Al unísono de la rueda de prensa del tricolor, una de las primeras actividades políticas del día, surgió también el primero de los rumores de quebranto electoral: robo de boletas. Ninguna autoridad lo corroboraría.
Aparentemente, Aguascalientes quedó aislado de la opacidad, pues los reportes indicaban un saldo blanco en las calles, no obstante que la ciudadanía nunca dejó de informar sobre inconsistencias mediante las redes sociales.
Así, la compra de votos, la cooptación y el robo de material electoral quedaron en la línea del dime, pues en primera instancia no hubo detenciones vinculadas al entorpecimiento de una jornada electoral en la cual, poco tardaron en aparecer los matices de la victoria y la derrota.
Durante el mediodía las figuras del priísmo se unieron, en un autobús con motivo de acompañarse al momento del sufragio.
A Miguel Romo Medina le correspondió pintar su pulgar en el fraccionamiento Campestre. Llamaba la atención que en la casilla del sitio hubiese más gente congregada que en muchas de las colonias populares.
Mientras la tarde transcurría y de los delitos electorales se seguía oyendo un eco lejano, concentrado en los municipios y los barrios pobres, el PRI se veía forzado a retrasar 90 minutos su segunda conferencia del día.
El evento en realidad tardaría mucho más en arrancar. A las 20:25 horas el Comité Estatal se llenó de aplausos, toda vez que Josefina Vázquez Mota se dio por vencida en cadena nacional.
La aceptación de la derrota despeja el cielo, se decía.
Un mariachi tomaba sitio a la entrada del edificio, de frente a la estatua de Lázaro Cárdenas, y los tamales y el atole hacían lo propio en las bocas de los concurrentes al festejo en que el peñismo fue declarado triunfal actor sin más apoyo que algunas encuestas comerciales y un PREP incipiente.
La alegría del partido comenzó a tambalearse cuando el mismo instrumento de medición electoral mostró a los candidatos al Congreso de la Unión en una balsa con agujeros, quizá con origen en los conflictos internos que tiraron por tierra las legítimas aspiraciones de quienes sentían tener los méritos suficientes para contender por una curul federal.
Las rencillas directas entre el lorenismo y el lozanismo fueron otra variable comentada entre algunos asistentes al cierre.
No obstante que el PREP daba la espalda al priísmo local, la dirigencia se empeñaba en levantar el ánimo de la gente e indicar que el conteo de los votos era más lento que los pasos de una tortuga, y que la sorpresa llegaría a la altura de las cinco de la mañana.
Lo cierto es que los supuestos perdedores jamás salieron a reunirse con la militancia. Los nombres de Miguel Romo, Isidoro Armendáriz, Patricia Muñoz y Alfredo González no fueron coreados.
A la par, en la Junta Local del IFE, el panismo no dudaba en levantar los brazos y sacudirse un poco de la presión que dejó el fracaso de su abanderada a la presidencia.