Es momento para que todo México esté unido; nuestro país no permite esfuerzos aislados, ni seguir mirando al pasado ni mucho menos seguir esperando más tiempo.
No perdamos de vista las oportunidades que se nos presentan en forma única en estos años, las cuales podremos aprovechar sólo en la medida en que logremos realizar los cambios estructurales que por intereses partidistas han sido aplazados por décadas.
La máxima prioridad del nuevo Gobierno debe ser el combate eficaz a la pobreza, luchando por sacar de ésta de esa condición al menos a 15 millones de personas. Para cumplir efectivamente con esta meta, se requieren acciones inmediatas para lograr el fortalecimiento de la economía; superar la grave crisis de inseguridad; mejorar el sistema educativo en todos los niveles y el impulso a la participación ciudadana activa para contribuir todos a solucionar los grandes desafíos nacionales.
En esta etapa, es necesario hacer prevalecer el bien común; los intereses partidistas o de grupo deben relegarse a un último plano. No se trata de apoyar a personas, sino a las instituciones y sus principios.
Una vez que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación concluya con la validación de la elección presidencial y sea entregada la constancia a quien resulte ser el presidente electo, debemos trabajar todos los miembros de la sociedad para que se cumplan cabalmente los compromisos hechos y firmados.
Si seguimos postergando la modernización en los ámbitos que nos demanda el país, podríamos correr el riesgo de pagar un alto costo en términos de crecimiento económico y desarrollo.
El tema hacendario es una de esas prioridades. No podemos seguir dependiendo de los ingresos petroleros; se requiere urgentemente la simplificación del sistema tributario, un solo impuesto directo y el aprovechamiento del potencial de los indirectos (IVA), eliminación de tratamientos especiales para elevar la recaudación, así como la creación de observatorios de la gestión y ejercicio del gasto público.
Realizando esos cambios, e impulsando las reformas necesarias, estaremos en la posibilidad de mejorar nuestro desempeño en el Índice de Competitividad Global. Aún queda mucho por avanzar para que el potencial de México se refleje en los indicadores internacionales.
Estamos convencidos de que para que haya gobernabilidad, debemos trabajar en la modernización de nuestro sistema político, para tener un Gobierno más eficaz, más representativo y sobre todo menos costoso para los ciudadanos.
En materia de seguridad debe mantenerse el combate frontal al crimen organizado que realiza el Gobierno Federal, pero con los ajustes necesarios en la etapa de transición y en los primeros meses del nuevo Gobierno, para lograr una mayor eficacia en esta lucha y una reducción inmediata en los niveles de violencia que se observan en algunas regiones del país.
México puede convertirse en un gran país, con prosperidad económica, equidad, buen Gobierno, respeto a las leyes y a sus instituciones y seguridad pública garantizada para todos.
Los Empresarios Jóvenes de México estaremos trabajando de manera coordinada con otras organizaciones de la sociedad civil para vigilar que la transición sea ordenada y que el próximo Gobierno cumpla cabalmente con sus compromisos de campaña.
* PRESIDENTE NACIONAL EMPRESARIOS JÓVENES COPARMEX