La época de los fraudes quedó en el pasado: Juan Manuel Oliva
Comprobar lavado de dinero en el PRI era “demasiado rebuscado”
Tras aceptar el dictamen del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), quien ratificó al priísta Enrique Peña Nieto como presidente electo de México, el Partido Acción Nacional se sumó a quienes consideran que no había argumentos para invalidar el comicio presidencial del pasado 1 de julio, e instó a formar no una resistencia civil, sino una “resistencia civilizada”.
En un comunicado de prensa con la rúbrica de Juan Manuel Oliva Márquez, secretario general adjunto de Elecciones, el blanquiazul patentizó lo siguiente:
“Andrés Manuel López Obrador no reconoció el fallo del Tribunal y por lo tanto no reconoce a Enrique Peña Nieto como presidente de la República, así convocó a la resistencia civil para buscar que le den la razón presionando desde las calles”.
En el texto, firmado por Oliva Márquez, quien se desempeñara como gobernador de Guanajuato, se indica que el PAN reconoce el fallo de las instituciones y las anomalías del proceso electoral, “pero no desconoce ni el resultado del tribunal ni al presidente electo. En lugar de plantear una resistencia civil planteamos una resistencia civilizada”.
Cuando se alude a resistencia civilizada se habla, esencialmente, de eludir las manifestaciones populares: “Una resistencia civilizada que a partir de los espacios que nos otorgaron los votos de los ciudadanos nos permita hacer los cambios que México necesita, una resistencia civilizada que a partir del Poder Legislativo logre concretar reformas en el marco normativo electoral para que no se repitan las anomalías vividas este año y que los casos de compra de votos, rebase de topes de campañas y otros más sean castigados con la nulidad de la elección”.
Desde la óptica de Acción Nacional, dicha clase de resistencia debe buscar acuerdos “para que las elecciones en nuestro país sean cada vez mejores y dejen a los ciudadanos satisfechos y sin dudas del ganador”, además de colaborar a reivindicar la ética en el ambiento político “para que logremos el México sin mentiras”.
Por otro lado se hace un exhorto para no propiciar desorden social o parálisis legislativa, producto de las manifestaciones de descontento por el dictamen del TEPJF, quien debió estudiar acusaciones por compra de votos y rebase del límite de campaña en que presuntamente habría incurrido Peña Nieto.
Para anular la elección, señala el panismo, sólo existen tres vías: que el 25 por ciento del universo de casillas no haya sido instalado, que 25 por ciento de las casillas instaladas presentasen irregularidades, y que determinado candidato fuese inelegible.
A su vez, Oliva expuso: “Supongo que la apuesta por la anulación venía de comprobar que el dinero con el que se operaron cuestiones como el caso de Monex o la compra de publicidad de manera oculta resultara viniera o de los gobiernos estatales o del crimen organizado; de este modo se comprobaría lavado de dinero y eso sí podría hacer inelegible al candidato pero es demasiado rebuscado el camino para que se diera de forma natural”.
El propio panista menciona que su partido está a la espera de que las inconformidades presentadas encuentren sanción por parte de la autoridad, y recalca que jamás se buscó la anulación de la elección.
Tras declarar que el blanquiazul debe asumirse como la segunda fuerza política del país, considera que “el PRD que hoy se queja de fraudes es un grupo de personas que estaba asumida al PRI en las épocas de los grandes fraudes y que los llevaron a cabo en detrimento del PAN”.
En el marco de una oleada de protestas en todo el territorio nacional, el guanajuatense asevera que “las épocas de los fraudes históricos ya acabaron; el robo de urnas, el uso de la fuerza pública al servicio de un partido, la persecución política con fines electorales y la falta de libertades indispensables como la de expresión y la de prensa ya no son una realidad”.