Hace cien años en Aguascalientes la gente se moría por hambre. De hecho, en 1916 la población quedó diezmada por esta razón. La falta de alimentos no es algo que debemos dejar de lado. No producimos lo que nos comemos y compramos cada vez más caro lo que nos es indispensable.
La FAO indicó que la sequía en Estados Unidos (productor del 43 por ciento del maíz a nivel mundial) es la peor que registra la zona central en 56 años, causa y motivo del porqué aumentaron los precios del maíz en casi 23 por ciento durante el mes, y el trigo se subió a esa corriente alcista con cerca de 19 por ciento. El pasado viernes, el departamento estadounidense de agricultura redujo su pronóstico de producción maicera en 17 por ciento, debido a los daños por la actual sequía en la Unión Americana, lo que llevó a la bolsa de Chicago a cotizar más caro el precio del maíz.
Se plantea por el G-20 tener una reunión internacional para acordar una respuesta rápida a las emergencias que suponen una falta de alimentos y un incremento sostenido de los mismos. Entretanto, los países productores de granos tienen en sus agendas el tema de si deben utilizar el grano como alimento o para producir biocombustibles, que son más amigables con el medio ambiente.
Mientras se desarrollan estos temas, México reportó un incremento interanual de 45.8 por ciento en el valor de las importaciones de granos y oleaginosas en el primer semestre del año, para sumar 5 mil 353 millones de dólares.
Sea lo que sea, en México seguimos comiendo maíz, aunque no lo produzcamos en las cantidades y calidades requeridas. Razón por la cual lo compramos en el extranjero. Se habla de que este año compraremos más de 12 millones de toneladas de granos gruesos (maíz, sorgo, cebada, avena, centeno y mijo) en el extranjero, particularmente maíz.
Los graneros del país se encuentran en el extranjero, y accedemos a ellos siempre y cuando paguemos el precio estipulado. Incrementar la producción de granos en México, como para obtener la soberanía nacional alimentaria, ya es imperativo; y reanudar el sistema de compras de granos básicos por el Estado, aunque parezca un retroceso a las épocas de Conasupo y de los precios de garantía; parece una mejor idea que quedar en manos de las grandes empresas concentradoras de grano y la mano invisible del mercado, que sin duda aumentará los precios.
Es menester tener una reserva nacional estratégica de alimentos, como antaño, para evitar que la carestía nos atrape sin tener un plan nacional que permita unir las fases de producción, comercialización, distribución y consumo. Es decir, que garantice al mexicano tanto productor como consumidor, el acceso a su más elemental constituyente: el maíz.
Los analistas de Agri Tendencias y Servicios de ASERCA señalan que por ahora la tendencia del maíz continúa al alza, si bien el mercado ha descartado gran parte de la fuerte pérdida de producción, como razón para incrementar los precios, las cifras indican que el mercado encontrará una y mil para continuar subiendo los precios. Razones tales como la pérdida de cosechas en los países consumidores, el destinar la producción a otros usos (etanol), tener ofertas importantes de nuevos consumidores de rentas medias (China), entre otras.
México produce sólo el 3 por ciento de la producción mundial de Maíz y es preciso que sea una potencia para dejar de ser uno de los principales importadores mundiales del grano. Al final del día el país es maíz.