La apropiación territorial: el dilema de si los espacios son del gobierno o son de la gente / Ricardo Serrano en LJA - LJA Aguascalientes
15/11/2024

Cuando era niño me gustaba ir a jugar fut a un baldío que estaba por mi casa. Recuerdo que un día llegamos y los soldados habían convertido aquel lugar en una sección de entrenamiento, lo cual me pareció bien –supuse que con la presencia del ejército habría menos delitos en la colonia– pero mal, porque nos quedamos sin un lugar más que la calle para poder seguir practicando el deporte.

Los espacios públicos son la representación por antonomasia de la vida pública. De hecho me encontré una definición sobre lo que los espacios públicos representan: “la ciudad es un conjunto de espacios públicos a partir de los cuales se organiza la vida colectiva y donde hay una representación de esa sociedad (Bohigas, 2003)”. Si los espacios se conjuntan armónicamente, es una ciudad armónica la que representan.

Si los espacios públicos son la forma en que la vida colectiva se organiza, hay pues, una necesidad de determinar el estado de los mismos. Y no sólo al Estado, sino al patrimonio, de quien son los espacios públicos como parques, calles, áreas deportivas, salones de usos múltiples. La realidad es diversa.

El Artículo 115 de la Constitución Política le otorga una función a los municipios del país, que es primordial para los efectos de esta reflexión: el otorgar los servicios básicos a las ciudades y comunidades que los integran. Los espacios públicos ciertamente son una dación del municipio (que no está demás aclarar que la configuración económica para su desarrollo y establecimiento, muchas veces tiene diferentes vías de financiamiento, federal, estatal y propiamente municipal). Pero el gran tema no es la donación o el establecimiento de los espacios públicos, como un servicio o una obligación del gobierno para la sociedad. Ése es sólo el primer paso, el gran reto siempre ha sido la apropiación de los espacios públicos por parte de quienes a final de cuentas los usufructúan.

En la realidad, el gobierno –principalmente municipal– tiene la obligación de dar y mantener adecuadamente los diversos espacios públicos que rodean a los habitantes de una ciudad, pero además, tiene el compromiso de “heredar” una cultura del uso, goce y cuidado de dichos lugares. Pasa por ejemplo, que el gobierno entrega un parque a una colonia, y en pocos meses el parque ha pasado a ser un lienzo para el vandalismo o para la delincuencia. Este tema es definitorio en el deslinde de las responsabilidades: sí es la obligación del gobierno dar lugares para el esparcimiento social, pero también a la ciudadanía le toca que esos lugares perduren los años que el gobierno en turno no tendrá. Aunque es cierto que todas las obras de infraestructura y, en general todos los programas de gobierno, surgen de los impuestos de los contribuyentes, también es cierto –como en la democracia– que la labor de los contribuyentes no finaliza en el pago de los impuestos, sino que ahí comienza. El cuidar los espacios públicos es también una obligación ciudadana. A este proceso se le llama apropiación del espacio público, y si no se apropian los “buenos ciudadanos” de dichos lugares, seguramente serán adueñados por otros no tan buenos.

Este año, a través de un programa federal denominado Rescate de Espacios Públicos, en nuestra capital se atenderán 16 espacios públicos: parques, canchas deportivas, gimnasios al aire libre, entre otros. Las cuestiones de infraestructura como la rehabilitación y la construcción de dichos espacios deberá ir acompañada por acciones sociales que promuevan que cuando el espacio esté listo, haya ya una agenda de actividades para la comunidad tales como: valores, escuela para padres, cursos de primeros auxilios, prevención de la violencia, promoción del desarrollo humano, actividades deportivas como basquetbol, futbol, taekowndo, entre otros; serán los motivos para que la gente que circunda en los espacios públicos que se atenderán se apropie de dichos lugares y no permitan que los actos vandálicos refieran al espacio como un lugar peligroso.

Son muchos los dineros invertidos en tales gestiones, por lo que sería conveniente que como ciudadanos estemos más comprometidos con el uso y cuidado de los espacios públicos que tiene la ciudad; que se construyan depende de los gobiernos, que perduren, depende única y exclusivamente de nosotros.

 

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@comandanteserra


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