y quién se queda en el PRD? ¿Dolores Padierna y René Bejarano se irán con él? ¿Arturo Núñez, Carlos Sotelo, Fernández Noroña, el mismo Marcelo Ebrad y muchos otros qué tipo de comportamiento político asumirán frente a esta decisión?
Los que seguramente sí estarán con él será Martí Batres, Laura Iztel Castillo, Elena Poniatowska, Claudia Sheinbaum y las personas que han sido de su equipo cercano. También personalidades del medio artístico y periodístico y algunos intelectuales de izquierda entre los que destacan Lorenzo Meyer y Jorge Drucker Colín entre otros.
Todas estas ideas están planteadas a nivel de hipótesis, pues en este proceso creo que ni el mismo Andrés tiene definido con exactitud qué va a hacer en la próxima etapa, pues las decisiones dependen principalmente del desenvolvimiento del contexto político. n
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