lrededor de mi mente y durante los últimos días he estado meditando sobre lo que pasó en el parque de Beisbol; el famoso “Romo Chávez” durante el último juego de la serie contra la novena de Sultanes de Monterrey en donde el equipo local por una serie de pifias perdió y que por consecuencia provocó el descontento de parte del público que asistimos al mismo, al grado de que una gran parte de los aficionados a ese hermoso deporte comenzaron a gritarle a los jugadores; obvio al cuerpo técnico y administrativo en forma por demás ofensiva “vendidos”.
Reflexionando lo anterior, no cabe la menor dudad que en estos días esta sensación de trampa reflejada en esta palabra se presenta en el léxico del mexicano en forma común, de igual manera leía el día de ayer que en la Ciudad de Puebla, jóvenes con cierta organización esperaban en las afueras del Congreso local al Señor “Mitofsky” de nombre Roy Campos quien como es bien sabido vive de las mentiras llamadas encuestas. (A quien por cierto vi en el campo de beisbol pues según me enteré su padre fue cronista de este deporte en el estado de Sinaloa), y a quien estos porristas poblanos le comenzaron a gritar palabras muy parecidas a las escuchadas en el Romo Chávez; como la de “vendiste la elección”, “vendido”, entre otras excentricidades como tirarle huevos que hoy en día están tan caros, y que debido a su alto costo en el mercado los jóvenes que los lanzaron deben pertenecer a la clase alta de aquella entidad, pues ya nadie cree en las encuestas; sólo las que las hacen.
De igual forma hemos estado escuchando las voces del movimiento “Yo Soy 132”, de la sociedad civil, agrupaciones sindicales, campesinas, obreras, de maestros, gritar en las afueras del IFE y del TRIFE de la misma forma, “vendidos”, entre otros originales descalificativos. Lo mismo ha sucedido en las calles aledañas a Televisa, Periódico Milenio, Soriana, sucursales de la financiera “Monex”, Los Pinos, en plazas públicas, y no es para menos pues el velo de la severa duda ha quedado en la mente de muchos mexicanos con respecto a la elección federal reciente, igual sucedió en el 2006, y durante la elección del Presidente Salinas, así como en muchas otras votaciones en diversos ámbitos.
La actuación del Tribunal Electoral dejó mucho qué desear pues dentro de su resolución en forma alguna los magistrados se pronunciaron sobre las múltiples anomalías evidenciadas y que muchos mexicanos observamos y vivimos. Fuimos testigos de la compra masiva del voto, acreditamos bodegas repletas de bienes que después serían repartidas entre la población con el objeto de comprometer su sufragio a favor del que parecía el candidato oficial, la utilización de recursos públicos y privados no tuvieron parangón con anteriores eventos electivos, en pocas palabras los funcionarios del IFE y TRIFE están ciegos, sordos pero no mudos, pues las declaraciones del Presidente del IFE señalan con simplismo que la actuación de pueblo fue ejemplar y la organización, calificación y en general el proceso electoral fue el más limpio de la historia, casi casi comparándola con las que viven los países helvéticos o las sociedades avanzadas en estas cosas de la democracia, pero resulta que esto sólo ellos lo consideran, creen que su labor fue totalmente limpia, transparente, apegada a la legalidad y a los principios que rigen a los sistemas democráticos, cercana a la ciudadanía, pero cómo ven, pues que no, no nos juegan el dedo en la boca, no nos engañan, los hemos visto y sentido, ahora los conocemos a ellos y su calaña, y como ha sucedido a lo largo de la historia de México en gran parte de sus actividades sociales, deportivas, arbitrales, políticas, sindicales, y legislativas siempre se deja esa duda hiriente que menoscaba la creencia del mexicano en las instituciones con la pregunta de que si lo habrán hecho de buena fe o atendiendo al interés superior popular, si las reformas hechas por los diputados no fueron motivadas por la dádiva del poderoso dueño sexenal del dinero ajeno, si el arbitraje deportivo en el clásico del futbol no atendió a intereses ajenos a lo deportivo pues ambos equipos son del mismo propietario, si los jugadores se pusieron de acuerdo para perder una final pues el equipo contrario tiene más taquilla y vende mayor publicidad que el adversario y algo les tocará de estos ingresos, si el funcionario detenido por orden de aprehensión no es un chivo expiatorio para dar un distractor a actos que afectan a la ciudadanía dando así pan y circo al pueblo, o para perjudicar al adversario político acusándolo de deshonesto.
Los mexicanos no tenemos confianza en lo que sucede en nuestro país, la institución que más gozaba de prestigio era el Ejército Mexicano, se creía en él pues se le veía como un ente lejano y casi mítico, la admiración de los niños y adultos hacia la fuerzas castrenses era de destacarse y presumirse, pero ahora también la fuerza militar ha tenido un desgaste debido a la guerra que se libra contra la delincuencia en donde muchos civiles se han visto afectados por su actuar, la propia Iglesia Católica ha visto mermada su feligresía por los constantes escándalos de índole diversa.
Estamos a punto de no creer en nada pero es porque la mula no era arisca, la hicieron. n
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