- La afición vio el encuentro contra Veracruz en pantallas gigantes
No hacía mucho de su arranque cuando la afición aguascalentense robó del parque Beto Ávila el último juego de la Serie del Rey. El autoritario home run conectado por Mendy López logró generar la sensación de que Rieleros no encaraba el duelo como visitante, sino entre su propia gente.
El Alberto Romo Chávez hirvió por un momento, cual si el choque de pelota contra palo se hubiese escuchado en vivo y no a través de una pantalla gigante.
En punto de las 20:00 horas fueron cerrados los dos accesos a un inmueble que lucía butacas llenas. Los verificadores del Ayuntamiento pensaban que de encaminarse el triunfo no habría espacio para los fanáticos que seguramente se darían cita en los alrededores.
Desde una hora antes eran pocos los asientos disponibles. Seguridad pública y privada se distribuían responsabilidades. A la entrada los guardianes contratados realizaban una leve revisión y, de inmediato, entregaban un boleto a cada adulto. Había cerveza gratis en una fila larga, que sin embargo avanzaba con agilidad.
“Allá están dando los boletos para la cheve” se convirtió en indicación preciada.
Los espontáneos se despegaban de la silla para, voz al aire, organizar porras que siempre encontraban buen destino en la disposición del resto de los aficionados.
El ¡sí se puede, sí se puede!, que brotaba de la tribuna cuando las pantallas colocadas en escuadra describían una carrera a favor de la novena de Enrique Che Reyes, era constante.
De no ser por la polémica que en algunos desataba el precio de los jerseys (500 pesos), a las afueras del parque las cosas transcurrían con calma, toda vez que la mayor parte del comercio rondaba al interior. Circulaban pepitas recién salidas del comal, platos con piña y jícama cortada en tiras, papas, botanas de harina e incluso tunas en recipientes de plástico.
Mientras el partido transcurría en manos de los Rieleros, en los corros, los señores se relamían el bigote al imaginar cómo celebrar en casa. Todavía en la octava se pasaban la lengua ilusionados, para al final, guardarse el festejo para el día de mañana, cuando, por fin, ya, se decida esta serie, que hoy dejó los cartones 3 a 2 a favor de los Rojos del Águila.