Hacer prevalecer la soberanía / Jorge Izquierdo en LJA - LJA Aguascalientes
15/11/2024

 

Desde luego que algo que empieza a inquietar a propios y extraños, es saber a qué dará prioridad el próximo gobierno federal que estará encabezado por Enrique Peña Nieto, pero amén de empezar a apreciar algunas iniciativas que las fracciones priístas pudieran empezar a empujar en el Congreso de la Unión, algo que es imprescindible, es que el hoy presidente electo de México y su círculo cercano de colaboradores y asesores, comiencen por aclarar qué tipo de soberanía es la que tienen en mente para nuestro país.

Aunque sé que muchos en este mundo de la globalización se preguntarán si este concepto aún persiste, me atrevo a señalarlo, porque de verdad que me alarmo cada vez que tengo en mis manos los datos y los números sobre diversas materias de interés nacional, que me demuestran que nuestra soberanía está colgada de alfileres. Y conste que no me quiero referir de manera directa a lo que evidenció el asunto de los agentes de la CIA en Tres Marías, sino a lo que nos pasa en rubros como nuestra dependencia comercial o la ausencia de soberanía alimentaria.

Son múltiples los asuntos en los cuales en los últimos años, se ha debilitado nuestra situación interna y externa, y por ello, las preocupaciones han crecido de manera exponencial. Quién puede negar  la situación de vulnerabilidad social que viene enfrentando nuestra nación a raíz del supuesto combate a la delincuencia organizada; la cada vez más devastadora realidad que nos muestra el creciente número de desempleados que crece día a día, la pobreza , la marginación, los miles de niños y jóvenes que se quedan sin estudiar, por la ausencia de espacios en las escuela públicas; y así podríamos seguir señalando una lista interminable de asignaturas pendientes del Estado mexicano, que con su debilitamiento ha puesto en serio peligro lo poco que nos queda de soberanía.

Estos son tiempos de desafíos pero también de oportunidades, y en ese esquema es propicio que quienes habrán de tomar las decisiones nacionales a partir del próximo 1 de diciembre partan de diagnósticos reales, que no hayan sido sometidos a ningún tipo de maquillaje y que quienes los formulen se eviten eufemismos innecesarios, a las cosas hay que decirles por su nombre.

Ya no debemos permitir que se repita la escena tan repetida en los gobiernos no sólo de la alternancia, sino de algunos años atrás que siempre partieron de visiones sumamente reduccionistas, y a lo cuales les pesó ver más allá de sus narices, y que en sus tomas de decisiones mostraron una miopía característica de gobernantes con poca creatividad y que hicieron verdad aquéllo que dice “lo que marca el destino de las naciones no son las personas sino la toma de decisiones en los momentos cruciales”.

Por el bien de nuestro país es importante que Peña Nieto entienda la imperiosa necesidad de tomar lo malo de los experimentos de las más recientes administraciones federales en nuestro país, para no caer en los mismos errores, que en lo general se caracterizaron por ser producto de malas copias de lo que otras latitudes parece haber funcionado, o porque muchas de sus políticas públicas, fueron realizadas sin atender a la razón de los reclamos ciudadanos, y por ende, fueron programas que se diseñaron desde las oficinas, sin haber jamás estado entre la gente para conocer su sentir.

Hoy que empiezan a escucharse rumores sobre cuáles debían ser las pautas que le den un primer impulso a la próxima administración federal, volvemos a escuchar a los mismos actores desde diferentes tribunas, ayer en el gobierno federal, hoy en el Congreso de la Unión, hablar de las mismas “reformas estructurales”, y lo único que no se les escucha decir, es que es necesario que “la primera reforma a realizar sea una reforma hacendaria robusta, lo que permitirá que se logren otras reformas y así no se deje desprotegida socialmente a una parte importante de la población” (Cárdenas, Sánchez Enrique, Hacia una reforma hacendaria y de protección social, en Alcalá, Ruiz Blanca, Repensar México, Un enfoque multidisciplinario, editorial IEXE, 2012).

Sin una reforma de esta índole lo único que pasaría es que cada vez que se trate de avanzar en las otras reformas, en especial, en las llamadas reformas estructurales, se estaría dañando a grandes franjas poblacionales, que no se encuentran protegidas en el sentido social. Por ello, es menester que se piense en la totalidad de la población si es que en algún sentido, se trata de salvar la situación que prevalece en nuestro país, que parece que siempre son los menos los que se benefician con las reformas sociales.


Algo en lo que la mayoría de los académicos, los analistas políticos y los ciudadanos en común han coincidido es que se necesita que los programas y planes de gobierno producto de las políticas públicas sean de largo plazo, porque las que han sido de corto plazo y sólo para satisfacer los compromisos políticos, no han posibilitado el desarrollo nacional.

Esperemos que la próxima administración federal en la concerniente a lo externo de nuestro país, pueda interpretar el mundo multipolar que se vive desde hace tiempo, sin perder de vista nuestra relación con nuestros “vecinos distantes “y que en lo interno, comprenda que no se puede tratar de correr, cuando aún es tiempo de caminar. n

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