Me encuentro nuevamente y luego de varios ciclos sin participar, dentro del espacio de La Jornada Aguascalientes donde el staff puede opinar libremente semana a semana sin el rigor del contenido periodístico, pero con la obvia responsabilidad inherente que conlleva publicar en un medio de comunicación masiva. La introducción se debe a que al contrario de otras colaboraciones que he escrito en Desde la Redacción¸ tengo que entrar en la penosa necesidad de relatar una anécdota personal por varios párrafos para así conducir al tema general.
Por motivos de salud, más que algún deseo inspirado por American Apparel o usar trajes como Barry Stinson, recientemente he iniciado una dieta alimenticia que básicamente consiste en tener un completo cambio de hábito y de estilo de vida. Además de prepararme alimentos saludables, obviamente debo decir adiós a las papas fritas, refrescos, dulces, helado, comida rápida, gorditas, deliciosos tacos de pastor nocturnos y pan dulce, entre otros. He comprendido que en 22 años de no limitarme más que por el deseo en turno, nunca tuve la capacidad de entender a aquellos que se privan de los alimentos para mejorar su salud. Un paréntesis: porque bajar los kilos de más es una cuestión para tener una vida más saludable, la estética es un agradable extra, tener sobrepeso está mal. Punto.
Decía antes que no comprendía a los que emprendían una dieta debido a que desde el otro lado uno comenta estupideces del estilo de “Ay, si es bien fácil comer bien”, “¿Quién los manda a irse a KFC a atragantarse”, “Está así porque quiere”. Una persona con malos hábitos alimenticios está enferma, como un drogadicto, pero adicta a algo vital, no a una necedad ligada a parecer “el alternativo”. Entonces, son personas enfermas. Somos, tal vez, el grueso de la población. Como sociedad comemos de manera pésima.
Ya entrados en la dieta, en la calle podemos ver que no hay opciones para satisfacer alguna de las cinco comidas que debemos tener en el día. Las tiendas de abarrotes tienen pan masudo, papas con grasa, galletas que se promocionan como saludables pero la tabla nutricional dice lo contrario. Si acaso se salvan ciertos productos integrales rellenos de cajeta o con sabor a nuez. Los autoservicios, tantito peor en su estante de alimentos para preparar al instante. Pura porquería. Claro, eso sí, suele haber fruta a la venta en estos dos casos, la cual debemos aprender a apreciar para cumplir las necesidades de nuestro estómago. ¡En verdad funciona!
Pasando la salida fácil, abarrotes y tiendas de conveniencia, vemos que los expendios de alimentos tampoco se salvan. Es un culto a los malos hábitos. Las llamadas gorditas, tan queridas en Aguascalientes, masa de maíz frita o calentada (cual tortilla) con guisado adentro, aparte de ser usualmente caras (y la gente pagándolas, lo más extraño) son una llamada directa a tener problemas posteriormente. Masa, frijoles o arroz, una pizca de carne (usualmente de no tan buena calidad) y chile. Con tales contenidos no me sorprende que varios necesitemos dos o tres para “sentirnos llenos”. Terrible.
El resto del repertorio no es mejor. Tacos grasosos. Hamburguesas y tortas de lonchería, tantito peor. Chilaquiles, por favor. Es un aspecto cultural que simplemente no permite seguir con, ya no digamos dieta, sino hábitos alimenticios saludables. Tal vez se deba a que la sociedad simplemente no lo permite. Digo, en el país del refresco de cola, que está más que comprobado que su cantidad de azúcar es la equivalente a más de 10 cucharadas (http://bit.ly/NQWCU4). Y los padres se las administran a sus hijos.
Es triste observar que si bien hay esfuerzos bastante mediocres, la verdad, para llevar buena alimentación a las escuelas, sea imposible para la autoridad regular la venta ambulante de comida chatarra en las banquetas aledañas a los planteles. O que cosas como la venta de fruta en la calle, aparte de que es carísima, se vaya al caño como intención saludable debido a la composición química de los chiles preparados con los que se condimenta, además de una visible poca higiene en gran parte de los puestos callejeros.
¿Que las ensaladas son caras? ¿Los baguettes sanos-peor-es-nada también? Es lógico, debido a una poco demanda de dichos alimentos. Así como también es lógica la poca oferta o que sean complicados de encontrar en ciertas zonas de la sociedad. Ya hablando fuertemente, la atención médica relacionada con la obesidad costó 42 mil 246 millones de pesos al Gobierno Federal en 2008, un tercio del presupuesto en salud (http://bit.ly/NQZ3Gi). En Estados Unidos, aumentó 161.5 por ciento el número de remplazo de rodillas por heridas relacionadas a la obesidad/sobrepeso, mientras que en el mismo país hay menos reclutas o gente apta para el servicio militar debido a la cantidad de gente pesada (http://gaw.kr/NR0lB2) . Más que estética y salud, es un asunto de políticas públicas en el que todos los gobiernos se han visto tibios. ¿Quieren acabar con la obesidad y ganar dinero? Considero que hay que ser agresivos. Mucho. Como Michael Bloomberg al querer prohibir tamaños grandes de refresco (http://nyti.ms/NQZFvF).
Es complicado llevar hábitos de alimentación saludable, pero es lograble. Apenas llevo dos semanas, pero cuando se piensa en el daño que uno le hacía a su cuerpo, cualquier tentación se desploma. Sí, puedo contar que ayer comí el atún más desabrido del mundo o que como lentamente las ensaladas que preparo para ver si capto algún sabor, pero considero que lo vale. Si me permiten la referencia, es como en Vecinos Invasores, el ser humano vive para comer. Eso está mal. ¿Que la comida saludable sabe a nada o no es tan sabrosa como la grasosa? ¡Claro!, la mayoría y comparada con la porquería que consumíamos antes, pero es regresarnos a las riendas de nuestra vida. La comida es sólo un maldito complemento, no tenemos por qué añorar la hora del almuerzo para ir por unos tlacoyos. O bueno, se vale un día de 10. Y ya.
Avisos parroquiales
Aprovecho para invitar hoy sábado a la lectura del quincenario /AUTONOMÍA (así se escribe) dentro de La Jornada Aguascalientes, pueden encontrarlo algunas páginas adelante encartado dentro de esta fina publicación. Es un acercamiento joven y sexy a temas de cultura pop y actualidad, si no han visto ediciones anteriores pueden hacerlo desde nuestro sitio web LJA.mx/autonomia