- México tiene riqueza en tradiciones, en leyendas y en imaginario popular
- Presenta puesta en escena El hombre que fue Drácula, un homenaje a Bram Stoker
“Un dios tiene la capacidad de crear e influir en la vida de los demás”, anuncia uno de los diálogos de la obra teatral El hombre que fue Drácula, del escritor mexicano que se ha especializado en el género de la literatura fantástica, Roberto Coria, quien desde 1998 es miembro del claustro de maestros del Diplomado de Literatura fantástica y ciencia ficción de la Universidad del Claustro de Sor Juana, además de trabajar como perito en retrato hablado en la Coordinación General de Servicios Periciales de la Procuraduría de Justicia de la capital mexicana
Respecto a la literatura fantástica, en entrevista para La Jornada Aguascalientes, mencionó que en el país este género “es muy poco explorado y la verdad es que México es un país que tiene una riqueza enorme en tradiciones, en leyendas, en imaginario popular, en criaturas fantásticas… aquí el centro de la ciudad de Aguascalientes debe de estar lleno de historias de fantasmas por ejemplo, es decir, hay tela de dónde cortar, pero desafortunadamente no se visita tan a menudo, porque viene esto de la reticencia de las personas que piensan que estos son géneros menores, que el horror y la fantasía son géneros menores”.
En cuanto a la recepción de este “género menor”, mencionó que la mayoría de sus lectores son jóvenes, “sus papás los censuran, en un país donde la cultura no es un artículo de la canasta básica, el que te decidas como chavo a ahorrar para meterte a un curso de literatura de horror, de literatura de vampiros”, los padres les cuestionan cuál es el motivo de ello, o para qué sirve eso, a lo que agregó que tiene alumnas a quienes sus “madres les echan agua bendita a sus libros (…) por eso no es algo que se visite tan a menudo”, refiriéndose a la literatura de fantasía y horror, sin embargo, dijo que “son géneros riquísimos en posibilidades”.
Con relación a la influencia de la historia del tema de horror y sus personajes como monstruos, vampiros, zombis, de otros países, principalmente de la cultura anglosajona, dijo que “hay figuras, hay símbolos comunes a todas las culturas del planeta, por ejemplo la figura del vampiro, percibirlo como un vínculo (…) yo no lo veo como algo necesariamente malo que haya una gran influencia, que sí es inevitable [que] la mayor parte de los productos que consumimos sobre el tema provienen de Estados Unidos, y eso no necesariamente es malo; la cuestión es que la persona que se interese en estos temas debe comprender las raíces del monstruo, de dónde viene, hacia dónde va”.
En cuanto a la cinematografía que retoma una apertura más amplia del género de horror y fantástico, ya sea en formato de largometraje como el referente de las películas de El Santo y monstruos, o en la actualidad el cortometraje en el contexto mexicano o en los festivales de cine, explicó que “definitivamente hay más opciones, yo hubiera querido que en mi época de joven cuando me interesé en estos temas, hubiera ese tipo de difusión”, a lo que hizo referencia de los festivales de cine como Postmortem, Macabro, o Mórbido en el que dijo que la semana siguiente dará una plática sobre asesinos en serie.
Manifestó que estos temas hacen referencia a “las zonas oscuras que tienen todos los hombres (…) yo siempre he pensado que quien diga que no ha querido matar a alguien es un hipócrita (…), no lo hemos hecho por normas morales que nos permiten deliberar entre lo bueno y lo malo, pero hay personas que sí lo hacen, que cruzan esa línea, eso mismo hace que se siga la gente a esa oscuridad”. Agregó que esos valores morales frente a la muerte y los hechos criminales han sido la línea conductora que le ha permitido incursionar en la escritura, afirmando que es un aficionado, además de que la realidad que sucede en el país, como la violencia y las consecuencias del narcotráfico que se publica en los diarios, le “causa más miedo” que un libro de literatura fantástica y de horror.
Su obra teatral El hombre que fue Drácula, la cual se ha representado durante tres temporadas en el Teatro UNAM, y que el día de ayer se presentó en el teatro La Puga, del Centro Cultural Los Arquitos de esta ciudad, busca recuperar la figura de Bram Stoker (en abril se cumplieron 100 años de su muerte), ya que más allá de su personaje el vampiro que en la actualidad “está más vivo que nunca”, y de que “la obra sigue la línea de la historia documentada que siguió Stoker que lo llevó a escribir Drácula”, es una obra autobiográfica. También manifestó que El hombre que fue Drácula es “un homenaje al teatro, al autor y a la amistad y a la aventura intelectual de un hombre que supo defender ante todo su vocación literaria”.