Si en realidad la oportunidad florece en la incertidumbre, hemos entrado en una fase de oportunidades (…) A México le urge un sistema educativo de vanguardia, equitativo, con maestros y escuelas de excelencia.
Ángel Gurría
Estas palabras de José Ángel Gurría, actual secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) aparecen en el prólogo del documento México, mejores políticas para un desarrollo incluyente que se acaba de publicar y que fue entregado el pasado 12 de septiembre al presidente electo de México, el licenciado Enrique Peña Nieto.
Este documento forma parte de una serie titulada Mejores políticas que contienen el análisis de los principales retos que enfrentan los países miembros de la OCDE, así como las recomendaciones para atender dichos retos. En esta obra se analizan diferentes áreas y cuestiones estratégicas, aunque sin profundizar demasiado y es que, según el Secretario General, sólo se trata del “preámbulo de un ejercicio más amplio que la OCDE trabajará con los equipos de transición de la nueva Administración para producir un documento de propuestas sobre ‘Los Desafíos de las Políticas Públicas en México’”. También informa que habrá un foro sobre políticas públicas con expertos nacionales e internacionales y que todo ello servirá de insumo para preparar el plan sexenal del nuevo gobierno.
En el rubro de la educación, la OCDE realiza un pequeño diagnóstico en el que reconoce ciertos avances como el de la cobertura; el trabajo que se realiza para mejorar la eficiencia terminal de estudiantes de educación media y superior; y la leve mejora en el puntaje del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA) aunque éste aún está muy por debajo de otros países que pertenecen a la OCDE. Señala también el fenómeno de los jóvenes que no trabajan ni estudian, “ninis”, con la cifra desoladora de ser la cuarta parte de los que están entre los 15 y los 29 años.
Propone que se fortalezca la educación dando prioridad a aquellas áreas con las que se pueden obtener mejores resultados, como son la calidad de los docentes y una gestión con estándares en información claros. Resalta la importancia de la educación preescolar, y destaca que es notoria la diferencia que existe entre los que la cursaron de los que no lo hicieron, según los resultados de la prueba PISA. Admite que en México se ha realizado un buen trabajo en preescolar y lo exhorta a seguir avanzando.
Plantea la necesidad de mejorar el liderazgo escolar y la calidad de los docentes, a pesar de que reconoce que México ya tiene algunos avances en lo que respecta a la selección, asignación, reconocimiento y compensación económica y la capacitación a directores. Elogia el que se haya establecido un sistema de evaluación universal para educación básica como una manera de consolidad el establecimiento de estándares de desempeño. Sin embargo, no menciona el problema que provocó la aplicación de dicho examen, ya que, a pesar de ser un compromiso firmado entre el SNTE y la SEP, no se respetó y no todos los maestro aceptaron realizarlo.
Por otro lado, ensalza al sistema mexicano de educación y formación profesional, enunciando sus fortalezas como la de ofrecerla en regiones apartadas, el apoyo a los alumnos vulnerables y la vinculación empresa y escuelas de formación profesional. Propone que se siga avanzando y sugiere para ello una serie de medidas entre las que destaca la adopción de estándares de calidad, junto con estancias en centros de trabajo o la capacitación a los profesores. En el punto de educación superior destaca los buenos resultados, pero también reconoce que existen aún muchos retos qué cumplir y sugiere una reforma a su financiamiento y mayor transparencia.
Finaliza el apartado de educación con cinco propuestas concretas: 1. Continuar con la ampliación de la cobertura educativa. 2. Fortalecer la inversión en la eficacia de los maestros. 3. Aprovechar mejor la información sobre el desempeño de los estudiantes para evaluar escuelas y garantizar mejoras en las áreas necesarias. 4. Fortalecer el sistema de educación y formación profesional. 5. Reformar el financiamiento a la educación superior.
Sin duda es un documento certero tanto en su diagnóstico como en las recomendaciones, pero no descubre algo diferente a lo que ya se viene trabajando. Espero que cuando profundicen en el tema no olviden algunos retos que son esenciales para que haya un verdadero cambio en el sistema educativo mexicano, porque si se está depositando en la educación el desarrollo económico del país, la calidad tendrá que imponerse.
Uno de los retos más importantes es el de diseñar una nueva política educativa, porque hasta la fecha no ha habido ningún cambio estructural y se siguen arrastrando las mismas deficiencias y los mismos vicios. Tal parece que sólo se le agregan parches para cumplir con las recomendaciones internacionales, pero que no se traducen en resultados eficientes. Así seguimos sexenio tras sexenio, recomendaciones van y recomendaciones vienen, sin que se modifique lo esencial y se tomen las decisiones que realmente transformarían de raíz nuestro sistema educativo y sobre todo sin que las autoridades asuman la responsabilidad de ser ellas quienes realmente dirijan la educación.
Un país que no cuida la educación, que sólo la maneja políticamente como moneda de cambio o como tema central de discursos demagógicos, no tendrá el avance que exigen los nuevos tiempos, ni económica ni socialmente.
Twitter: @petrallamas