Después de que varias calles y edificios históricos se han reestructurado en últimas fechas en la ciudad de Aguascalientes, ha aumentado el número de visitantes, que sin ser investigadores o estudiantes, han llegado a consultar la documentación del Archivo Histórico Municipal, manifestó Juan Alejandro Hernández Lara, encargado del taller de restauración del lugar.
El edificio ubicado en la calle Juan de Montoro es visitado mayormente por investigadores, historiadores, sociólogos y literatos que trabajan en alguna investigación, así como por jóvenes de bachillerato que consultan la hemeroteca como tarea que sus maestros les dejan. Juan Hernández aseguró que con la reestructuración de la calle Madero y otras más, los vecinos del Centro Histórico han mostrado interés por visitar el archivo histórico municipal, para saber qué fue la casa en donde residen actualmente y quiénes vivían ahí, así como examinar los documentos del registro civil para conocer su herencia, armar sus árboles genealógicos y visitar la fototeca, un punto de gran interés.
El restaurador manifestó que al día pueden llegar desde cinco hasta 25 personas: si fueran más, la sala de consulta no les podría dar atención por el tamaño. Para acceder a algunos documentos es necesario que los visitantes porten cubre bocas y guantes de látex, para proteger los documentos de la grasa y sustancias que produce la piel, así como del papel que puede contener hongos y microorganismos dañinos para el usuario.
En el Archivo Histórico del Estado se resguarda la memoria del gobierno por medio de documentación que data de 1590 hasta 1950; en la hemeroteca se conservan archivos que datan de 1930 a la actualidad, una fototeca que cuenta con imágenes de finales del siglo XIX hasta fechas recientes, y con una mapoteca que incluye protocolos notariales. Se cuenta también con una variedad de fondos como el de la Secretaría General de Gobierno, de la Secretaría General de Educación y de Poder Legislativo, entre otros.
Alejandro Hernández explicó que anteriormente no existía el afán de conservar los documentos: los más antiguos, se cuenta, fueron rescatados por Alejandro Topete del Valle, cronista de la ciudad, que los encontró en un establo. Posteriormente, el Gobierno decidió conservar su documentación, ya que gran parte de ésta hubiera sido quemada como sucedió en guerras y por el bandolerismo. Según el restaurador es importante conservar los documentos del pueblo pues “si olvidas la historia, la vuelves a repetir”, por lo que cualquier persona puede sacar información para no reproducirla de nuevo.
Juan Alejandro Hernández se encarga del taller de restauración y encuadernación del Archivo Histórico, en donde se trabajan los documentos más deteriorados: dañados por hongos, roturas, manchas, entre otras afectaciones.